El silencio se alargó entre ellos, mientras ambos trataban de asimilar la magnitud de lo que Luna acababa de decir. La posibilidad de ser hermanos no solo parecía una revelación impactante, sino que también abría preguntas aún más profundas sobre sus vidas y el tiempo perdido que ninguno de los dos recordaba.
Adrián fue el primero en romper el silencio.
—Luna... si resulta que todo esto es cierto, entonces... ¿por qué nadie nos lo dijo? ¿Por qué no nos criaron juntos? —preguntó con una mezcla de frustración y tristeza en la voz.
Luna respiró hondo, sintiendo el peso de esas mismas preguntas. La idea de que habían vivido como extraños cuando en realidad podrían haber sido familia la hacía sentir una punzada de rabia, mezclada con una tristeza profunda que no podía ignorar.
—No lo sé, Adrián. Pero creo que hay alguien, en algún lugar, que sabe exactamente por qué pasó todo esto. Y estoy segura de que tiene algo que ver con esa mujer de las fotos... quien quiera que sea.
Adrián asintió, mirando hacia el álbum que Luna sostenía en sus manos, como si las respuestas estuvieran impresas en cada imagen. Después de un momento, levantó la vista, con una determinación renovada.
—Entonces, vayamos al pueblo y hagamos la prueba de ADN —dijo con firmeza—. No puedo seguir viviendo con esta incertidumbre. Y si estamos juntos en esto, será más fácil enfrentar lo que venga.
Luna sintió una ola de alivio al escucharlo. La disposición de Adrián a descubrir la verdad le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante con su plan.
—De acuerdo. Iremos el próximo fin de semana, cuando tengamos el día libre. Podremos escaparnos temprano y volver antes de que alguien note nuestra ausencia —propuso ella, tratando de pensar en cómo evitarían ser descubiertos.
Adrián asintió, pero una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—Suena como una misión secreta... con nuestra propia investigación encubierta. —Intentaba aliviar la tensión, y Luna le sonrió en respuesta, sintiendo un poco de la misma emoción.
Decidieron no contarle a nadie más sobre sus sospechas ni sobre el plan de ir al pueblo para hacerse la prueba de ADN. Por ahora, sería su secreto, algo que les pertenecía solo a ellos y que los unía aún más en medio de la incertidumbre.
Esa misma tarde, cuando ambos volvieron al internado, Luna se sentía diferente. La sombra de las dudas aún estaba allí, pero la decisión de buscar la verdad la hacía sentirse en control, por primera vez desde que había encontrado el álbum y el diario. Sabía que el camino que tenían por delante no sería fácil, pero lo que realmente importaba era que ya no estaría sola en esta búsqueda; Adrián estaba a su lado, dispuesto a enfrentar cualquier verdad junto a ella.
Mientras caminaban de regreso, Adrián se volvió hacia ella y dijo en voz baja:
—Sea cual sea el resultado de esto, me alegra saber que no estamos solos en todo esto, Luna. Si somos hermanos, será extraño, pero... a la vez, tendría sentido, ¿no? Esa conexión que siempre hemos sentido desde el primer momento.
Luna sonrió, mirando hacia el suelo, perdida en sus pensamientos.
—Sí, tendría sentido... y también respondería muchas preguntas.
Con esa promesa sellada entre ellos, se despidieron al llegar al internado, cada uno dirigiéndose a su habitación. Luna sintió que esa noche dormiría mejor, sabiendo que, aunque el pasado estaba lleno de misterios, el futuro parecía un poco más claro ahora que ella y Adrián habían decidido enfrentarlo juntos.
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La Sombra de los Hermanos Perdidos
LosoweLuna Montenegro es una joven que se muda a un internado en Inverness, Escocia, debido a la decisión de su madre, quien cree que el cambio será una oportunidad para ella. El internado, Saint Edmund's Academy, es un lugar antiguo y lleno de historia...