4: El poder de la sangre Valyria

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Los verdes sigue con sus planes de emparejar a Aegon con Lucerys, pero no salen bien de eso y quien lo paga es la cabeza de Aegon.

Aemond y Lucerys sienten que algo raro pasa entre ellos y aun no saben que es.

La audiencia había terminado, la familia de Rhaenyra ahora estaban en las habitaciones de la princesa, pensando en cómo sobrellevarían la cena a la que el rey los había invitado, la princesa sabia, lo intuyo cuando visito a su padre al llegar, que al hombre posiblemente no le quedaría mucho tiempo, antes de que el Extraño viniera por él.

—Solo quiere vernos juntos—. Había dicho la mujer cuando sus hijos habían comenzado a poner peros, sabía que había rencillas no resueltas entre sus hermanos y sus hijos, por lo acontecido en Driftmark, pero esperaba que el tiempo hubiese aminorado el sentir.

El Omega había demostrado que no era el caso, cuando le dijo a su madre porque Aemond se había presentado a la audiencia con el labio roto y la mejilla mallugada. Daemon no había podido detener su orgulloso sentir, había entrenado a un Omega fuerte, digno representante de la casa del Dragon.

—Se lo pido, mis niños, háganlo por su abuelo—. Jace estaba por replicar, cuando la voz de Lucerys se escuchó rotunda y firme.

—Si, madre—.

Cuando uno de los caballeros anuncio que la cena estaba por servirse, la familia se encamino a la sala privada de banquetes, donde solo la familia real comería, al llegar, los recibió la reina, junto al Lord Mano Otto, sus tíos Aegon y Helaena estaba a un lado también esperándolos.

Lucerys sintió el tirón en su brazo, el olor de su padrastro acercándose. —Atento, hijo, si puedes sacar información, hazlo—. Le susurro. Lucerys solo asintió, después de eso presento sus respetos a la reina y a sus tíos, con Otto fue más reticente, pero educado.

El ambiente, pudo sentir el Omega, era tenso, la hipocresía flotaba como una nube en la habitación, Lucerys estaba poniéndose incomodo, pero sabia disimularlo, las palabras amables de la reina escondían intenciones, aunque aún no sabía cuáles.

Lucerys permaneció un poco apartado de la multitud, encerrado en sus propios pensamientos en lo que comenzaba la cena, frunció el ceño cuando el olor a vino rancio llego a él, tenía pensado negar el ofrecimiento de cualquier sirvienta que se hubiese acercado, pero en vez de eso, era su tío Aegon, sonriéndole con copa de vino en mano, eso explicaba el olor.

—Sobrino—. Saludo alegre, aquella sonrisa la había visto muchas veces en su niñez, la recordaba llena de burla y desprecio. —Debo decir que los años te han hecho…madurar—. Intento alagarlo, Luke solo alzo una ceja.

—Si, es lo que suele hacer el tiempo en una persona—. Dijo con simpleza, apartando la vista de él, pudo sentir al Alfa reír a su lado antes de que volviera a hablar.

—¿Sueles ser tan elocuente? —. Pregunto. —Recuerdo que solías reír mucho de pequeño—.

—Si, eran buenos tiempos—. Aegon pensó que había logrado entablar algo de confianza en su sobrino, así que siguió.

—Si, y mírate ahora—. El Alfa le miro con interés. —Eres todo un Omega, podrías llegar a ser el nuevo deleite del reino—. Aegon no podía negar que su sobrino era bonito, un Omega como no había visto en la corte y ni los burdeles de las calles de la seda, por un momento pensó que ese Omega se vería tan bien acostado en su cama, gritando su nombre.

Lucerys gruño en advertencia, la lujuria escapándose de su tío, le daba una idea de lo que los verdes estaban planeando, eso, mas la discusión que parecía estar teniendo su madre con la reina en ese momento.

Omega con sangre Valyria (lucemond) HOTD[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora