Cap. 16 Epaulia

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- Harmonía... - me moví un poco sin abrir los ojos - Harmonía... - entonces reconocí la voz de Zagreo y los abrí con calma y cuidado, estaba bastante cerca pero sin tocarme - Hemos llegado.

Me incorporé en mi asiento con el cachorro aún durmiendo en mis piernas. Y lo levante con cuidado cargándolo en mis brazos.

Zagreo se puso de pie dejando a su cachorra dormida en el asiento y bajó del carruaje entonces yo los tome a ambos y allí sí parecían más grandes y pesados.

Me bajé detrás de él, que no se detuvo en ningún momento, pero yo sí. Era de noche pero aún así me era imposible confundir aquel castillo. Frente a mí estaba el castillo de lágrimas del prado.

No entendí que hacíamos aquí, entonces comencé a caminar de prisa tras él cuando las puertas se abrieron de repente. Allí en fila se encontraban ayudantes de limpieza y otros quehaceres por su vestimenta. Pero Zagreo no frenó en ningún momento.

- Buenas noches... Buenas noches - dije saludando a todos intentando seguir el paso de mi ahora marido que comenzó a subir las escaleras a su derecha.

Me frene un segundo para escanear el lugar, estaba cambiando desde la última vez que vine. Ahora frente a mí se encontraba un gran salón en el que al final se encontraban dos tronos y de ambos lados había escaleras que llevaban a un balcón con una entrada que dirigía a lo que suponía eran las alas del castillo .

Recordé seguir a Zagreo con los cachorros aun en brazos, subí las escaleras casi corriendo y atravesé la entrada. Zagreo estaba cerrando la puerta de una de las habitaciones.

- Podrías esperar?! - entonces la puerta dejó de moverse a medio camino y él me observó por unos instantes - Qué hacemos aquí?

Entonces el suspiro y yo me acerque un poco - Fue el regalo de mis padres, son mis... nuestras tierras ahora.

- Nuestras tierras... viviremos aquí? - dije un poco más animada y él solo asintió.

- Si no te molesta, estoy muy cansado.

- Oh claro yo...

- Tu cuarto es el del lado - entonces lo miré sorprendida mientras él seguía dedicándome su mejor expresión de indiferencia.

- No dormiremos juntos?... - no hubo respuesta, así que seguí- que hay de la epaulia?...

- No es necesaria para nosotros... somos dioses Harmonia, solo es una formalidad - dijo restándole importancia - después de todo ya estamos casados.

- Oh claro

- En serio estoy cansado

- Bien, yo... - le resté importancia y me dirigí a las puertas siguientes en la que él estaba - Descansa.

Cerré la puerta a mis espaldas y bajé a los cachorros para recostarme en la puerta dejándome caer hasta terminar en el suelo, Zagreo no quería ni verme. Le era totalmente indiferente, por un momento pensé en seguir el consejo de mi madre y tener paciencia con todo esto pensando que algún día podría llegar a quererme al menos un poco, pero no era el caso.

Había dejado todo atrás, todas las personas que me querían a cambio de estar aquí junto a un dios que no podría ni mirarme y en la soledad de mi habitación en la noche de bodas. Entonces vi a los cachorros, no estaba del todo sola.

La hembra caminaba explorando todo, mientras el macho saltaba de un lado al otro. Cuando él quiso jugar saltó sobre ella pareciendo abrazar su cabeza lo que hizo que la leona le gruñera y el retrocediera asustado. Inevitablemente me reí y ambos se percataron de mi sonido sentada de espalda a la puerta.

HarmoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora