Capítulo 6: La Prueba de la Puerta
Aiko observó la puerta frente a ella, cubierta de runas antiguas que brillaban débilmente en la luz azul. Las runas parecían moverse sutilmente, como si estuvieran vivas, cambiando y reconfigurándose ante sus ojos. La sensación de que la puerta no solo era un obstáculo físico, sino un desafío espiritual, se hacía más fuerte con cada segundo que pasaba.
—Yami, ¿qué piensas? —preguntó, mirando hacia el lugar donde la serpiente de sombra solía manifestarse.
Un leve susurro recorrió el aire, un eco sutil que solo Aiko podía escuchar. Yami le transmitió su consejo, pero sus palabras eran crípticas, como siempre.
No todo lo que está sellado debe ser desatado. A veces, la puerta guarda más que lo que ves.
Aiko frunció el ceño, pero no dejó que la duda la paralizara. Tenía que avanzar. Después de todo, había venido hasta aquí con un propósito: detener a Orochi y proteger su mundo. No podía permitir que el miedo la detuviera. Respiró profundamente y dio un paso hacia la puerta.
Cuando su mano tocó el frío metal, las runas comenzaron a brillar intensamente, iluminando la caverna en un destello cegador. La puerta empezó a abrirse lentamente, como si estuviera respondiendo a su presencia. Al principio, parecía que solo estaba abriendo un pequeño resquicio, pero poco a poco, el hueco se fue ampliando.
El aire dentro de la caverna parecía más denso, cargado de una energía desconocida. Aiko sintió como si todo su cuerpo se tensara, como si la gravedad misma estuviera cambiando a su alrededor. Justo cuando la puerta estuvo lo suficientemente abierta para que pudiera pasar, una figura emergió de la oscuridad más allá de ella.
Era un ser de proporciones imponentes, con una figura encapuchada y una capa que flotaba a su alrededor como si estuviera suspendida en el aire. Su rostro estaba oculto en sombras, pero los ojos rojos brillaban con intensidad, observando a Aiko.
—Bienvenida, Aiko. . —La voz resonó en la caverna, profunda y autoritaria, como si el ser estuviera hablando desde algún lugar lejano.
—¿Quién eres? —preguntó Aiko, manteniendo su postura defensiva. Aunque no sentía que fuera una amenaza inmediata, su instinto le decía que no podía bajar la guardia.
—Soy uno de los Guardianes de la Puerta. No eres la primera en intentar cruzar este umbral, pero pocos lo logran. —El ser dio un paso adelante, su capa ondeando a su alrededor como una sombra que lo absorbía todo a su paso. —La puerta no solo te permite avanzar. Te desafía. Y ahora, te enfrentarás a la verdadera prueba.
Antes de que Aiko pudiera responder, las runas en la puerta comenzaron a resplandecer con más fuerza, y la caverna se llenó de un sonido gutural, como un rugido distante. La temperatura bajó drásticamente, y Aiko sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.
La figura encapuchada levantó su mano y, con un gesto lento, creó una esfera de energía roja que flotaba sobre su palma. El aire se volvió denso y cargado, como si el espacio mismo estuviera conteniendo una presión insostenible.
—La verdadera prueba de este lugar no es física, Aiko. —La voz del guardián era más firme, como si las palabras se estuvieran grabando en el aire mismo. —Es mental. Si quieres continuar, tendrás que enfrentar lo que temes, lo que has evitado y lo que has ocultado. Solo así podrás seguir adelante.
Aiko frunció el ceño, sin entender del todo. ¿Qué quería decir con “lo que temes”? Había luchado con monstruos, había enfrentado al Inframundo y había descubierto secretos sobre su propia identidad. Pero esta prueba era diferente. Sentía como si estuviera siendo arrastrada hacia una oscuridad que iba más allá de lo físico, algo profundo en su mente.
Antes de que pudiera reaccionar, la esfera de energía explotó en una serie de fragmentos luminosos, esparciendo destellos por toda la caverna. Cada fragmento se dirigió hacia Aiko, y en ese momento, las sombras a su alrededor parecieron cobrar vida propia.
Aiko levantó los cuchillos, preparándose para la batalla, pero lo que apareció frente a ella no fue un enemigo físico. En lugar de una criatura, apareció una versión distorsionada de ella misma. La figura frente a ella tenía sus mismos ojos, pero sus rasgos estaban distorsionados por una mezcla de ira y desesperación.
La figura replicaba sus miedos y dudas más profundas, aquella versión de sí misma que siempre había tratado de evitar. La criatura que se le presentó no solo la desafiaba en lo físico, sino que la atacaba con palabras venenosas, recordándole sus fallos, sus inseguridades y todo lo que había temido enfrentar.
—¿De verdad crees que puedes detener a Orochi? —la figura se burló. —Eres solo una niña, atrapada en un mundo que no entiendes.
Aiko se sentó, sintiendo el peso de esas palabras golpeando su mente, pero no permitió que la duda la consumiera. Sabía lo que tenía que hacer. La serpiente Yami susurró de nuevo en su mente:
No temas a lo que eres, Aiko. Lo que ves no es la verdad. Eres más fuerte de lo que piensas.
ESTÁS LEYENDO
AIKO IN THE UNDERWORLD
Science FictionDescripción de la historia: La historia sigue a Aiko, una joven que, después de enfrentar una serie de eventos que desafían su comprensión del mundo, se ve envuelta en una lucha por descubrir la verdad sobre su origen y su destino. A lo largo de la...