XXXIV

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Advertencia: Escenas explícitas que pueden alterar a algunas personas. Por favor, discreción si decides leer aún así.

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Mis oídos escuchan lo que, estoy segura, son disparos. Ese ruido, para mí es música, porque ya sé lo que pasará a continuación. Veo a Malak y a Marvel moverse alteradas. Retroceden cuando un hombre les avisa que hay una salida al fondo.

—Maldita —espeta Malak pasando por mi lado.

Me río burlesca.

Entonces un montón de hombres aparecen por la puerta de enfrente y ordenan que se detengan. Escucho un disparo cuando uno de ellos aprieta el gatillo y el sonido de un cuerpo caer.

«¿Le dieron a una de ellas?»

—Ok, ya está —acepta Marvel.

Me las imagino con las manos en alto rendidas. Sin embargo, escucho otro disparo y uno de los soldados de enfrente cae por una herida en la pierna. Comienza una lluvia de balas en los cuales espero que ninguno mate a Malak o a Marvel.

Noto como se comienzan a cubrir detrás de cajas de madera y sacos con algo denso adentro. Miro atentamente a ver cuántos caen, pero al menos los visibles no salen heridos.

Volteo la cabeza a un lado cuando uno de los soldados, vestidos de negro, se levanta sosteniendo varios objetos puntiagudos con ambas manos. Lanza primero los de una y luego los de la otra. Escucho dos armas caer causando que comprenda que les dió a ambas

—¿Las mataste? —cuestiono cabreada y lo veo negar.

«Bien» pienso percibiendo cierto alivio.

Escucho una risa burlesca femenina y luego otra. Eso me lo confirma.

Uno de los soldados se me acerca para desatarme. Miro sus ojos, los cuales son cafés y me aparto sintiendo por fin mi libertad en mis muñecas.

«Ahora podré vengarme, podré cumplir mi promesa de años y por fin me las quitaré de encima»

Me volteo para verlas. Una tiene los dedos cortados y detrás en la pared se ven dos objetos puntiagudos adheridos a la madera. Su otra mano está pegada la pared por otro objeto puntiagudo, por la muñeca. La otra tiene ambas manos incrustadas en la pared y eso me causa cierta sorpresa, por eso llevo mis ojos al chico o hombre que les hizo eso.

Devuelvo mis ojos hacia ellas. La sangre brota roja espesa hasta el suelo y me pregunto qué son esos objetos que fueron lanzados hacia ellas. No son cuchillo, ya que son redondos pero con puntas que desde mi lugar se notaba que son muy afiladas.

Trago saliva, a la vez que escucho:

—Atenlas. —Esa orden la da mi hermano, quien al voltearme se encuentra entrando a la habitación.

—¿Lucifer? —pregunta, la que obvio es Marvel, perpleja—. ¿Por qué? Creí que estabas de nuestra parte —añade notablemente estúpida por no notar las señales, que eran mínimas, pero que creí que podría identificar al aparentar ser muy inteligente.

Mi hermano se ríe con burla de ella mientras cuatro hombres se acercan a Marvel y a Malak para atarlas.

Siempre me imaginé este momento, pensé en todas las cosas dolorosas que les quería hacer para que sufrieran peor de lo que yo y mi padre sufrimos; pero en este presente solo quiero eso, pero de una forma que no se extienda en lo absoluto.

Ahora que las tengo en frente, para mí, vulnerables, dándome la oportunidad de tomar mi venganza me doy cuenta de que les he dado mucha importancia cuando no se la merecen. Sin embargo, me satisface el hecho de que ellas también hicieron lo mismo conmigo sin darse cuenta.

Christine #1: Somos Sociópatas © [✓][Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora