Líneas Difusas

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Capítulo 6

Los días después del enfrentamiento entre Izuku y Katsuki estuvieron marcados por una tensa calma. Katsuki había vuelto a su rutina de trabajo, y aunque Izuku intentaba llenar sus días con tareas menores en la casa o explorando el vecindario, no podía ignorar el nudo en su estómago cada vez que pensaba en lo que había sucedido.

El recuerdo de la furia en los ojos de Katsuki seguía persiguiéndolo, al igual que la pregunta que había dejado al aire: ¿Estás celoso? Katsuki nunca respondió, pero su reacción había sido más que suficiente para sembrar la duda.

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Un encargo inesperado

Una tarde, Mitsuki llamó a Izuku mientras estaba revisando algunos documentos de la empresa que Katsuki le había pedido organizar.

—Izuku, cariño, ¿podrías hacerme un favor? —dijo Mitsuki, su voz tan alegre como siempre.

—Claro, señora Bakugo. ¿En qué puedo ayudarla? —respondió Izuku, algo sorprendido por la llamada.

—Tengo una cita en el centro de la ciudad y pensé que podrías acompañarme. Es una excelente oportunidad para conocernos mejor, ¿no crees?

Aunque Izuku no estaba seguro de lo que Mitsuki quería realmente, no podía decirle que no.

—Por supuesto, estaré listo en unos minutos.

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La conversación con Mitsuki

En el auto, Mitsuki no tardó en romper el hielo.

—Dime, Izuku, ¿cómo va la convivencia con mi hijo?

Izuku sonrió nerviosamente.

—Bueno… estamos aprendiendo a adaptarnos.

Mitsuki rió, una risa que dejó claro que no le creía.

—Vamos, sé que Katsuki no es fácil. Tiene una personalidad… complicada, por decirlo suavemente.

Izuku se encogió de hombros.

—Es cierto, pero también he notado que es alguien muy determinado.

Mitsuki lo miró con interés.

—Es la primera vez que alguien ve esa parte de él tan rápido. Aunque no lo parezca, Katsuki tiene un buen corazón. Solo que lo esconde muy bien.

Izuku no supo qué responder. Por un lado, quería estar de acuerdo con Mitsuki, pero por otro, las constantes discusiones y la actitud explosiva de Katsuki complicaban todo.

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Un gesto inesperado

Cuando regresaron a casa, Izuku se encontró con Katsuki en la sala, revisando unos documentos. Al verlos entrar, Katsuki alzó la vista, y aunque no dijo nada, sus ojos se posaron en Izuku por unos segundos más de lo necesario.

—Kacchan, he pasado una tarde encantadora con tu esposo —dijo Mitsuki, rompiendo el silencio.

Katsuki bufó, pero Izuku notó que había un leve rubor en sus mejillas.

—Espero que no te haya molestado demasiado —respondió Katsuki, sin levantar la mirada.

Izuku rodó los ojos.

—Fue agradable, gracias por preguntar.

Katsuki no respondió, pero Izuku sintió que algo había cambiado en el ambiente.

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La intromisión de Shoto

Esa noche, mientras Izuku estaba en la cocina preparando algo para cenar, recibió un mensaje de texto. Era de Shoto.

> Espero que estés bien. ¿Puedo pasar mañana por tu casa? Tengo algo importante que quiero hablar contigo.

Izuku suspiró. No sabía qué pretendía Shoto, pero la insistencia comenzaba a molestarle. Antes de que pudiera responder, escuchó una voz detrás de él.

—¿Quién es?

Izuku se sobresaltó, girándose para encontrarse con Katsuki, quien lo miraba fijamente.

—N-Nadie importante —respondió Izuku, tratando de sonar casual.

Katsuki frunció el ceño y dio un paso hacia él.

—¿Es Todoroki?

Izuku apretó los labios, sintiéndose atrapado.

—Sí, pero solo quiere hablar.

La expresión de Katsuki se endureció.

—¿Por qué sigues dándole entrada?

Izuku lo miró, sintiendo una mezcla de enojo y frustración.

—¡No es como si yo lo buscara! Él es quien insiste, y no puedo evitarlo.

Katsuki apretó los puños, su mandíbula tensa mientras trataba de contenerse. Finalmente, murmuró:

—Si vuelve a aparecer, no me voy a quedar de brazos cruzados.

Izuku sintió un escalofrío. No estaba seguro de si la advertencia iba dirigida a Shoto o a él mismo.

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El acercamiento inesperado

Más tarde esa noche, Izuku intentó relajarse viendo televisión, pero sus pensamientos seguían girando en torno a Katsuki y Shoto. De repente, Katsuki apareció en la sala y se sentó en el sofá, justo a su lado.

—¿Puedo quedarme aquí un rato? —preguntó, con un tono más suave de lo habitual.

Izuku asintió, sorprendido por la solicitud.

Pasaron varios minutos en silencio, viendo la pantalla sin prestar mucha atención. Finalmente, Katsuki habló.

—No sé por qué te importa tanto lo que diga Todoroki.

Izuku lo miró, confundido.

—¿Qué quieres decir?

—Siempre pareces alterado cuando hablas de él. Como si… no quisieras que lo notara.

Izuku sintió que sus mejillas se calentaban.

—Eso no tiene nada que ver. Es solo que… él me pone nervioso.

Katsuki lo miró fijamente, su expresión seria.

—Si alguna vez dice algo que te moleste, dímelo.

Izuku no pudo evitar sentir un leve calor en su pecho ante la preocupación de Katsuki.

—Está bien, Kacchan. Gracias.

Por primera vez, Katsuki no reaccionó al apodo con molestia. En su lugar, simplemente asintió y se quedó allí, sentado junto a Izuku, como si no tuviera intención de irse pronto.

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