Los días pasaron llegando a fin de año y, a pesar de que Violeta insistía en que todo iría a mejor, fue ciertamente raro. No por culpa de Chiara. Es más, jamás lo sería por ella; admitió y agradeció que ella fuese la única que le hizo mantener la mente en blanco hasta el último día.
Pensó en la pelinegra durante los siguientes días y se arrepintió de haber sido tan dura cuando los recuerdos se cruzaron por su mente. Estaba claro de que estaba intentando comprender su actitud, dirigiéndose a ella suavemente sin burlarse, siendo cautelosa. Solo quería saber lo que realmente estaba ocurriendo y lo único que hizo ella fue ladrar sin ninguna explicación. Y, aunque cueste de creer, aseguró que cuando se calmaran las cosas y viese la oportunidad, hablaría con ella para disculparse.
Pero hablaría las cosas bien, dejando las tonterías a parte de una vez por todas porque Chiara tenía razón: no la odiaba después de todo.
Lo de peor fueron por otras cosas. Después de discutir con Denna, incluyendo a Bea por ser su defensora personal, pensar en estas fechas hacía que su estómago se revolviera desde primera hora de la mañana.
Se levantó y se dirigió directamente a casa de sus padres para ayudar con los preparativos de la cena antes de fin de año. No sabía que era peor: pasarlo sola o pasarlo junto a los suyos. A ver, ella adoraba a toda su familia, pero todavía sentía esa presión encima suya y su madre no la dejaba tranquila. Menos mal que su padre era más suave con ella y su hermana le daba un poco de tregua porque seguramente desataría la locura infernal.
En cambio, Chiara fue a casa de su hermana junto con su madre, Sam (su novia ya oficial) y Ruby. Además, Martin y su esposo Juanjo también se sumaban a la diversión como algunos años anteriores ya que ambos padres tenían trabajo y, para no disfrutarlo solos, su mejor amiga siempre los invitaba.
Ella tampoco había amanecido de buen humor a pesar de tener al amor de su vida tumbado al lado de su cama que le alegraba las mañanas. No podía parar de pensar en Violeta. No sobre sus sentimientos; ya los había aceptado. Sino porque realmente estaba preocupada. Quería saber cómo estaría, odiando no tener su número de teléfono y se comía la cabeza preguntándose si estaba mejor o no. Esperar siempre la mataba.
***
- ¿Y esa cara de perro mojado? - preguntó su hermana dejando las cosas sobre la mesa junto a Sam.
- ¿Por qué Martin le dice a todo el mundo lo mismo? - cuestionó la pelinegra al aire haciendo que la castaña frunciera el ceño mirando a su novia que encogía de hombros -. Og, da igual.
- Eh, pequeñaja - cogió sus manos entre que le echaba una mirada a la morena. Comprendió que quería un poco de privacidad y se marchó llamando a Ruby para ayudar con los cubiertos -. ¿Qué te pasa? Estás peor que en Navidad y mira que te encantan estas fechas.
- Lo siento por ser humana y hacerte sentir que este año sea diferente - masculló volviendo a coger las servilletas, pero su hermana se interpuso entre la mesa y ella.
- Chiara... No te estoy atacando ni acusando si eso es lo que piensas - se apoyó en la mesa dirigiéndole una mirada de cachorro haciendo que la pelinegra suspirara.
- Sí. Tienes razón. Sorry - se disculpó tajantemente mientras se cruzaba de brazos.
- Sweete, ¿qué pasa? - apareció Emma al verlas discutir y ambas negaron con la cabeza.
- Nothing, mom.
- No lo sé - respondió la castaña a la vez que la pelinegra y Chiara apartó la mirada entre que volteaba los ojos.
- ¿Chiara? - se acercó Emma echándole la misma mirada a su otra hija como lo hizo con Sam y Jasmine se levantó para dirigirse con su novia -. Vale, honey, ¿qué es lo que está ocurriendo contigo?
ESTÁS LEYENDO
Se nos da bien odiarnos - Kivi
RandomEl prestigioso Instituto Operacion Triunfo siempre contó con la excelente Chiara Oliver, profesora de literatura inglesa. Todo cambiará con la reciente llegada de la mismísima Violeta Hódar, profesora de arte. Nadie la soporta, pero ninguno es capaz...