1: Cuando un Targaryen nace, los dioses arrojan una moneda.

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Cuando el bebé llamado Lucerys Velaryon llego al mundo, los dioses, como siempre, lanzaron una moneda.

Ellos lucían aburridos, pues no importaba cuantas veces la lanzaron antes, el resultado siempre fue el mismo.

Hasta que la moneda para Lucerys cayo.

Y los dioses sonrieron, dichosos e intrigados.

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Tal vez la primera señal que indicaba que el segundo hijo de la princesa Rhaenyra iba a ser un Omega, fueron los rasgos delicados.

Las facciones suaves heredadas de la anterior reina Aemma, pero eso solo aumentaron los murmullos de una supuesta bastardía.

“Los Targaryen no dan a luz a Omegas”

La reina regente pensó que al fin el rey abriría los ojos y vería la vergüenza que la princesa estaba provocando en la corte al traer hijos bastardos al mundo y haciéndolos pasar como legítimos con ayuda de su esposo Laenor.

Pero no, Viserys había sonreído con alegría al ver al pequeño entre sus brazos, Alicent no tuvo más que tragarse su bilis, porque no importa cuantos hijos Targaryen Alfa y Beta ella diera a la corona, para el rey no existiría nadie más que Rhaenyra.

Entonces siguió con la tarea que su padre dejo a causa de su partida, alimento los murmullos en los oídos de los señores, con ayuda del segundo hijo de la casa Strong, los juramentados a la princesa comenzaron a dudar.

Comenzó a envenenar el corazón de sus hijos contra su propia hermana, a puerta cerrada los hizo consientes de las bajezas que hacia su hermana para ganarse el favor del rey y de cómo sus hijos debían evitarla a ella y a sus hijos con sangre bastarda.

Obviamente la reina no tiene tanto poder ante las decisiones del rey, y Viserys manda que tanto sus hijos como sus nietos sean educados en conjunto.

—Somos familia y la casa del Dragon siempre debe permanecer unida—. Había dicho el rey ante las réplicas de su esposa.

Con el coraje en la garganta, instruyo a sus hijos para que no confiaran en los hijos de la princesa. —Ustedes llevan la verdadera sangre real, no son iguales—. Decía con veneno. —Ellos son inferiores a ustedes y deben recordarlo siempre—.

Con el tiempo, Aegon comenzó a ser más malicioso con sus sobrinos, haciéndoles comentarios crueles acerca de su sangre y de que no merecían estar ahí, aquello causo cierto complejo en Jacaerys, el primogénito de la princesa, el cual seguía a Aegon a todas partes cumpliendo con sus pedidos sin rechistar.

Solo un niño tratando de ganarse el favor de un Alfa mayor que él, lo que causo que Aegon utilizara a su pequeño sobrino y al hermano de este para hacer travesuras y que ellos tuvieran el papel de chivos expiatorios.

Especialmente cuando las bromas eran para Ser Criston Cole.

Esas bromas despertaban especial malicia en Aegon, sabiendo del reticente odio que el caballero parece tener por su hermana mayor.

Por otro lado

Aemond era más sutil y simplemente los ignoraba y pasaba de ellos, aunque los motivos del joven Targaryen eran más arraigados a la envidia de que si sus sobrinos, siendo bastardos como todo el mundo decía ¿Por qué ellos lograron eclosionar sus huevos de dragón y él no?

¿Acaso eso no lo hacía más bastardo de lo que eran sus sobrinos?

A veces no entendía cómo funcionaba la lógica de la gente noble, pero igual no pensaba desobedecer a su madre, sabia las repercusiones que eso conlleva, las ve casi todos los días en las mejillas rojas de su hermano Aegon.

Omega con sangre Valyria (lucemond) HOTD[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora