Prólogo.

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En aquel frío clima se encontraba un niño de cuencas negras solamente sentado jugando con la nieve, seguía concentrado hasta que miró unas niñas acercarse ¡Ew! niñas. A esa edad los niños siempre miraban como enemigos a las niñas así que sin dudarlo, Tom se levantó rápidamente antes de que una de ellas les pidiera que jugaran a la casa. 

Una vez le tocó ser el papá y a la otra el perro, no hay punto medio.

Su escapatoria perfecta estaba funcionando, sus pies difícilmente comenzaron a encaminarse de la nieve pesada que generaba hundimiento, sin embargo una risa femenina se estaba acercando y esto hizo que Tom se pusiera rígido. Las niñas ya lo habían visto definitivamente y lo estaban siguiendo así que de manera difícil intentó huir entre la nieve pesada y sus pies entumecidos del frío, aunque ya era muy tarde...

— ¡Thomas! — Ell habló con su tono de voz chillón y con una sonrisa, fue acercándose rápidamente, parecía que a diferencia de Tom, Ell ya estaba acostumbrada al frío y fuertes temperaturas de Reino Unido. — ¡Aquí estás! ¿Quieres jugar con nosotras? Por favooooor.... — Suplicó mientras ponía sus manitas en conjunto, juntando sus palmas.

— ¡Ni hablar! — Tom dijo rápidamente frunciéndole el ceño a la menor. — La última vez tardé horas para quitarme el maquillaje lleno de brillos, y mis amigos se burlaron de mí. —

— ¡Por favoooooor...! Está vez no serás el perro ni el gato te lo juro con promesa de meñique! — Ell volvió a suplicarle, mientras le hacía unos ojos de perrito adorables, una típica manipulación que Ell se había aprendido de Matilda.

— ¿Por qué no se lo piden a Matt o Edd? — Resongó Tom mientras miraba a las demás niñas acercarse, casi casi generando un círculo alrededor de él, estaba atrapado sin duda. 

— Mhm, tienes razón se lo pediré a Edd, — Thomas suspiró en alivio de evitar al grupito de amigas de su hermana de nuevo. — Le pediremos que se case con Tori y jugaremos a la casita. —

— ¡Espera! — Tom dijo rápidamente casi como un impulso sujetando el brazo de Ell, quién se giró con una sonrisa manipuladora mezclada con victoria. El punto débil de Tom era Tori, pero nunca lo diría abiertamente, después de todo el detestaba a las niñas pero Tori era ese crush infantil que Tom se denegaba a soltar. — Yo lo haré...—

Ni por tanto que Tord lo odiara, era capaz incluso de soportar el rechazo de su enemigo con tal de poder hablarle a su hermana.

— ¡Muy bien! — Ell le sujetó el brazo atrayéndolo con las demás niñas para llevarlo con Tori, iban a simular una boda. El lugar era pequeño y tenue, entre la maleza de los árboles y pinos altos en aquel bosque pequeño, estaba decorada con una sábana blanca vieja que Matilda robó de su madre a escondidas y la adornó alrededor de las ramas haciendo un tipo de techo rápido. Ell había tomado un par de flores que arrancó del patio de su vecino antes de venir, la pobre se espinó sus dedos.

Mientras Tori, la estrella principal, llevaba su velo con una sábana vieja (recortada rápidamente por la sábana de Matilda) y Tamara, siendo el sacerdote.

Esto era incómodo para Tom, demasiado a decir verdad, ya que estaba con las mejillas rojas casi de vergüenza de hacer esto y también de las futuras burlas de sus amigos al enterarse de que tuvo una boda a escondidas con la hermana de Tord. Sus pasos díficiles y sus mejillas infladas de la pena que tenía se acercó con Tori, mirándole unos segundos.

— Bien podemos comenzar esta ceremonia. — Tamara habló, aunque Tom miraba al suelo con suma verguenza y de vez en cuándo levantaba su vista mirando a Tori pero rápidamente la desviaba. — Así que dime Tom, aceptas a Tori como tu fiel esposa? —

Un silencio se dió hasta que Tom reunió valor. — Sí, acepto...?

— Y tú Tori, aceptas al saco de pulgas, al piojoso de Tom cómo tu fiel pareja? — Tamara dijo, mientras Tori tenía una adorable sonrisa.

— ¡Sí, acepto! — Tori respondió con emoción mientras apretaba el ramo.

— Bueno en lo que me concede, son marido y mujer. Puedes besar a la novia. — Tom frunció el ceño rápidamente, esto no estaba en los planes.

— ¡Woah! Claro que no, nunca me mencionaron beso en el contrato. — Dijo mientras cruzaba sus brazos a lo que Tamara suspiró.

— ¿Aunque sea un beso chiquitito en la mejilla? — Tamara el miró casi retándolo con la mirada a que volviera a negarse.

—....bueno — Respondió Tom, a lo que Tori le dió un beso en su mejilla entre risas, si de por sí ya era un desastre de emociones eso generó que se volviera rápidamente un tomate. Todo el día consecuente estuvo solo pensando en el beso en su mejilla y tocando su mejilla de vez en cuando.


Lo único bueno fue que sus amigos no se enteraron al menos.

HOOTERS - ⟼ 𝑇𝑜𝑚𝑇𝑜𝑟𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora