Capítulo 6.- Recuerdos y secuestro.

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Thomas se encontraba en su despacho aquel día. No había acudido al trabajo. John había ido con Evangeline allí y él intentaba evitarla a toda costa después de la fiesta. Tenía los pies encima del escritorio, mirando a un punto fijo mientras su hermano Arthur hablaba sobre los negocios que se traían entre manos.

Sin embargo, él no lo escuchaba. Tenía demasiadas cosas en mente que no se encontraba relacionada con su mundo laboral. Lo primero en lo que estaba pensando era en Grace. Desde que había muerto, la incertidumbre y el miedo de no saber en qué momento se desmoronaría todo a su alrededor le perseguía.

Su mundo se había vuelto gris desde que su sonrisa se había ido con aquel disparo. Solo le quedaba de ella Charlie, en quien la veía reflejada. Y para él todo se había coloreado gracias a él. Pero el brillo de la ciudad, de su casa, no había vuelto. La calidez y la luz que ella aportaba se habían esfumado.

Hasta la llegada de Evangeline y sus padres. Ella había vuelto a traer aquellas cosas no solo a su vida, sino a su casa. La secretaria no lo sabía pero su presencia se había vuelto esencial en la vida del Shelby. Este la buscaba con la mirada e incluso la espiaba en los rincones de su casa, esperando a escuchar su risa o su voz.

La observaba hablar con Ada, con la tía Polly, entrenar con John e incluso mantener una conversación cordial con Arthur. Sobre todo la miraba cuando cuidaba a Charlie y ambos jugaban y se reían. Era como ver todo con colores nuevamente, tras solo ver en blanco y negro.

Y también su familia había influido. La madre de Evangeline cocinaba para todos y había entablado una amistad bastante curiosa con la tía Polly, que se sentaba con ella para hablar de cualquier cosa que se les ocurriera. El padre de la morena se había encargado de cuidar a un par de caballos que la familia tenía en las caballerizas, cuando su pierna se lo permitía. Y Arthur le había cogido cariño al hombre, ya que ambos se parecían bastante, salvando las distancias.

Si alguien le hubiera dicho a Thomas que podría sentirse como en una familia normal tras todo lo que había pasado y el tipo de negocios que implicaban a su familia, se habría reído de él hasta decir basta. Pero ahí estaba.

-Deberías dejar de beber.- dijo su hermano, momento en el que Thomas lo miró como un loco.- Es tu cuarta copa de whisky.

El otro no respondió, simplemente lo miró fijamente y vació el vaso, levantándose algo tambaleante hasta el mini bar, donde se llenó de nuevo la copa. Arthur lo miró y suspiró.- Mira Thomas, deberías de hablar de una buena vez con esa joven.

-¿De qué me hablas?

-No pienses que nadie se ha fijado. Todos sabemos lo que te ocurre.

-¿Y qué me ocurre según vosotros? Ilústrame.

-La secretaría te tiene como un adolescente enfermizo hermano. Habla con ella ya y deja al resto del mundo en paz.

Thomas apuraba demasiado rápido el vaso nuevamente. Iba a servirse de nuevo cuando la mano de Arthur paró su camino.

-¡Déjalo! ¿Crees que Grace querría esto?

-¡No hables de ella! ¡No pronuncies su nombre!- gritó Thomas mientras enfrentaba a Arthur. El otro dio un leve paso atrás.

-Te dolerá oírlo pero alguien tiene que hacerlo. Grace querría que fueras feliz. No que anduvieras llorando por las esquinas hermano.

-Tú no sabes nada. Vete.

-Thomas...

-¡Lárgate!

Con aquellas últimas palabras, Arthur lanzó los papeles que tenía en la mano en el escritorio y se marchó de allí. El otro se quedó solo, sumido en sus pensamientos, intentando ahuyentarlos con el alcohol. Cuando este se apoderó completamente de su cuerpo y mente, se dio cuenta de que estaba perdido. Ni siquiera el líquido que lo embriagaba pudo hacer desaparecer la imagen de la mujer de su cabeza.

Loyalty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora