Detesto cuando pasa esto, tener un sueño y sentir que fue cierto aun cuando ya estás despierto; se veía igual de... Hermosa, por supuesto; es como si en mi mente vivieran esos recuerdos, guardados hasta que, sin consentimiento, salen a hacer travesuras con mis sentimientos. El sueño, o recuerdo de nuestro encuentro en el cumpleaños de Sara, invadía mi mente y, aunque me hacía sonreír, al final despertaba y volvía a la realidad.
Estaba siendo consumida por la decadencia; la morena había pasado a ignorarme completamente. Claramente ya sabía la razón, pero me dolía.
No podía sentirme peor; saber que el amor de mi vida pertenecía a alguien más y que ese alguien era la peor persona del mundo me consumía.
Morena, ¿por qué tus ojos no brillaban por mí?
Aunque era algo que tenía que haberme imaginado, quemaba por dentro; una sensación de náuseas me amenazaba cuando los veía juntos. A veces me daba pequeños saludos, pero nada más.
Estábamos en un día de esos donde no había receso, donde lo mejor que podías hacer era ver por la ventana; justamente eso estaba haciendo. La ventana de nuestro salón conectaba con la cantina y tenía una vista perfecta hacia esta misma. Sostuve la persiana con una mano mientras veía a los niños que estaban siendo bajados exclusivamente para comprar y luego volver a la oscuridad de los salones sin luz.
La figura de la mujer con la que soñaba ahora a diario apareció, caminando muy relajada y con esa sonrisa deslumbrante en sus labios y una bandana que adornaba sus cabellos marrones oscuros y brillantes.
A pesar de todo, verla sonreír y ser ella misma me hacía sentir feliz; yo solo quería su felicidad y, si ya era feliz sin mí, no podía contradecirla.
Una sonrisa débil se formó en mi rostro; cuando menos lo esperaba, la morena fijó sus ojos en mí, su sonrisa extrañamente no desapareció, en cambio se volvió más amplia, se llevó una mano al rostro y me lanzó un beso. Mi corazón latió tan rápido que sentí cómo quería correr hacia ella, entregarle mi cuerpo y alma; un simple gesto cualquiera llenaba mi mente de dudas y preocupación.
A pesar de que sabía que ella amaba a otro, no me rendiría; seguía regalándole caramelos y las golosinas que tanto le gustaban. El dinero no era un problema cuando se trataba de ella; el simple hecho de ver su sonrisa a diario era suficiente para alimentar mi alma.
Hasta que.
Escuché la risa tan extraña de la morena justo detrás de mí en la cantina; no quería voltear, era obvio que ese tipo estaba junto con ella. Era desesperante esta situación; no podía reclamar ni gritar, ni molestarme, porque, aunque para mí ella era todo lo que quería, para ella yo solo era una persona más.
—¿Quién es la niña más linda? —dijo Edgar.
La morena soltó una risita tímida y un susurro—yo—apenas audible; pude sentir como la comida de los últimos 3 días se acumulaba en mi garganta. Intenté respirar, pero tenía una dificultad increíble para hacerlo; el aire no me llegaba al cerebro. La gota que derramó el vaso fue cuando, por el rabillo del ojo, vi como ella jugaba con los dedos de él, de forma tierna y lenta.
Una mezcla de celos y asco se acumuló junto al vómito que amenazaba salir.
A paso lento y discreto me alejé y, cuando estuve lo suficientemente lejos, corrí, solo corrí, por los amplios pasillos y escaleras, subiendo a toda velocidad. Las lágrimas en mis ojos empezaban a brotar junto con la rabia acumulada. Me dejé caer en el pupitre, tirando con fuerza la botella de agua contra el suelo.
Algunas miradas se fijaron en mí por unos segundos, pero nadie le dio mucha importancia; mis amigos seguían en la cantina, así que estaba sola, sola, me sentía, ya no había calma, solo rabia.

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Enamorandome Del Azul
Genç Kurgu(sin corregir) Esto no es una historia de amor. Cuando crees encontrar al amor de tu vida, pero ella no demuestra interés en ti, insistes o te vas?, nuestra protagonista hace hasta lo imposible por conseguir su amor, tendrá suerte?