Entrelazada

Capítulo 20: Reporte de desapariciones

Marzia: Hija, donde carajos estás.

Juliana: en el carro con la señora Jimena.

Marzia: ¿Quién es esa doña?

Juliana: Es la madre de Sofia.

Mi madre me llamó mientras yo iba camino a poner la denuncia con la señora Jimena.

Marzia: Y a qué vas.

Rápidamente le corte.

Jimena: ¿Y por qué liberaron a mi pequeña?

Juliana: Bueno, Adrián se declaró culpable.

Jimena: Por fin hizo algo bien ese niño. Desde que lo vi nacer dije que ese niño sería un asesino.

No podía creerlo; esta señora odiaba a su propio yerno.

Juliana: Por qué dice eso.

Jimena: Cuando estaba más pequeño, su madre venía a mi casa y lo traía a él para que jugara con mi Sofia. Este niño me robó 500 dólares y jamás los recuperé.

Juliana: Pero le puedo asegurar que él no asesinó al director.

Jimena: ¡Ay, Mija, es mejor que te alejes de ese mal nacido! Esa familia siempre causó problemas porque crees que su abuela murió.

Juliana: Usted sabe cómo murió.

Jimena: le dio un ataque en el corazón porque su nieto le robó a Jack el hombre más guapo y talentoso del mundo.

Estuve apunto de reírme.

Juliana: Le gusta Jack.

Jimena: Claro, si él se postulara para presidente, botaría por él.

Me quedé callada camino a la comisaría; quería maldecir a la señora y decirle todas las verdades de Jack, pero no era el momento.

Llegamos a la comisaria.

Juliana: Hola, Mario; queríamos reportar una desaparición.

Mario: Cuántas horas han pasado.

La verdad, no sabía menos su madre.

Jimena: Bueno, fue a la hora que salió de la corte.

Mario: que se perdió Sofia, de seguro está preparando otro asesinato.

Juliana: ¿Cómo se te ocurre? Por favor, ayúdanos a buscarla, Mario.

Mario: Está bien; mandaré un grupo a buscarla, pero mañana.

Jimena: Por qué mañana.

Mario: tienen que pasar aunque sea 24 horas.

Pasaron 24 horas y Sofía no aparecía. Las búsquedas empezaron, Jimena andaba con los oficiales, yo regresé a casa a esperar alguna noticia. Los días pasaban y ya se acercaba el día de la decisión final del juez hacia Adrián. Solo faltaba una noche...