Omega con sangre Valyria (lucemond) HOTD[✓]

7:Las consecuencias de forzar un enlace

Aemond llega con Lucerys a Kings Landing, Helaena lo recibe precupada y lo regaña por lo que le ha hecho a su sobrino.

Otto descubre que Aemond le ha ocultado la presencia de Lucerys en el Red Keep

Aegon "intenta" vincularse a su sobrino (Sale mal)

Criston trata de vengar al rey (Sale mal)

Aemond le ha dado la victoria a Los Negros sin saberlo.

El vuelo de regreso a la capital era tranquilo, atrás habían quedado las oscuras nubes de tormenta y los relámpagos que rompían el cielo, Vhagar había estado algo gruñona, Aemond pensó que se debía al pequeño dragón blanco que se encontraba volando cerca de ellos, gruñéndole de vuelta a la bestia más grande, el príncipe platino bufo, no importo cuantas veces le grito a Arrax, ni cuanto Vhagar intento asustarlo, el dragón de su sobrino no flaqueo en ningún momento.

La lealtad de un dragón es grande cuando se gana y Lucerys tenía un dragón que seguramente estaba dispuesto a morir por su jinete si así podía ponerlo a salvo, había pensado en matarlo y seguir su camino, pero el hecho de hacerlo, de cobrar su deuda de esa manera, movió algo desagradable en su interior, la simple idea de lastimar a alguna de esas creaturas era impensable, un pecado ante lo dioses Valyrios.

Sin los dragones, los Targaryen solo eran simples mortales, matar a sus dragones podría ser castigado y aunque su religión estaba mas inclinada ante la fe de los siete, no pensaba arriesgarse y desatar algún mal por sobre su familia, aun si esa familia incluía a la prole de su ahora rehén.

Y hablando de su rehén, Lucerys aún se encontraba inconsciente y muy bien sujetado a la montura de Vhagar, Aemond le había estado echado vistazos cada cierto tiempo, no pensaba bajar la guardia, no cuando había visto de lo que su sobrino era capaz de hacer, seguramente si no hubiera sido por el celo que su sobrino había despertado, podría asegurar que seria él quien estuviera atado a la silla rumbo a Dragonstone.

El rugido de Vhagar lo hizo apartar la vista del Omega inconsciente, Aemond pudo ver en el horizonte como Kings Landing se hacia mas grande, estaban llegando a La capital, el príncipe no pudo evitar apretar las correas de su dragona, su llegada con Lucerys a cuestas solo podría significar algo para su abuelo.

La posibilidad de unir a Lucerys y Aegon.

Debía admitir que desde que leyó aquellos libros que parecía que Lucerys guardaba tan celosamente, algo en su interior le decía que los planes de su abuelo jamás verían el día, Lucerys no era como los Omegas de la corte o del resto de los reinos, su comportamiento era bastante atípico, algo que no sabían manejar, no era algo que una “marca” resolviera, era la sangre del dragón la que corría por las venas de su sobrino.

Y los dragones jamás serán esclavos, ni siquiera de sus propios impulsos.

Como prueba fehaciente estaba la historia de la reina Visenya, La conquistadora, la Omega que doblo a los seis reinos para que le juraran lealtad a su hermano-esposo, a su Alfa.

Sus pensamientos se interrumpieron cuando Vhagar aterrizo cerca del dragondip, aun agitado y pensativo, Aemond desato sus propias correas y después desato las que mantenían fijo a su sobrino, con ayuda de los Dragonkeepers logro bajar fácilmente a su sobrino, cuando el mismo bajo de su dragón y le dio la orden a Vhagar de descansar, le sorprendió que quien lo recibiera fuera la misma Helaena.

Su hermana tenia un rostro preocupado y no dudo en acercarse a Lucerys tan pronto como fue puesto en el suelo, la princesa manoseo el rostro de su sobrino en busca de heridas, que no tardo en encontrar, había una pequeña herida abierta de la cual ya no corría sangre, la platina miro a su hermano con enfado. —Eres un bruto—. Aemond no pudo evitar sorprenderse ante la molestia de su hermana, quien siempre parecía ajena a lo que pasaba, siempre encerrada en su propio mundo. —Ser—. Ella llamo a su juramentado, quien de inmediato se paro ante ella, Helaena con la propiedad que su estatus de princesa le brindaba, ordeno que Lucerys fuera llevado a su habitación y que se diera aviso al maestre.