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Era una tarde soleada en Hogwarts cuando James y Sirius, solo en su tercer día en el castillo, decidieron que ya era hora de dejar su huella. Habían planeado algo simple pero efectivo: llenar los pasillos cercanos al Gran Comedor con bombas fétidas encantadas para activarse justo cuando los estudiantes de Slytherin salieran de su clase de Pociones.El plan salió a la perfección. Al sonar el timbre de la última clase del día, los estudiantes salieron al pasillo, y en cuestión de segundos, el olor insoportable invadió el área, provocando gritos y risas por todas partes. Los estudiantes de Slytherin, furiosos, intentaban taparse la nariz con sus túnicas, mientras algunos de Gryffindor y Hufflepuff reían al ver el espectáculo.Pero hubo alguien que no se reía: Lily Evans. Ella había notado cómo James y Sirius se alejaban rápidamente del lugar justo antes del desastre, y aunque no los había visto lanzar las bombas, su instinto le decía que ellos eran los culpables. Decidida, se acercó a ellos en cuanto terminó la confusión.-Potter, Black, sé que fueron ustedes -les dijo con los brazos cruzados y una ceja arqueada.James y Sirius intercambiaron una mirada de fingida sorpresa.-Evans, me ofendes -dijo James, poniendo su mejor cara de inocente-. Somos estudiantes ejemplares, ¿verdad, Sirius?Sirius asintió solemnemente, aunque apenas contenía la risa.-Por supuesto, Evans. ¿Acaso tienes pruebas? -preguntó, desafiante.Lily frunció el ceño, molesta. Sabía que tenía razón, pero sin pruebas, no podía hacer nada más que mirarlos con indignación antes de marcharse, murmurando por lo bajo algo sobre "niños inmaduros."Horas más tarde, James y Sirius estaban en la Sala Común de Gryffindor, celebrando su éxito al evitar el castigo. Pero entonces, James se cruzó de brazos y miró a Sirius con una expresión burlona.-Te lo dije, Sirius. Todo estaba planeado para que nadie nos atrapara. Aunque, reconócelo, fuiste un poco obvio al mirar hacia atrás justo antes de salir corriendo.Sirius puso los ojos en blanco y se recostó en el sofá, acomodándose despreocupadamente.-Oh, por favor, fue tu idea hacer explotar todas las bombas a la vez. Nos habríamos escabullido mucho más discretamente si hubieras hecho una explosión pequeña.James se rió y negó con la cabeza.-¿Pequeña? Eso no habría tenido ni la mitad de impacto. Admito que el olor fue *potente*, pero fue genial ver cómo todos huían.Sirius se encogió de hombros, pero con una sonrisa que mostraba que estaba de acuerdo.-De acuerdo, fue bastante brillante. Aunque te apuesto cinco knuts a que la próxima vez no podemos hacerlo sin que alguien intente darnos caza. Quizá Evans esté tras nosotros, pero no puede probarnos nada.James asintió, todavía con una sonrisa.-Trato hecho, Black.



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Holaa, lo siento por no subir estos días nada tenia examenes. Espero que les guste

Una vida de merodeadorWhere stories live. Discover now