Los verdes comienzan sus planes para reafirmar a Aegon en el trono
Aemond encuentra información importante, pero no quiere compartirla.
Lord Borros pide la mano de Lucerys a cambio de su lealtad.
Aemond veía como Aegon, por más que lo intentara, no podía hacer que Sunfire siguiera sus peticiones, el ahora rey Targaryen se estaba comenzando a frustrar ante la ignorancia de la que era victima por parte de su propio dragón.
Por otro lado, Helaena se veía bastante divertida ante los problemas de su hermano, la Beta no había mirado en ningún momento a su propio dragón, que seguía sobrevolando el Red Keep sin más.
Por otro lado, él se había cerciorado personalmente de que su propio dragón siguiera en los prados cerca del pozo, la dragona parecía dormir, ajena al caos que los otros cuatro dragones habían protagonizado. Tanto él como el Lord Mano, había preguntado a que se debía que los dragones de pronto salieran del pozo sin más, pero los Dragonkeepers simplemente se encogieron de hombros, entre ellos no había registro alguno que explicara el extraño actuar de las bestias.
El príncipe platinado analizaba la situación, era extraño todo aquello, pero también bastante conveniente, sin Dreamfire y Sunfire en el pozo, ninguno de ellos podría darle caza ni a la princesa Rhaenys ni al príncipe Lucerys para evitar que lleguen con las noticias a Dragonstone.
“La sangre de la Omega Visenya Targaryen, la reina guerrera, corre por mis venas”
Aemond dejo que su hermano siguiera con sus intentos de controlar a Sunfire, el iría en busca de respuestas, tendría que haberlas, después de todo, Lucerys solo se había marchado con su dragón, sus armas y su armadura, nada más.Cuando el príncipe llego al Red Keep, fue recibido por uno de los caballeros de la guardia real, su madre estaba solicitando su presencia en el consejo, el Alfa pensaba ignorar las peticiones al menos hasta que hubiese encontrado lo que buscaba, así que simplemente le pidió al guardia que lo disculpara y que se presentaría tan pronto pudiera, no dio tiempo a que el caballero replicara y siguió su camino hasta las habitaciones en donde la manada de Rhaenyra se había alojado.
Subió los escalones hasta la torre que ocupaba Lucerys, pero se detuvo al escuchar la puerta abrirse, su ceño se frunció, pues ante la escapatoria del cachorro de su hermana, esas habitaciones deberían estar vacías, un ápice de molestia lo inundo cuando vio que quien salía de las habitaciones de su sobrino, no era otro que Larys Strong.
Por poco y suelta un gruñido, le hombre, a pesar de jurar ser aliado no solo de la corona, sino de su madre, la reina, había algo en él que a Aemond no terminaba de agradarle. El príncipe arqueo una ceja cuando el Beta salto asustado con su presencia, seguramente había aprovechado el caos para husmear en las habitaciones de la manada de su hermanastra.
—Mi príncipe—. El hombre se apresuro a reverenciar al Targaryen frente a él, Aemond no respondió, pero noto que el hombre, quien poseía una cojera de nacimiento, cargaba algo que parecía ocultar con recelo.
—No debería estar aquí, Lord Strong—. Dijo el Alfa, el Beta se limitó a agachar la mirada.
—Me disculpo por este atrevimiento, mi príncipe—. Se disculpo. —Le juro que no volverá a pasar—. El platino no dijo nada y su falta de palabra fue tomada por el hombre como un permiso de retirarse.
El Beta pasaba por su lado, bajando las escaleras que conectaban las torres de la princesa con el resto del palacio, cuando fue nuevamente detenido por el Alfa. —Mi Lord—. Larys se detuvo, mirando al príncipe, este simplemente le extendió su mano. —Permítame—. El Beta entendió lo que el Alfa quería, a regañadientes entrego lo que cargaba. —Gracias, y si quiere seguir conservando sus apenas útiles piernas, no entrara a ninguna de las habitaciones de la familia real a menos que se convoque su presencia—. La amenaza no era sutil, la mirada del Alfa, a pesar de solo poseer un ojo, era intimidante, el hombre simplemente agacho la mirada disculpándose nuevamente.
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Omega con sangre Valyria (lucemond) HOTD[✓]
FanficCuando un Targaryen nace, los dioses arrojan una moneda. Cuando el bebé llamado Lucerys Velaryon llego al mundo, los dioses, como siempre, lanzaron una moneda. Ellos lucían aburridos, pues no importaba cuantas veces la lanzaron antes, el resultado s...