¡AVISO PARA NAVEGANTES!
Este capítulo contiene escena +18, así que todo aquel que no le guste leer toda esta literatura, por favor, que se abstenga de leer este capítulo.
Todo aquel que quiera comentar este capítulo, por favor, desde el respeto a otros lectores y a la escritora detrás de la pantalla. Las críticas constructivas son bien recibidas y agradecidas. Repito, no pretendo sexualizar a los actores, ya que todo mi trabajo lo hago desde el respecto más absoluto hacia ellos.
¡Espero que os guste! <3
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Evangeline ahogó un suspiro cerca de los labios de Thomas y lo miró con adoración. Se había quedado sin palabras, pero asintió. Entonces Thomas la besó y ella volvió a perderse en esas sensaciones que él había despertado. Enredó los dedos en su pelo y tuvo cuidado con la herida de su labio, sintiendo la sangre de él en su boca.
- Thomas... - susurró ella.
Él le apartó el pelo del lateral del cuello y se acercó despacio, rozando sus labios con la suave piel del mismo. La piel de Evangeline se erizó bajo esta sutil caricia y soltó un suave jadeo.
- Thomas... Yo no he estado con nadie. – dijo ella avergonzada.
Él paró y la miró, acunando su rostro con las manos.
- Tranquila. Te prometo que intentaré controlarme. – comentó Thomas mirándola a los ojos y apoyando su frente con la de ella. - ¿Nadie?
Ella negó.
- Bien. Intuyo que tampoco... te has autosatisfecho.
- No, nunca.
- No entiendo como no te sonrojas.
Evangeline rió suavemente
- No soy tonta, Thomas y no tengo vergüenza en esto. Solo en lo que respecta a mi inexperiencia.
Él guardó silencio y le comenzó a acariciar el cuello.
- No más después de esta noche. Seré tu primero... y el último. Nadie te tocará, más que yo. ¿Oíste?
Evangeline le sonrió y asintió. Luego, volvió a besarlo y él se perdió en ella, en su tacto, en su olor. Miles de imágenes pasaron por su mente. Ella en su despacho, detrás del escritorio. La primera vez que la vio. La primera vez que sintió aquella conexión y aquel tirón en su ingle cuando la vio. Las ganas de asesinar a todo el mundo cuando estuvo secuestrada y malherida.
Tenía que relajarse así que la apartó suavemente y la miró, rozando su aliento con su cuello.
- Desnúdate.
Vio como su garganta subía y bajaba al tragar saliva y como su cuerpo se tensaba. Sin embargo, ella obedeció. La estola que había llevado estaba encima de aquella cómoda, así que solo tuvo que desabrochar su vestido y dejarlo caer al suelo, a sus pies. Thomas observó su cuerpo bajo aquel camisón semitransparente. Ella entendió el mensaje y también se lo quitó, quedándose en ropa interior.
- Al completo, cariño.
Ella lo miró a los ojos cuando se enderezó y se apartó las prendas que le quedaban, quedando de pie delante de él. Thomas alargó la mano, pasando en una suave caricia con la yema de sus dedos por el cuello, hombros, pechos, pezones, estómago... de Evangeline. Notó la piel de ella erizarse pero continuó pasando la mano, como si la adorara.
- Túmbate en la cama, con la espalda en el respaldo. Y abre tus piernas.
- Thomas...
- Hazlo, Ev.
La castaña hizo lo que le dijo. Se acercó a la cama, se apoyó en el respaldo y abrió las piernas para él. Thomas la contemplaba desde el pie de la cama. Tragó saliva al contemplarla así, para él.
- Bien, ahora sigue mis órdenes. Mueve tus manos, acaríciate, todo el cuerpo, salvo tus pliegues.
Evangeline comenzó a acariciarse lentamente, pasando de su cuello a sus pechos, en los cuales se entretuvo más de lo que ella misma pensaba. Pasó los pezones entre sus dedos y apretó. Ella empezó a jadear y a su cuerpo se movió a su voluntad. Los pellizcó, sin apartar la mirada de él.
Thomas se agarró a los postes de la cama mientras observaba hambriento de ella. – Sigue, preciosa. Vas muy bien. Continúa bajando.
Tal y como él ordenaba, Evangeline fue bajando sus manos, pasando por su estómago plano, por sus caderas, por sus muslos... Ella lo miró y él asintió con la cabeza. Con cierta reticencia, colocó un dedo en sus pliegues y empezó a moverlos. Estaba húmeda, ella lo notaba y él lo veía.
Soltó un suave gemido y Thomas apretó los dedos en los postes. – Otro dedo.
Evangeline obedeció y colocó otro dedo, moviendo los dedos lentamente al principio y aumentando la velocidad un poco. Thomas entonces comenzó a desabrocharse la camisa arrugada de la paliza de los policías y ella pudo ver su tatuaje, maravillada por el cuerpo de él.
El Shelby se colocó de rodillas entre sus piernas y acercó su mano al sexo de ella, pasando sus dedos por sus pliegues mientras ella seguía autocomplaciéndose. Lentamente, metió un dedo en su interior, moviéndolo en círculos, abriéndola para él. El gemido de ella solo lo animó a continuar, empezando a bombear con calma al principio y luego aumentando el ritmo poco a poco.
- Mírate, Ev... Tan lista, tan preparada.
- Thomas... - el gemido de su nombre hizo que su poco autocontrol se desmoronara. Se quitó el pantalón y se tumbó en la cama, al lado de ella.
- Ponte encima. – le ordenó él. Evangeline se sentó sobre él a horcajadas, con las piernas abiertas sobre la erección de Thomas. Él cogió sus caderas con una mano y con la otra cogió su erección, pasándola entre los pliegues de ella. – Pon tus manos sobre mi pecho, Ev. – al sentir como ella se inclinaba, él llevo la erección a su entrada. – Baja, despacio y respira.
Notó la expresión de dolor de ella y le acarició el cuerpo, para aliviar la tensión. Su estrechez y su inexperiencia, ser su primera vez, lo estaban volviendo loco. Pero necesitaba que ella se relajara y disfrutara de aquello.
Sin embargo, Evangeline se sentó por completo sobre él. Le dolía, sí, pero aquello cuanto más rápido, mejor. Se quedó quieta sobre él, acomodándose y cuando por fin el dolor cesó, Thomas cogió su cadera y empezó a moverla sobre él. Los gemidos y jadeos no dejaron de escucharse en la habitación.
Thomas se incorporó hasta sentarse y abrazarla, alcanzando con su boca los pezones de Evangeline, los cuales atendió con adoración y como un hombre sediente en medio del desierto. La marcó, dejando sutiles marcas alrededor de sus pechos, cerca de su cuello y sus hombros.
En cierto momento, bajó su mano entre sus pliegues y comenzó a estimular su clítoris, mientras la movía a un mayor ritmo. Los gemidos de la pelinegra no pararon, sino que fueron subiendo de tono. Él empezó a notar como su contraía a su alrededor y gruñó.
- Evangeline Shelby... Sé buena chica. Córrete para mí.
Y entonces sintió como ella se rompía en mil pedazos sobre él. Thomas aumentó sus propias embestidas, derramándose dentro de ella. Ahora, Thomas se encargaría de recoge aquellos pedazos, de ayudarla a reconstruirse... Y solo él lo haría.
La tumbó sobre su pecho mientras ambos intentaban recuperarse.
- ¿Evangeline Shelby?
- Sí, querida. Porque desde hoy, eres mía. Eres una Shelby, en cuerpo y alma. Y si alguien te toca, estará muerto. – él la cogió del mentón y la obligó a mirarlo. – Nadie te toca, más que yo. Y si alguien se atreve a hacer algo contra ti, la furia de los Shelby caerá sobre ellos.
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Loyalty.
FanfictionEvangeline Abbot ha conseguido el puesto de secretaria de Thomas Shelby. Su misión es trabajar y conseguir el dinero que tanto ella como su familia necesitan para sobrevivir allí en Birmingham. Sin embargo, una serie de acontecimientos hacen que tod...