Ӝ Dieciséis Ӝ

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Al final si pude hacerlo...

Suspiro hondo, muy hondo. Eso he estado haciendo desde esa noche en que decidí aceptar la propuesta de Christian y convertirme en su señorita Equis por un periodo de tiempo. Tal vez es una gran locura la que he cometido al acepta, y ahora que lo medito creo que estaba loca, lo suficiente como para dejarme arrastrar a esa locura. Quiero pensar eso para estar bien con mi conciencia; pero lo cierto es que no es así. Estaba bien cuerda y aparte Christian no me lo hizo fácil; sin embargo, no puedo evitar seguir sintiendo un sinsabor después de ese arrebato suyo que casi me vuelve loca, y de no ser por esa llamada que le anunció Rick habría llegado a más.

¿Quién es Amelia?

No lo sé; pero lo que sí sé es que no es alguien con quien disfrute hablar. Me tenté en preguntarle a Patty, puesto que ella ha hecho lo que yo no; pero, le he ocultado tantas cosas que la verdad no quiero tener que explicárselas, y menos las que conciernen a Robin. Ella sigue insistiendo en que le dé una nueva oportunidad y es algo que no pasará. También siento que esta es una parte de mi vida en la que no quiero que nadie se meta.

Son seis meses, un tiempo que volará rápido y solo espero que termine mejor de lo que empezó. Eso espero; porque después de todo esto ahora para mí es imposible negarme que siento algo, aunque quien no siente algo con un hombre como él que con solo mirarte te deja sin respiración.

¿Me pregunto que vio en mí, para querer que haga parte de todo eso?

¿Será porque también está sintiendo cosas por ti?

Sacudo mi cabeza con ese pensamiento y suspiro de nuevo dedicándome mejor a terminar de llevar los percheros del mostrador y no a seguir perdiendo el tiempo pensando tonterías. Es cierto que ha dicho muchas cosas, pero no podría catalogar ninguna como que siente algo sincero hacia mí. Suspiro de nuevo deseando que de verdad todo esto no salga mal. Los coloco en su lugar y mentalmente cuento que estén compuestos por prendas de diez, ya casi es hora de cerrar y es lo último que tengo que hacer. La verdad es que después de eso creí tendría una semana agitada, y no. No ha sucedido nada fuera de lo normal. Imaginé también que ese Victor se aparecería en la tienda otra vez luego de confirmar lo que dijo Christian, pero tampoco ha ocurrido otra vez. Y a veces no puedo evitar pensar que lo que hice no tiene ni tendrá ninguna trascendencia, todo sigue igual, y hasta pienso que no había necesidad de hacer tanto protocolo y firmar contratos tan reservados. Sí, el abogado me contactó para enviarme una copia del contrato, pero después de eso nada más, todo en mi vida sigue igual.

Hoy es viernes y se supone que es el día en que debo estar dispuesta para él, pero no ha ocurrido nada. Ni una llamada de él o Rick para decirme que tengo que hacer y prepararme. Eso también me hace pensar que en el fondo lo que quería era marcar su territorio ―como lo hacen los perros meando alrededor― conmigo, y nada más.

―¿Ya terminaste? ―Alanna aparece como un fantasma asustándome, dando un brinquito de lo más cursi, y del que ella se jacta.

Trae su libreta en mano para inspeccionar.

―Sí, esta es la última ―contesto recomponiéndome.

―Déjame revisar ―dice empezando a contar las piezas y verificando.

Ruedo los ojos y me cruzo de brazos. Me hago a un lado, tal vez Christian Delacroix no ha dado señales, pero esta mujer si ha hecho méritos propios porque mi semana haya sido un infierno. Y como Cathy no está por un viaje, ha sido peor. Y yo deseando poder hablar con ella, me gustaría preguntarle algunas cosas.

―¿Y bien? ―espeto al ver que no responde, si algo quiero hacer es irme de allí ya.

Ya estoy pensando que hacer después de clases. Patty no tiene turno para hoy, y recordando lo anterior, no quiero escucharla diciéndome nada de Robin. No quiero ir a casa, la verdad lo que quiero hacer hoy después de mis clases es salir a beberme algo fuerte con mis compañeros a ver si me saco todas las cucarachas que tengo en la cabeza de nombre Christian.

El juego del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora