13 - H-Corp I

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Violeta nunca habló de su familia ni de temas personales, por no decir que nunca habla sobre ella misma, ni siquiera de sus gustos de cuadros o esculturas cuando un alumno se lo preguntó en la hora de clase. Era muy reservada, muy privada, y puso la excusa de que tampoco tenía motivos para hablar de su vida con nadie.

La directora tampoco era tonta. Cuando tuvieron la entrevista supo desde el primer momento de que Violeta no hablaría jamás sobre ella y su apellido; por eso quería que fuese Martin a la excursión, pero tuvo la obligación de mandarla junto a Chiara si quería que la tomasen en serio. La profesora Hódar fue tajante ante la mismísima Noemi antes de contratarla; la señora mayor intentó indagar sobre ella y su pasado, sabiendo sus orígenes, pero la pelirroja fue terminante y directa, diciendo que era una entrevista de trabajo y no en una charla con café y galletas. Le dio tanta impresión ese carácter tan fuerte que no se lo pensó dos veces en contratarla. Quería que su instituto también tuviera un poco de dureza con los estudiantes para que no viesen que el mundo solo era solo de color de rosa.

Violeta solo imparte clases, se va a casa y así hasta el día siguiente. Todo lo que muestra es lo único que conocen. Pero después de que Noemi mencionase la excursión a H-Corp, todos se quedaron pasmados cuando ésta amenazó de que se comportaran bien con la familia Hódar, dando a entender que metía a Violeta en el mismo saco ya que compartían la misma sangre. Ahora conocían un poco más a la profesora Hódar y puede que entendieran ahora que fuese así, aunque todavía quedaba mucho por descubrir.

Ciertamente todos conocían H-Corp, la empresa comercial multimillonaria que compartía la última tecnología. Pero les parecía imposible que su apellido también fuese compartido con todo ese bufete de empresarios. Es decir, lo dudaban en serio y les costaba creerselo; su madre empresaria, su padre empresario y su hermana también junto a todos sus tíos y tías. Y Violeta era la única de su linaje que rompía la regla. La única profesora.

La menos sorprendida fue Chiara. Ella por fin ató cabos y todo cobraba sentido en su cabeza; en cómo su madre cambió de actitud en aquel supermercado, en cómo fue tan sumisa ante su regañina. Esa mirada amable convertida en una ejecutiva harta de lloriqueos. Dedujo que la mayor de los Hódar tenía parte de "culpa" de que la pelirroja terminase siendo así, pero todavía faltaba por pulir esa información y no quería dar por sentado las cosas. Sin embargo, no dio bola ni comentó nada, ni siquiera pensó en meterse con Violeta los pocos días antes de la excursión porque seguramente estaría insoportable (y realmente lo estaba que puso hasta dos amonestaciones a varios alumnos a la mínima). Jugó con trigo limpio y lo dejó pasar hasta que, por lo menos, pasara la salida de Metrópolis.

***

Llegaron a Metrópolis muy temprano. Chiara anduvo junto con los chicos entre que miraba el itinerario que Noemi le dio y entraron en una cafetería justo al lado del edificio de H-Corp para hacer tiempo. Miró de reojo a la pelirroja que estaba más seria de lo normal y suspiró. Incluso el camarero hizo una mueca porque parecía que le asesinaba con la mirada mientras pedía el café. Al menos estaban cumpliendo la parte de comportarse ya que, cuando subieron al autobús, Violeta la empujó hacia un lado de mala gana para poder sentarse y ella no protestó ni se lo tuvo en cuenta al igual que Chiara tropezó con la pelirroja al salir y no hizo ningún comentario desagradable.

Los alumnos se sentaron esparcidos por toda la cafetería menos Imra y Ruby que estaban sentadas con Chiara para comentar el día. Sin embargo, a veces se iba y dejaba de escucharlas porque no paraba de observar a Violeta. Solitaria en una mesa y con el ceño fruncido, pensativa. Seguramente quería desaparecer, aunque tuvo que agradecer el silencio que le propinaba hasta Chiara. Al principio temió por sus cuchicheos e indirectas que haría la profesora Oliver para sacarle de quicio, pero supuso que se tomó en serio lo de comportarse ya que, si lo hiciera, no respondería con sus actos y la pelinegra sabía que acabaría sacando las garras con tal de no escucharla.

Se nos da bien odiarnos - KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora