Extra: El Legado del Clan

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El sol de la tarde iluminaba el jardín trasero de la casa que compartían, una mezcla única de las tradiciones Hyuga, Uchiha y Hatake. Era un espacio donde las barreras de los clanes se desvanecían, dando lugar a un hogar en el que la paz y la risa eran la norma.

Hinata se encontraba en el porche, observando a sus dos hijos jugar. No importaba cuántos años pasaran; cada vez que los veía, su corazón se llenaba de alegría.

- "¡Kaoru, no tan rápido!" - gritó mientras el mayor de los dos corría con una velocidad que solo podía haber heredado de Sasuke.

Kaoru Uchiha, de seis años, tenía el cabello oscuro y ojos penetrantes que reflejaban una determinación inquebrantable. Había heredado no solo la apariencia de su padre, sino también su actitud seria y reservada. Sin embargo, Hinata sabía que bajo esa fachada, su hijo mayor tenía un corazón amable, igual que Sasuke.

Por otro lado, el pequeño de cinco años, Ren Hatake, era la viva imagen de Kakashi. Con cabello plateado que se rebelaba en todas direcciones y una sonrisa traviesa, Ren siempre estaba buscando la próxima aventura. Sus ojos, brillantes y curiosos, no dejaban de explorar el mundo que lo rodeaba. No llevaba máscara como su padre, pero su sentido del humor y su habilidad para meterse en problemas eran exactamente los mismos.

- "¡Ren, si sigues así, te caerás otra vez!" - advirtió Hinata, sonriendo mientras el pequeño seguía corriendo sin escuchar.

Kakashi y Sasuke observaban la escena desde la sombra de un árbol cercano. Sasuke, con los brazos cruzados, no podía evitar sentirse orgulloso al ver a Kaoru entrenar con la misma dedicación que él a su edad. Kakashi, en cambio, solo se reía por lo bajo cada vez que Ren tropezaba y se levantaba como si nada hubiera pasado.

- "Tu hijo tiene más energía que un cachorro hiperactivo" - comentó Sasuke, lanzando una mirada a Kakashi.

- "Y el tuyo tiene el ceño fruncido más perfecto que he visto" - respondió Kakashi con una risa. - "Es como si estuviera perpetuamente molesto con el mundo... igual que tú".

Sasuke rodó los ojos, pero no pudo ocultar la pequeña sonrisa que se formaba en sus labios. Ambos sabían que sus hijos habían heredado lo mejor de cada uno de ellos. Kaoru tenía la disciplina y la determinación de un ninja Uchiha, mientras que Ren poseía la agilidad y la astucia de un Hatake.

Hinata se unió a ellos, acercándose con una sonrisa que aún hacía que el corazón de Sasuke latiera más rápido, incluso después de todos estos años. Se inclinó hacia Kakashi y le dio un ligero beso en la mejilla antes de hacer lo mismo con Sasuke. Era un gesto simple, pero lleno de amor, uno que habían aprendido a disfrutar sin prisas.

- "¿Cómo va el entrenamiento de hoy?" - preguntó ella, acariciando suavemente la mano de Sasuke.

- "Kaoru tiene potencial" - respondió Sasuke con su tono usualmente reservado. - "Aunque necesita trabajar en su concentración".

- "Ren... bueno, él tiene todo el potencial del mundo para volverse un maestro del caos" - añadió Kakashi con una sonrisa.

Hinata rió suavemente y luego se volvió hacia sus hijos.

- "¡Kaoru, Ren! Es hora de cenar" - les llamó.

Los dos niños se detuvieron en medio de su juego y corrieron hacia su madre. Kaoru se acercó con calma y respeto, mientras que Ren se abalanzó sobre ella con los brazos abiertos, casi derribándola en el proceso.

- "¡Mamá, mamá! ¡Hoy atrapé a un insecto gigante!" - exclamó Ren, mostrando un frasco con una luciérnaga dentro.

Kaoru simplemente rodó los ojos y murmuró:

-"Es solo una luciérnaga, Ren... No es gran cosa".

- "¡Sí lo es! ¡Brilla en la oscuridad!" - protestó Ren, como si hubiera descubierto el mayor de los secretos.

Hinata los miró a ambos con ternura. Se inclinó para besar la frente de cada uno antes de guiarlos hacia la casa.

- "Bien, vamos a cenar antes de que empiecen a pelear de nuevo" - dijo con una sonrisa.

Mientras los niños se alejaban, Sasuke y Kakashi intercambiaron una mirada cómplice. Habían encontrado una vida que nunca habían imaginado, un hogar lleno de risas y pequeños desafíos que los mantenían siempre alerta.

- "Al final, resultamos ser mejores padres de lo que pensé" - comentó Kakashi, su tono tan despreocupado como siempre.

Sasuke lo miró de reojo, pero esta vez no pudo evitar sonreír.

- "Supongo que lo somos... aunque Ren definitivamente es tu culpa".

Kakashi soltó una carcajada y le dio una palmada en la espalda a Sasuke mientras ambos caminaban hacia la casa, donde Hinata y sus hijos los esperaban.

Al final del día, cuando todos estaban sentados a la mesa, rodeados de la luz cálida del hogar que habían construido, Hinata no pudo evitar sentirse agradecida. Habían encontrado su propia versión de la felicidad, una que nunca habrían imaginado al comienzo de sus caminos.

Y en los ojos de sus hijos, Kaoru y Ren, vio no solo el futuro de los clanes que alguna vez estuvieron divididos, sino la promesa de una nueva generación que llevaría consigo el legado de amor, valentía y lealtad que ellos habían creado juntos.















FIN♡.
















¡¿Con Quién Me Quedó?! ~ Rencarne En Hyuga Hinata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora