𝑱𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝐼𝑉

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Jace soñó con Baela

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Jace soñó con Baela.

Baela Targaryen era la hija de Daemon Targaryen y Laena Velaryon. Era su prima, su hermanastra y, más importante, su prometida. Jace tenía cuatro años cuando fueron prometidos, mas tomó conciencia de la situación a los cinco años y, para los seis, se había enamorado de Baela.

Convertidos en hermanos, siendo Dragonstone la sede de su familia, aprendieron a volar juntos en sus dragones y educarse en política para cuando fueran los próximos Reyes de los Siete Reinos. Jace había comenzado a llamar princesa a Baela en privado, título que obtendría tras su casamiento, solo porque el apodo disgustaba a la muchacha, que le daba un golpe en el brazo para girarse, ocultando su sonrojo con sus rizos blancos.

Jace soñó con una boda que nunca ocurrió, fantaseando con Baela usando un vestido blanco y un velo que cubriera su cara. Nunca había imaginado algo tan hermoso, y nunca lo vería.

Jace se apoyó contra la pared, mirando la ventana. Contemplando la noche en silencio, su cuerpo se encontraba descansado, así que asumía que no se había levantado a la madrugada, sino que había dormido un día completo. Nadie había venido a perturbar su sueño, pero había una bandeja con comida fría sobre una pequeña mesa, junto a una jarra de agua.

Cuando Jace cerró los ojos, volvió a pensar en Baela. ¿Podrían ser los dioses compasivos y enviar a Baela con él si lo pedía? Si suplicaba de rodillas, ¿le darían al menos la oportunidad de despedirse de ella? ¿De probar sus labios nuevamente?

Quería regresar al campo de batalla. Luchar contra los Hijos de la Arpía y la interrogación posterior lo había mantenido con la mente fría y la adrenalina en las venas. No había lugar para los pensamientos. Quedó tan cansado que solo le bastó con apoyar la cabeza sobre la almohada.

Ahora estaba tan despierto como cuando apareció en Meereen y, sin nada en que centrar su atención más que en la luna, sus pensamientos giraban en torno a Baela. Jace se esforzó en recordar el último beso.

Baela estaba jugando con una ballesta, amenazándolo con dispararle si no iba a conseguirle otro pedazo de tarta de limón a las cocinas. Jace le había dicho que podía dispararle, porque luego de volar a Vermax había estado demasiado cansado para pararse de la cama. Así que Baela se había acercado y Jace aprovechó para tomarla en sus brazos, atrayéndola hacia él.

Ni siquiera había sido un beso en realidad. Baela estaba riendo porque Jace le hacía cosquillas en su cintura, allí donde tenía la piel sensible. Jace intentó besarla y, si bien tocó sus labios, también sus dientes, sintiendo una leve mordida de parte de ella. Pero él había besado su risa, y no había mejor último beso.

Excepto por la parte que fue su último beso.

Luego, el guardia de los aposentos de Jace le informó con urgencia que su hermano Aegon había llegado a Dragonstone en lomos de su malherido dragón, alertando del ataque de la Triarquía. Baela había intentado tranquilizarlo, asegurándole que rescatarían a Viserys de las manos de la Triarquía, pero Jace apenas la había escuchado, llevando a las Semillas de Dragón con él a buscar a sus dragones. Las últimas palabras que Jace le dijo a Baela fue que le informara a su madre lo que había pasado.

𝐕𝖺𝗅𝗒𝗋𝗂𝖺𝗇 𝐁𝗅𝗈𝗈𝖽 | got & hotdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora