Capítulo 10
El ambiente entre Izuku y Katsuki era tan tenso que parecía que en cualquier momento iba a explotar. Katsuki no podía ignorar los latidos acelerados de su corazón cada vez que veía a Izuku. Tampoco podía soportar la idea de que alguien más lo tocara o incluso lo mirara con intenciones. Pero su orgullo, esa parte testaruda de sí mismo que siempre lo guiaba, se negaba a aceptar que estaba cayendo por el chico al que alguna vez había menospreciado.
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Un nuevo invitado
El día comenzó de forma inusualmente tranquila, hasta que Izuku recibió una llamada inesperada. Se trataba de un antiguo compañero de la secundaria, un chico llamado Haruto, que estaba de visita en la ciudad y quería reunirse con él.
—¿Quién era? —preguntó Katsuki desde la sala, notando cómo Izuku guardaba su celular con una leve sonrisa.
—Un amigo. Vamos a almorzar hoy.
Katsuki frunció el ceño, levantándose del sofá.
—¿Qué amigo?
Izuku lo miró, levantando una ceja.
—Un compañero de la secundaria. No es gran cosa, Kacchan.
Katsuki se cruzó de brazos, su ceño fruncido aún más.
—¿Y por qué tienes que almorzar con él?
Izuku suspiró, sintiendo que el interrogatorio no tenía sentido.
—Porque quiero verlo. No tiene nada de malo, ¿o sí?
Katsuki no respondió, pero sus manos se apretaron en puños. La idea de que Izuku saliera con otro hombre, aunque fuera un amigo, le hacía hervir la sangre.
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El almuerzo con Haruto
Cuando llegó el momento del almuerzo, Katsuki estaba más irritado que de costumbre. Miró por la ventana mientras Izuku salía de la casa, luciendo más arreglado de lo habitual.
"¿Qué demonios hace vistiéndose así para un maldito amigo?", pensó Katsuki, sintiendo una punzada de celos que no podía controlar.
No pasó mucho tiempo antes de que Katsuki tomara su abrigo y decidiera salir. No iba a quedarse sentado mientras otro hombre intentaba acercarse a Izuku.
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Un encuentro explosivo
En el restaurante, Izuku se estaba divirtiendo con Haruto, hablando de viejos tiempos. La conversación fluía de manera natural, pero justo cuando Haruto estaba a punto de contar una anécdota graciosa, una figura familiar apareció junto a la mesa.
—¿Interrumpo algo? —la voz de Katsuki era fría, pero sus ojos brillaban con furia contenida.
Izuku abrió los ojos, sorprendido.
—¡Kacchan! ¿Qué haces aquí?
—Pasaba por aquí —mintió descaradamente, tomando asiento sin que nadie lo invitara. Miró a Haruto con una sonrisa cínica—. Tú debes ser el famoso amigo.
Haruto, aunque incómodo, intentó ser amable.
—Así es. Soy Haruto. Y tú debes ser…
—Su esposo —respondió Katsuki antes de que Izuku pudiera detenerlo.
Izuku sintió que su rostro se calentaba por la vergüenza.
—Kacchan, por favor...
Pero Katsuki lo ignoró, enfocándose en Haruto.
—Entonces, ¿qué tanto hablaban?
Haruto intentó retomar la conversación, pero la presencia dominante de Katsuki lo hizo difícil. Finalmente, el almuerzo terminó con Haruto despidiéndose rápidamente, dejando a Izuku y Katsuki solos.
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Un enfrentamiento en casa
Cuando regresaron a la casa, Izuku estaba furioso.
—¡¿Qué demonios fue eso, Kacchan?! ¡No tenías derecho a comportarte así!
Katsuki lo miró, sus ojos ardiendo de rabia.
—¡Claro que tenía derecho! No voy a quedarme sentado mientras alguien intenta coquetear contigo.
—¡Haruto no estaba coqueteando! —gritó Izuku, acercándose a Katsuki—. ¡No puedes controlar con quién hablo o a quién veo!
Katsuki se acercó más, acorralándolo contra la pared.
—¿Ah, no? ¿Y qué harías si me niego?
Izuku lo miró desafiante, pero su corazón latía con fuerza. La proximidad de Katsuki, su mirada intensa y el calor que emanaba de su cuerpo lo desarmaban por completo.
—No soy tuyo, Kacchan. No puedes actuar como si lo fuera.
Las palabras de Izuku parecieron encender algo en Katsuki.
—¿No eres mío? —murmuró, su voz grave y peligrosa. Inclinándose hacia él, sus labios rozaron los de Izuku antes de capturarlos en un beso profundo, cargado de deseo y frustración.
Izuku intentó resistirse al principio, pero pronto se rindió, correspondiendo con la misma intensidad. Las manos de Katsuki se aferraron a su cintura, acercándolo más mientras el beso se volvía más apasionado.
Cuando se separaron, ambos estaban respirando con dificultad.
—Dime otra vez que no eres mío —susurró Katsuki, su voz ronca.
Izuku lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de confusión y emoción.
—Kacchan…
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El orgullo herido de Katsuki
Sin embargo, como siempre, el orgullo de Katsuki ganó la batalla interna. Retrocedió bruscamente, soltando a Izuku como si hubiera cometido un error.
—Esto no significa nada —dijo, su voz fría y distante.
Izuku sintió que su corazón se rompía un poco más.
—¿Nada? Entonces, ¿por qué sigues haciendo esto?
Katsuki lo miró, pero no respondió. En lugar de eso, se giró y salió de la habitación, dejándolo solo una vez más.
Izuku se dejó caer contra la pared, llevándose una mano al pecho. No entendía a Katsuki, pero una cosa era segura: su relación era un caos, uno del que no sabía si podía salir ileso.
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El contrato
Fiksi PenggemarIzuku Midoriya, un joven humilde que lucha por mantenerse a flote, recibe una oferta inesperada: casarse con Katsuki Bakugo, el arrogante heredero de una poderosa empresa, para que este pueda cumplir con una cláusula del testamento de su fallecido a...