Dos semanas habían pasado de lo sucedido. La recuperación de la pelirrubia fue un poco larga debido a la fuerte y prologanda exhibición al frío que estuvo sometida, de igual manera las heridas ocasionadas por las caídas.
Drew estuvo al pendiente de ella, poco a poco se iba ganando la confianza de la pelirrubia, eso creía ver. Pero en realidad, la pelirrubia solo le estaba dando la confianza para que la curará y de ahí solo lo miraría como un extraño y lo peligroso que es al igual que el otro.
Su mirada lucia perdida, como siempre la tuvo desde que está en esa habitación. Podía ver la luz del día y lo oscuro de la noche a través de la ventana, por lo menos tenía conocimiento de ello que estar en simple oscuridad.
Se preguntaba su futuro en manos de esas dos personas. Por el momento la tenía en esa habitación para que se recuperará y tuviera una mejor atención, sin embargo, aún no sabía si iba a seguir allí o la van a llevar a otro lugar para tenerla encerrada.
Talves eso hubiera pasado si no llegara a escaparse. No creía las palabras de aquel hombre, si tuvo la intención de ponerle una arma en su cabeza, tendría la intención para hacer cualquier cosa horrible en contra de su integridad.
Su forma de hablar y esa mirada oscura y fría, le daba escalofríos cada vez que lo recuerda. Puede entender que haría todo lo posible para tenerla con una cadena que le impida escaparse nuevamente.
No obstante, lo que más le preocupa es su padre. De seguro está como loco buscándola, sufriendo en soledad al no saber nada de su hija. Aun no podía superar la muerte de su madre y esto le iba afectar de sobremanera su salud. Ella ha intentado ser fuerte para su padre y ella sabe que también él lo hace. Entre los dos se han dado fuerzas para no desvanecer en ese oscuro laberinto que pocos han logrado salir, pero esto, podría llevarlo nuevamente a recaer. De tan solo pensarlo le duele mucho más que el dolor físico.
— P-padre...
Su voz salió entrecortada, sus mejillas eran mojadas por las saladas lágrimas que caían silenciosamente. Aun no puede superar la muerte de su madre y tampoco la veces que su padre lloraba en la soledad de su habitación. Esos días fueron un infierno para ellos dos, ya las festividades no fueron como antes, si alguna vez le dijeron que su madre era un ángel que iluminaba el día y la noche en esa residencia y alrededor de las persona que la conocían, podía testificar que es verdad.
— No quiero que sufras nuevamente por mi culpa, padre. Si tan solo hubiera sido más fuerte, mamá estaría con nosotros.
Los recuerdos de esa tarde aún siguen latente en su memoria. La culpa le carcome todos los días, porque fue por ella que estuvieron en ese centro comercial solo por algo insignificante. Tan solo hubiera decidido preferido ir a otro lugar, nada de eso hubiera pasado y su madre seguiría con vida.
— Mamita, tu muerte siempre ha sido mi culpa. Me odio a mi misma por lo ocurrido, si tan solo hubiera sido fuerte, te hubiera protegido por mi vida.
Esa fue la causa de lo que ahora es. Una chica más fuerte y decidida, que no se dejada intimidar por nadie y tampoco dejarían que la humillaran, que se prometió cuidar a su padre hasta el día de su muerte. Una promesa que hizo ante la tumba de su madre.
— ¿Estas orgullosa de mi, mamá?
Miró a través de la ventana el atardecer. Aquel ángel que la cuidó por algunos años ahora la miraba constantemente desde el cielo.
— Te prometo que lucharé contra estas personas para salir de aquí.
Ella no se daba cuenta de su alrededor, al otro lado de la puerta, alguien había escuchado todo lo que decía. Se sintió mal al saber que ella sufría en la soledad de esa habitación, echándose la culpa por la muerte de su madre y el sufrimiento de su padre, estando en esa situación le estaba poniendo peor.
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El poder de Vendetta
ActionQuién iba a pensar que un simple Vendetta pudiera ser más que el mismísimo demonio. Un loco asesino con sed venganza que no tiene escrúpulos. Su única misión es acabar con las personas que lo traicionaron y asesinaron a lo más preciado que tenía.