17 - ¿Eso es un sí?

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Obviamente a Violeta no se le pasó la tontería. Ni al día siguiente ni en la semana que entraba. Aunque fuera imposible de creer, ignoró a Chiara por completo cumpliendo con su palabra, haciéndole vacío en cada comentario estúpido que le dedicaba que hacía que las envolviese un silencio incómodo, cosa que mataba a la profesora Oliver. La pelinegra lo intentaba, pero no por lo que le dijo Denna, sino porque realmente se sentía mal y más cuando sabía que era culpa suya.

No sabía si tenía que disculparse porque pensó que esa era lo último que quería escuchar. Seguramente ni le daría la oportunidad de hacerlo después de todo lo que le soltó aquella noche de manera vacilante y arrogante y temía que le gritara cuatro cosas para empeorar la situación. Así que como dijo Denna, le daría tiempo, pero haciéndose ver en cada ocasión que podía. Aún así, le costaba mucho creerse las palabras de su mejor amiga, pero en el fondo quiso pensar que lo que dijo era cierto. Quería confiar en sus palabras porque la rubia al final de la noche le confesó que le gustaba y no tendría lógica irse por esas ramas de aquella manera. Además, ¿por qué iba a inventarse algo tan profundo y más cuando se trataba de su mejor amiga? La conocía más que nadie, ¿no? No quería pensar que era una excusa (que era lo que realmente Chiara creía; era muy insegura) porque realmente Denna quería rechazarla como siempre habían hecho todas las mujeres de su vida y tuvo que recurrir a esa tontería. Era tan imposible creerse algo, después de todo lo que han pasado juntas...

Chiara también estaba muy confundida. Es decir, le atraía mucho Violeta, estaba segura de ello. Lo admitió muchas veces, incluso directamente a Violeta. Le hacía enloquecer y no podía esquivarla cuando estaba cerca de ella. No podía evitar aprovecharse de cada situación que podía hacer que se rindiera a sus pies. Pero ¿sentir algo? ¿Realmente le gustaba como decía Denna?

Estaría loca si lo hiciese. Sus vidas juntas eran a base de discusiones y se decían de todo menos cosas bonitas. ¿Cómo podría sentir por una persona que era fría como el hielo y, además, hiriente sin alma? Más de una vez le había hecho daño, a pesar de que diga que ella era una persona que no le importaba en absoluto. Si fuera así, sus palabras mordaces se las habría llevado el viento y no sentir como si fuera un puñal directo al corazón. Sin embargo, Chiara es una chica que no paraba de darle vueltas a las cosas como también hacía con el pasado de Violeta. Si realmente Denna estaba en lo correcto, ella esperaría a una señal porque se convirtió en las típicas que decían: "hasta que no sepa que le gusto, yo no diré nada". Después de aquella noche, se dijo más en serio que nunca más se iba a ilusionar por nada ni por nadie.

***

- ¿Por qué tienes cara de perro mojado? - preguntó Ruslana sentándose a su lado entre que le ofrecía el café.

- ¿Perro mojado? - Chiara frunció el ceño entrecerrando los ojos -. ¿Martin y tú os habéis puesto de acuerdo en decirme eso? ¿Me lo tengo que tomar como un insulto?

- No - se echó a reír mientras sacudía la cabeza -. Es que te veo... con bajón. Es decir, no te veo ni riendo ni rabiando como siempre.

- ¿Hablas con mi madre o mi hermana? - preguntó la pelinegra atónita y volvió a sacudir la cabeza.

- No hace falta hacerlo. Es que eres muy transparente, Kika. Soy tu mejor amiga y, aunque no sea desde siempre, te conozco mejor que nunca - habló directamente haciendo que la pelinegra suspirara -. Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad? - le dedicó una sonrisa llena de complicidad y la menorquina asintió.

- Violeta está enfadada conmigo - soltó sin que pudiera volver atrás, ganándose una mirada de su gran amiga.

- Eso ya lo sabía - contestó sin entender y Chiara sacudió la cabeza.

Se nos da bien odiarnos - KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora