Capítulo 30: No te matare

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Al llegar a la casa, esta estaba abierta.

Juliana: Como entraste.

Daniel: La vez que nuestros padres nos encontraron me llevé una llave.

Lo mire.

Juliana: Quieres un refresco.

Daniel me miró y agachó su cabeza diciendo que sí fui a la cocina, agarré dos latas de refresco y volví al entrar a la sala. Daniel estaba en boxer, acostado en el sillón.

Juliana: Que haces en el sillón depravado.

Daniel: Me quedé con ganas aquella mañana, y pues podemos continuar.

Puse los refrescos en la mesa y me acerqué a él. Le bajé el boxer y este estaba tan exitado cuando estaba apunto de meterme el miembro de Daniel a la boca, saqué un arma blanca que traje de la cocina y le arranqué sus partes íntimas.

Daniel: Que te pasa.

Daniel, rápidamente, empezó a gritar y agarrarse ahí abajo.

Daniel: Llama a una ambulancia.

Juliana: Que se siente que gracias a tu maldito padre te quedarás sin primogénitos.

Daniel: En serio lo haces porque tú madre se casó con mi padre.

Lo miré enojada y me acerqué a él arrancándole la oreja.

Juliana: Tú y tu padre son iguales; no puedo permitir que dejen más crías en este mundo.

Daniel: Eres un monstruo que te hizo mi padre para que hicieras esto.

Juliana: Matar a mi padre y a mi madre.

Daniel quedó en shock.

Daniel: Que mi padre sería incapaz de hacer eso.

Juliana: Sabes, no, te voy a matar mientras te hago sufrir como merecía tu padre, pero te dejaré con esa maldición. No creo que una mujer quiera estar con un hombre sin pene y oreja y no solo eso.

Levanté la cara de Daniel con mi mano y con la otra que sostenía el arma blanca le quité los ojos... Los gritos de este eran de dolor. Los vecinos empezaron a salir, unos llamando a la policía, pero esta ya estaba afuera, pues yo ya la había llamado...

Mario: Juliana, sal de la casa con las manos en la cabeza y no intentes huir; estás rodeada...

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