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Título: "el Tango de la Discordia"

La música retumbaba en toda la mansión de Mikey, las luces parpadeaban al ritmo de los bajos y los gritos animados de los invitados llenaban el aire. Había sido una noche de excesos y diversión. Todos los miembros de la Toman y Tenjiku estaban ahí, compartiendo un raro momento de tregua. O al menos, así parecía en la superficie.

Izana, con su elegancia usual, se encontraba de pie junto a una mesa, observando a la multitud con su típica expresión de desprecio. No era un fan de estas reuniones caóticas, pero no iba a dejar que Mikey disfrutara de la noche sin su presencia amenazante en el fondo.

—Veo que sigues aquí parado como una planta en una maceta —se burló Ran Haitani, pasando con un vaso en la mano.

—Al menos no soy un adorno con piernas, Haitani —replicó Izana, con una sonrisa cínica.

Antes de que Ran pudiera responder, la música de fondo se detuvo de golpe. El silencio que siguió fue casi ensordecedor, y todas las miradas se giraron hacia Mikey, que se había subido a una mesa en medio de la sala, llamando la atención como siempre.

—¡Escuchen todos! —gritó Mikey con una sonrisa traviesa que no auguraba nada bueno—. Es hora de un espectáculo especial. Y nuestro protagonista será... ¡Izana Kurokawa!

Las cejas de Izana se alzaron, una mezcla de confusión e irritación cruzando su rostro.

—¿Qué demonios estás planeando ahora, Mikey? —espetó, cruzándose de brazos.

Mikey bajó de la mesa con un salto ágil y se dirigió hacia Izana con esa sonrisa insolente que tanto lo irritaba. En su mano, sostenía un altavoz portátil.

—Vamos, Izana —dijo Mikey mientras extendía su mano—. Esta noche, tú y yo bailaremos. Y no acepto un 'no' como respuesta.

Izana bufó, pero antes de que pudiera soltar un comentario sarcástico, Mikey lo tomó de la mano y lo arrastró hacia el centro de la sala. La multitud de espectadores los rodeó, expectantes.

—¿Bailar? —repitió Izana, incrédulo y claramente molesto—. ¿Has perdido la maldita cabeza?

Mikey encendió su altavoz, y el sonido de una guitarra peculiarmente dramática llenó la sala. “The Masochism Tango” de Tom Lehrer comenzó a sonar, y Mikey adoptó una pose exagerada, con una mano en su cintura y la otra estirada hacia Izana.

—¿De verdad, Mikey? ¿Un tango? —Izana intentó retirar su mano, pero Mikey la sostuvo con una fuerza sorprendente—. No pienso hacer el ridículo contigo.

—Oh, Izana, querido —dijo Mikey con una voz melosa, parodiando la letra de la canción—. “I ache for the touch of your lips, dear, but much more for the touch of your whips, dear.”

Izana apretó la mandíbula, claramente irritado, pero la curiosidad de la multitud lo obligó a seguirle el juego. Si Mikey pensaba que iba a salir victorioso de esta, estaba muy equivocado.

Mikey comenzó a moverse al ritmo de la canción, su cuerpo ligero como una pluma mientras conducía a Izana en un tango lleno de vueltas rápidas y giros dramáticos. El público a su alrededor estalló en risas y vítores.

—“Let our love be a flame, not an ember. Say it's me that you want to dismember.” —cantó Mikey con una expresión burlona, acercando su rostro peligrosamente al de Izana.

—¿Te gustaría que te dismemberara aquí mismo? —replicó Izana con una sonrisa sádica, aunque no pudo evitar que una pequeña sonrisa se filtrara en sus labios.

La sala estalló en carcajadas, y Draken, que estaba apoyado en una esquina, negó con la cabeza, riendo.

—Estos dos nunca cambiarán, ¿verdad? —comentó, dándole un codazo a Takemichi, que miraba la escena con los ojos como platos.

Mientras tanto, Mikey continuaba con la letra:

—“Your heart is hard as stone or mahogany, that's why I'm in such exquisite agony.” —entonó dramáticamente, tomando la mano de Izana y llevándola a su propio pecho—. ¿Puedes sentirlo, Izana? ¡La exquisita agonía de estar tan cerca de ti!

Izana, para sorpresa de todos, decidió seguir el juego. Con un movimiento fluido, lo giró bruscamente y lo empujó contra la mesa detrás de ellos.

—Oh, Mikey, querido... —respondió Izana, con un tono venenoso—. “Bash in my brain and make me scream with pain, then kick me once again and say we'll never part.”

Mikey soltó una carcajada y, en un movimiento inesperado, se inclinó hacia adelante, mordiendo juguetonamente el hombro de Izana.

—¡Oye! —Izana se apartó con una mirada asesina, pero sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas, lo que no pasó desapercibido para Kakucho, que observaba la escena con una sonrisa divertida.

—Creo que Mikey está ganando esta vez —murmuró Kakucho a Shion, quien no paraba de reír.

La canción llegó a su clímax, y Mikey, con una teatralidad digna de un actor de telenovela, entonó la última estrofa:

—“Fracture my spine and swear that you're mine, as we dance to the Masochism Tango.”

Con un giro final, Mikey tiró de Izana hacia él, dejando sus rostros a solo centímetros de distancia. El silencio en la sala era palpable mientras todos contenían la respiración.

—Entonces, Izana —susurró Mikey con una sonrisa seductora—. ¿He ganado esta ronda?

Izana lo miró fijamente durante unos segundos antes de darle un fuerte empujón, alejándolo.

—En tus sueños, Sano —dijo con una risa sarcástica, girándose sobre sus talones para alejarse. Pero todos en la sala pudieron ver el rastro de una sonrisa en su rostro mientras se marchaba.

La multitud estalló en aplausos y vítores. Mikey hizo una reverencia exagerada antes de volver junto a Draken y los demás, con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

—No sé cómo sigues saliéndote con la tuya, Mikey —dijo Draken, negando con la cabeza.

—Es un don natural —respondió Mikey, encogiéndose de hombros mientras miraba la silueta de Izana desaparecer por la puerta.

drabbles de Izakey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora