Percy Jackson siempre había sido diferente, pero a los catorce años, su vida dio un giro inesperado. Una noche, mientras caminaba por las calles oscuras de Nueva York, una extraña sustancia negra se deslizó sigilosamente hacia él, envolviendo su cue...
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Venom había tomado el control del cuerpo de Sally mientras Percy dormía después de su pesadilla. Grover estaba a su lado, vigilándolo. Sally aún no se acostumbraba a esta extraña fusión, pero Venom tenía una idea clara: quería darle una sorpresa a Percy.
—¡Hay que prepararle panqueques, los ama! ¡Y jugo y yogur también! —exclamó Venom con entusiasmo.
Sally se encontró observando desde un rincón de su propia mente mientras Venom se movía con precisión y rapidez en la cocina. Venom agarró la sartén y comenzó a preparar la masa de los panqueques con destreza. Mezcló harina, huevos, leche y un poco de azúcar en un tazón grande, batiendo con energía hasta obtener una masa suave.
—Así, así, perfecto —murmuró Venom, satisfecho con la mezcla.
Vertió un poco de aceite en la sartén caliente y, con un movimiento experto, vertió la masa, formando panqueques perfectos. Mientras cocinaban, Venom giraba los panqueques con un movimiento fluido, asegurándose de que estuvieran dorados por ambos lados.
—¡Mira qué bien nos está saliendo! —comentó Venom, con una mezcla de orgullo y alegría.
Mientras los panqueques se cocinaban, Venom sacó la licuadora y comenzó a preparar el jugo. Cortó naranjas frescas, las exprimió y vertió el jugo en la licuadora. Agregó algunas fresas y un poco de hielo, mezclando todo hasta obtener un jugo fresco y delicioso.
—Esto le encantará a Percy —dijo Venom, sirviendo el jugo en un vaso alto.
No satisfecho con solo eso, Venom tomó un recipiente de yogur y lo vertió en un tazón. Añadió un poco de miel y unas cuantas nueces por encima, mezclando todo con cuidado.
Sally, observando todo esto, no pudo evitar sentirse impresionada por la habilidad y el entusiasmo de Venom. Aunque era extraño, se dio cuenta de que Venom realmente quería lo mejor para Percy.
—Está todo listo —anunció Venom, colocando los panqueques, el jugo y el yogur en una bandeja.
Percy, despertándose con el olor tentador de los panqueques, miró a su alrededor, notando a Grover, que roncaba estirado como una estrella. No pudo evitar sonreír de lado.
Se paró, sintiendo su cabeza palpitar, pero ignoró el dolor y caminó con flojera hacia la cocina. ¿Dónde estaba Venom? Siempre lo despertaba cada mañana. Lo asustó pensar que lo había abandonado, hasta que llegó a la cocina.
—Buenos días, Percy —dijo Venom, sobresaliendo del hombro de Sally con una sonrisa.
—¿Venom? ¿Qué haces con mi madre? —se acercó y besó la mejilla de su madre—. Buenos días, mamá.
— Buenos dias mi niño
Venom aprovechó el momento y volvió a fusionarse con Percy.
—Quería darte una sorpresa y animarte —dijo Venom, moviendo a Percy hacia la mesa y dejando ver el banquete.
