Sí, no mentí, hacía mucho tiempo no pasaba esto en mi vida; tampoco es como si el sexo no me importara. A veces, solo no forma parte de esa prioridad, y todo lo que ocupa tu cabeza pasa a ser mucho más importante... que eso; sin embargo, me encuentro deseándolo a él. Mi cuerpo vibra excitado con su movimiento, y mis terminaciones nerviosas se ponen a mil con la sensación de su pene empujando duro dentro de mí.
Me hace olvidar todo, hasta del enojo que me causó que vertiera toda esa pintura sobre mí cabeza solo por interrumpirlo. Lo aprieto con fuerza para acrecentar esa sensación, para que no se acabe esto que parece un sueño de locura, recordando todo lo que ha pasado desde que lo conocí.
Christian sigue moviéndose, y sin cesar en ello toma mi otra pierna alzándome, me obliga a abrazarme a sus caderas. Y yo me amarro a ella con mis piernas.
―Sostente de mi cuello ―avisa cuando empieza a bajar lentamente sin salir de mí, hasta dejarme plana sobre el lienzo.
Me abro más para que se acomode entre ellas. Llevo mis manos a sus glúteos y hundo mis dedos en su piel tersa piel, presionándolos fuerte. No quiero que pare de empujar, quiero que me lleve al límite.
―Espera, vamos despacio o esto no va a durar tanto como deseo ―susurra poniendo su rostro a la altura del mío.
Lo cierto es que no quiero detenerme, ni que se detenga, quiero que me haga explotar. Ahora la posición ha mejorado, estamos acostados y él encima de mí ralentizando el movimiento haciéndolo pausado, más cadencioso, más duradero. Eso me enloquece porque quiero que se mueva más rápido; sin embargo, cuando capto por qué lo está haciendo así, mi boca se abre en un sonoro y audible gemido. Su boca está tan cerca de la mía que muero por besarlo. Pero se aleja con sonrisa engreída.
―¿Quieres besarme, Sia? ―susurra de nuevo empujando despacio.
―Mmm ―gesticulo disfrutando de esa sensación―, ¿y... tú? ―jadeo cuando sus dedos me acarician.
Encendiendo el pequeño botón del placer, formando remolinos intensos en mi bajo vientre.
―¿Qué crees?
―Que... s-sí, ¿sí? ―respondo ondeando mis caderas y arqueando mi espalda.
―Lo dejaremos para después ―dice sonriente al tiempo que muerde mi pezón con su mirada penetrante sobre la mía.
Chillo porque no lo suelta y el picor que me causa hace que me revolee debajo de él. Sonriendo ladino se aleja y toma mis caderas con sus manos. Christian es increíble. Su cuerpo es increíble, todo él lo es, y todo él ahora es solo mío. Ni siquiera lo imaginé; tampoco habría alcanzado a imaginar cómo sería este momento. Solo sé que no quiero que salga de mí.
Ahora la fuerza de su empuje aumenta notablemente y sus embestidas me hacen saltar de placer. Es quien lleva el ritmo, y quien marca la cadencia. Empieza lento sacando su pene hasta dejar solo su punta y luego golpea duro metiéndolo todo en mi interior, lo miro y ni siquiera puedo cerrar la boca. Mis gemidos llenan la habitación. El calor nos abraza y la pintura en mi cuerpo empieza a derretirse manchándolo más él. Se ve hermoso, imponente tomándome una y otra vez, sus caderas se transforman en un pistón que va y viene arremetiendo, arrasándome.
Cierro los ojos con la visión de su cara seria concentrada en lo que hace, su cabello revuelto cayendo en sobre su frente, su pecho agitado y sus fuertes caderas entre mis piernas con su vientre marcado chocando con el mío.
―Abre los ojos, Sia ―habla sin perder el ímpetu de su movimiento, obedezco, pero no puedo enfocarme―. Mírame ―ordena y a fuerza fijo la mirada en sus ojos.
Él mete sus manos debajo de mí y me alza para que ahora quede sentada en su regazo mientras se apoya en sus rodillas sin dejar de empujar. Es incansable. Abrazo mis piernas a sus caderas, y mis manos en su cuello para no despegarme. Ahora me muevo con él y se siente increíble. Lo siento inclinarse y buscar mi boca, dejo que lo haga y correspondo a sus labios. Por fin nos besamos. Lo estaba esperando, y su boca deliciosa come la mía.
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El juego del millonario
Storie d'amoreAlessia Donovan trabaja de día como vendedora en una tienda de ropa para hombres, y en las noches se esfuerza por sacar adelante sus estudios de administración en la universidad. Todo va relativamente bien en su agitada vida hasta que tiene la fortu...