Narra Irina
Los días siguientes parecieron ser una mezcla de normalidad y caos. Las clases de pociones, defensa contra las artes oscuras y encantamientos se sucedían, y aunque intentaba concentrarme en lo que sucedía en las aulas, la constante presencia de Fred y George, en especial sus miradas y bromas cargadas de intenciones no dichas, hacía que fuera imposible despejar mi mente por completo.
La relación entre los tres —aunque aún ambigua— crecía con una intensidad palpable. Había algo en el aire cuando estábamos cerca, una electricidad que me mantenía alerta todo el tiempo. Fred y George tenían una forma peculiar de interactuar conmigo. Fred se acercaba con bromas y risas, como si nada estuviera pasando, mientras que George, más callado y serio, me miraba como si quisiera leerme el alma. Ambos parecían estar jugando su propio juego de atracción y repulsión, y yo no podía dejar de sentirme atrapada entre sus mundos tan diferentes.
Aquella tarde, después de clases, decidí que lo mejor era distraerme un poco. Mi cabeza necesitaba un descanso. Me dirigí a la biblioteca en busca de algo que me ayudara a liberar mis pensamientos de todo lo que involucraba a los gemelos.
Al entrar en la biblioteca, encontré a Blaise sentado entre los estantes, hojeando un libro de runas antiguas. Parecía tan concentrado en lo que hacía que no me notó al principio. Me acerqué y me senté frente a él, intentando relajarme.
—¿Blaise? —le llamé suavemente.
Él levantó la vista y sonrió, cerrando el libro con un gesto relajado. —¿Qué tal, Irina? ¿Te has librado de los gemelos por fin?
Me senté, aliviada por estar lejos de la tensión que siempre rondaba cuando ellos estaban cerca. —Todavía no, pero parece que hoy están en modo tranquila. Lo cual, honestamente, es un poco aterrador. Cuando no están haciendo ruido, es como si estuviera esperando que algo suceda.
Blaise soltó una ligera risa. —¿Algo como qué? ¿Que exploten o algo así?
Sonreí, aunque una parte de mí no podía evitar sentirse inquieta. —No lo sé. Es solo que... cuando están cerca, siento como si todo estuviera a punto de cambiar. Como si todo fuera a volverse más complicado.
—No te preocupes. Sabes cómo son. Siempre están así, buscando algo. Y tú solo eres la chispa que va a encender su fuego. —Blaise levantó una ceja, claramente divertido por la situación.
Lo miré un momento, sintiendo que sus palabras tenían algo de verdad. Pero lo que más me inquietaba era lo que realmente quería. ¿Qué era lo que Fred y George realmente esperaban de mí?
—Lo sé, Blaise. Pero no es solo eso. —Hice una pausa, mirando hacia la ventana de la biblioteca, donde la lluvia comenzaba a golpear los cristales. —Ellos... no son como los demás chicos de Hogwarts. Es difícil explicar. Como si todo fuera un juego, pero al mismo tiempo, no lo fuera.
Blaise me miró con una expresión seria, como si entendiera la complejidad de la situación. —¿Crees que los gemelos están jugando contigo? —preguntó, como si quisiera que la respuesta fuera clara, pero en el fondo sabía que no lo sería.
Miré a Blaise, sabiendo que él entendía más de lo que decía. —No lo sé. Es complicado. Con Fred es fácil, porque siempre hace bromas y me hace reír, pero con George... él tiene una forma de mirarme como si estuviera... observándome, tratando de descubrir lo que hay en mi cabeza. Y cuando lo hace, siento que todo lo que hago está siendo juzgado. Como si esperara algo más de mí.
Blaise se inclinó hacia adelante, como si quisiera asegurarse de que mis palabras no fueran malinterpretadas. —Entonces, ¿estás atrapada entre los dos?
Lo miré fijamente. —No estoy atrapada. Solo... no sé qué hacer.
De repente, la puerta de la biblioteca se abrió con un chirrido, y no pude evitar que mi mirada se dirigiera automáticamente hacia la entrada. Allí, de pie en el umbral, estaban Fred y George, como si hubieran aparecido de la nada. Ambos nos miraban con una sonrisa, aunque algo en sus ojos indicaba que sabían perfectamente que estábamos hablando de ellos.
Fred, siempre el primero en romper el hielo, se acercó rápidamente a nuestra mesa. —Vaya, vaya, ¿estábamos en una conversación secreta, Irina? —su tono juguetón no cambió, pero no pude evitar notar la forma en que sus ojos brillaban de forma ligeramente posesiva.
George, más tranquilo, se quedó un paso atrás, observando la escena con una mirada calculadora. —No quiero interrumpir, pero es hora de que te unas a nosotros. Ya sabes, no puedes quedarte toda la tarde en la biblioteca. Hay cosas mucho más divertidas que estudiar.
Blaise, viendo la dinámica que se estaba formando, levantó una mano en señal de despedida. —Te dejo, Irina. Parece que los gemelos necesitan tu atención.
Antes de que pudiera decir algo, Blaise ya se había levantado y se dirigía hacia la salida. Fred y George se sentaron a ambos lados de la mesa, y la cercanía entre los tres de nuevo volvió a sentirse eléctrica. No importaba cuántas veces intentara ignorarlo; cada vez que estábamos juntos, algo cambiaba.
—Así que, ¿qué pasa? —Fred preguntó, recargándose sobre la mesa con una sonrisa traviesa.
—Nada —respondí rápidamente, sintiendo que el ambiente se volvía más tenso. Estaba claro que había algo en su actitud que sugería que sabían exactamente lo que había estado pasando.
George, sin embargo, no se veía tan divertido. Sus ojos eran más intensos mientras me observaba. —No me gusta que hables de nosotros a nuestras espaldas, Irina. Si tienes algo que decir, dilo directamente.
Fred lo miró por un momento, y luego soltó una risa baja. —Vamos, George, no seas tan dramático. Irina sabe lo que hay entre nosotros.
George se quedó en silencio por un momento, mirando a Fred antes de volver su atención hacia mí. Su mirada no se suavizó, pero su tono cambió. —Solo quiero que sepas que las cosas no son tan fáciles como parecen. No todo es un juego, Irina.
El peso de sus palabras me hizo sentir una presión en el pecho. Sabía que no solo estábamos hablando de juegos o bromas. Había algo más, algo más profundo que no podía ignorar, y eso me asustaba.
Fred se inclinó hacia adelante y, con una sonrisa más suave, añadió: —Lo que queremos es sencillo, Irina. Tú. Estás con nosotros, punto. No necesitamos complicar las cosas.
A pesar de su tono relajado, el peso de su declaración me dejó sin palabras. ¿Estaba dispuesta a aceptar lo que me proponían? ¿Podía realmente estar con ellos, sabiendo que cada uno de ellos tenía expectativas tan diferentes de lo que quería?
La tarde continuó, y aunque traté de mantener la calma, dentro de mí, la confusión seguía creciendo. No sabía cómo manejar todo esto, pero lo que sí sabía es que cada vez era más difícil escapar de las tensiones entre ellos. Cada uno me estaba reclamando a su manera, y no estaba segura de si quería seguir resistiéndome o finalmente ceder a lo que me pedían.

ESTÁS LEYENDO
You Are Very Sexy- Los gemelos Weasley +18
FanficIrina, una joven Slytherin, desafía las normas de Hogwarts cuando se enamora de los gemelos Weasley, Fred y George, dos Gryffindors conocidos por su encanto y travesuras. Atrapada en un poliamor lleno de emoción, celos y secretos, Irina navega entre...