inalambrico

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—¿Te sientes bien? —dijo la morena mientras acariciaba mi cabello con cariño.

Yo le sonreí ampliamente mientras acomodaba mi cabeza en su pecho. Ella estaba sentada en el sofá, recostada en el mismo, yo frente a ella, dándole la espalda, pero recostada en ella.

¿Quieres quedarte un rato más así o vamos a comer?

Eché mi cabeza hacia atrás para verla y le di una pequeña sonrisa.

—Entonces nos quedamos así —agregó para seguir acariciando mi cabeza; solté un suspiro de satisfacción y escuché cómo reía suavemente.
...

Al despertar del magnífico sueño, estaba en la soledad de mi cuarto un sábado. A veces me gustaría tanto quedarme en esos sueños que duele enfrentar la realidad que me esperaba todos los días; era algo que realmente no disfrutaba en absoluto.

Estaba atormentada; mi amor por la morena era una espada de doble filo. Puedo jurar que cada día se hace más grande, consume mi corazón y mi cuerpo, hundiéndome en aguas profundas, sin una posibilidad de salir a tierra firme.
...

El lunes en la mañana teníamos laboratorio de química, aburrido. Después de sacar la bata de mi bolso, caminamos al laboratorio de química a paso rápido y agotado. Nadie funciona bien un lunes a las 8 de la mañana, absolutamente nadie.

El sueño del sábado seguía rondando por mi mente; era como si estuviera en otro mundo completamente aislada de mi alrededor. Me quedé ahí sentada, simplemente disociando de la realidad, sin prestar ni una gota de atención a la clase de química. Lo único que puedo recordar de la primera hora es el profesor diciendo algo sobre gramos de soluto, titulación y cosas así.

Desde que el sol apareció en el cielo esta mañana, sabía que iba a ser un día deprimente, sin sentido, simplemente estando viva, porque como dicen por ahí, estar vivo no es igual a vivir y en ese momento solo era parte del relleno del mundo, copiando los temas en mi cuaderno con la cabeza gacha mientras algún tema triste se transportaba por mis oídos; de vez en cuando no comía nada y otras comía demasiado.

¿Carajo en qué me convertiste?

No había ningún orden en mi vida y yo ya me estaba dando cuenta. En ese momento opté por mejorar mi salud y mi mentalidad.

—¿Olvidar a la morena? —Podía ver la sorpresa escrita en el rostro de Mariana; estaba mucho más sorprendida de lo que esperaba.

—Sé que no será una tarea fácil, pero tengo que seguir con mi vida; no puedo estancarme para siempre —dije con un tono ligeramente vacilante pero decidido.

Ella me miró con duda; claramente pensaba que no lo lograría. Yo tampoco lo creía, pero había que intentarlo.

—Voy a armar un plan para que esto sea más fácil, ayúdame. —Ella me regaló una sonrisa y tomó un cuaderno.

Después de una hora completa perdida en borrones y tachones, sacamos en plan "perfecto"; este se componía de una única regla y principal forma: evitarla completamente. Era lo único que podía hacer; después de todo, solo nos veíamos en la escuela; solo tenía que intentar no encontrarla lo máximo posible. ¿Cómo lograré esto? Evitando ir a la cantina, no acompañar a Sara a verla, sentarme lo más lejos posible, no recurrir a sus lugares favoritos y no subir a su piso.

—Listo, esto es todo —dijo Mariana lanzando exageradamente el lápiz contra la mesa y con una sonrisa amplia en su rostro—. Solo falta que lo ejecutes bien —dijo en un tono bajo y me miró con una ceja alzada; no me tenía fe.

—Lo intentaré, lo juro. —Levanté mis manos en señal de promesa y luego le di una sonrisa.

...

Los días siguientes la evité lo más que pude; aun así era inevitable verla y no solo verla, verla con él, con ese tipo tan desagradable. Solo pensar en él me hervía la sangre. A pesar de esto, ponía mi cara más seria y pasaba junto a ellos. No podría revelar cómo realmente me sentía, no podía interrumpir su mundo de fantasía aun sabiendo que todo era una vil mentira de él.

Enamorandome Del AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora