Cap. 15 Gamos

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Cap. 15 Gamos

El día había llegado, la boda comenzaría en unos minutos y allí estaba yo de pie frente a un espejo de una de las habitaciones del palacio de la capital olímpica junto a mi madre y Macaria que me ayudaron a prepararme.

Mi madre prendía los botones de mi vestido mientras yo lo revisaba por delante, luego acomodó la capa y yo me observe, vestida de novia, el vestido era precioso. Hera se ofreció a obsequiarme uno pero me negué rotundamente, ya había influido lo suficiente en este día y mi atuendo no sería parte de ello, las mujeres del local de vestidos de mi aldea lo hicieron, comenzaron desde que me enteré de la boda. Era blanco hueso, con pedrería en el escote y ceñido en la cintura, luego se abría en la falda con un tajo dejando mi pierna derecha al descubierto, y la parte de atrás de las tiras caía en una capa larga que se abría al final.

En el cabello tenia un semirecogido con dos pequeños mechones sueltos y una tiara de laureles doradas con detalles rosas y negros. Tenía color en mis labios y un poco en mis ojos. Sonreí un poco, si bien no estaba de acuerdo con nada de esto, me sentía realmente bonita.

- Estas preciosa hija mía- mi madre se acercó para darme un corto beso en la mejilla. - solo... debes tenerle paciencia cariño.

Sabía que se refería a él y yo la miré un poco triste, pero solo asentí.

- Tu madre tiene razón Nia - me miro mientras me extendía el ramo de flores eran lycoris radiata blancas, amapolas y rosas con nubes, un par de hojas que se sostenían por una cinta rosa y negra que rodeaba los tallos. - mi hermano es un poco idiota pero confía en el proceso.

Tome el ramo y les dedique una sonrisa agradecida cuando Nerva entró en la habitación con su vestido rosa similar al de Macaria de pie frente a mí.

- Que afortunado el príncipe del infierno- soltó la hija de Atenea en cuanto me vio - Lamento molestarlas pero la ceremonia está por iniciar.

- Bien - dije suspirando- es hora.

Me di media vuelta para dirigirme a la puerta por la que acababa de ingresar Nerva, comenzamos a caminar hasta el salón principal, la ceremonia sería fuera así que los asientos y el altar estaban atravesando la puerta principal, era cómo salir en lugar de entrar.

Me detuve antes de estar frente a la puerta y mi madre acuno mis manos con las suyas. Mientras mi padre se acercaba a ella y le colocaba una mano sobre el hombro.

- Harmonía eres la novia mas hermosa de todos los tiempos, este será un gran cambio en tu vida pero siempre seremos una familia y podrás venir a nosotros cuando lo necesites- miró a mi padre y le regaló una sonrisa tranquilizadora- estamos muy orgullosos de ti.

- Gracias... - no sabía que necesitaba esas palabras, no hasta que se acomodaron junto a mi corazón logrando calmarme por completo.

- Debo irme junto a tus hermanos - me dio un beso en la frente - te amo hija.

- También te amo madre - entonces sonrió y se dio vuelta para dejar un beso en los labios de mi padre y retirarse. Él me contempló en silencio por unos segundos.

- Eres tan bella como tu madre- le sonreí en respuesta y tomé su brazo para aproximarnos a las puertas cerradas cuando las arpas comenzaron a sonar, entonces me coloque el velo. Mierda, ya no había vuelta atrás.

Zagreo

Ya no había vuelta atrás. Me encontraba de pie junto al altar donde Hera disimulaba su desagrado. Estaba vestido de la forma más elegante entre los dioses, la tela era negra y cubría un lado de mi torso con cinturón dorado y grueso con cadenas junto a el que se ubican sobre mis caderas, la tela dejaba a la vista gran parte de mi pierna izquierda el mismo lado que se veía en la parte superior, y una capa también negra que giraba en mi cuello para sostenerse. Por último tenia una corona de laureles doradas con detalles rosas y negros y unos muñequeras largas de cuero negro.

HarmoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora