12 - Idiota

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Solo pasó una semana y media donde las chicas volvieron a su rutina de odio. Por mucho que le doliese lo que la pelinegra le escupió en su día, no podía evitar buscarle la cara para enfrentarla; como si quisiera escarbar en su vida y lograr su venganza. O quizá porque ella era la única que le entretenía el día, pero nunca lo admitiría.

Tuvo su riesgo después de lo que pasó en el supermercado, pero para su sorpresa, la menorquina no comentó nada sobre lo ocurrido. Ni insinuó nada de su familia, ni hermana o madre ni de lo que pasó. Ni siquiera se burló indirectamente, cosa que le extrañó ya que tenía todas las papeletas para sacarla de quicio.

Era como si jamás hubiera existido aquel encuentro.

Y bueno, ella tampoco iba a mencionar sobre eso porque no quería darle hinca pie a ello.

Chiara en realidad recapacitó. Odiaba a Violeta al igual que ella lo hacía, pero prefería que se trataran como al principio que como si de verdad fueran a matarse y eso hizo que no soltara ningún comentario sobre lo que pasó. Sus madres tenían razón; ya eran adultas como para andarse con tonterías de niñas pequeñas delante de todo el mundo. Incluso le dio la razón a Noemi que le había llamado la atención un par de veces más (incluyendo que todavía les debía ese informe que nunca llegó a su mesa), recordando de que debían comportarse cordialmente delante de sus alumnos y de terceras personas. Por primera vez, Violeta parecía que lo entendía y que estuviese de acuerdo ya que todos los insultos y burlas fueron cuando estaban a solas.

***

- Violeta, por favor, pareces un chicle pegado a mi culo - suspiró Chiara entrando en la sala de profesores junto a la pelirroja para disfrutar la hora de descanso que tenían juntas.

- Dejaré de ser un chicle pegado a tu culo cuando dejes de irrumpir en mi clase para sacar a los alumnos y discutir sobre temas de literatura. Es mi clase, no la tuya - gruñó Violeta yendo a su sitio y dejando sus libros de texto en la mesa.

- ¿Acabas de afirmar que eres un chicle pegado a mi culo? - se burló la pelinegra con una sonrisa ganándose la mirada fulminante de la pelirroja.

- No te desvíes del tema - apoyó sus manos en la mesa antes de sentarse, ignorando su pregunta y Chiara soltó una pequeña risa mientras dejaba su materia en su escritorio.

- ¿Acaso estás enamorada de mí, profesora Hódar? - se echó a reír ganándose la mirada asesina de Violeta.

- ¿A qué viene esa pregunta? ¿La única neurona que te funciona hace que digas más estupideces? Porque pobre de ti y de los que te rodean por aguantarte - espetó con gracia haciendo que la pelinegra apretara los labios.

- Bueno, no es mi culpa. Es lo que insinúas. Me has seguido en todo el día - razonó convincente y Violeta suspiró.

- De verdad, ¿eres idiota o masticas agua? Porque no lo entiendo - se burló girando su silla hacia ella y Chiara le echó una mirada de odio -. Es que te acabo de explicar porque te he seguido todo el rato y me saltas con tonterías sin ninguna lógica - sacudió la cabeza mientras volvía y abría su libro y Chiara rodó los ojos -. Así que, ¿tanto te cuesta esperar a que toque el timbrecito? Ahí podrás hacer lo que te dé la gana.

- Es que, como tú has dicho, soy idiota y las idiotas ignoran las órdenes y peticiones de las estúpidas - alzó las cejas y Violeta levantó la vista y entrecerró los ojos, agitando la cabeza.

- ¿Acabas de afirmar que eres idiota?

- Shit... - susurró rascándose la barbilla y evitando los ojos de la pelinegra -, esa frase sonaba mejor en mi cabeza - murmuró Chiara y miró a la pelirroja que tenía las cejas arqueadas -. Pero realmente no entiendo por qué te cuesta tanto. Son solo cinco minutos, luego vuelven a tu clase.

Se nos da bien odiarnos - KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora