Capítulo 10

1.9K 343 567
                                    

Mehran Eahne

Bered desapareció hace dos minutos. Me alejo de las montañas y glaciares hasta llegar a una llanura inacabable. El "sol" no se ha inclinado mucho cuando los altos árboles empiezan a aparecer dándome la bienvenida. El frío ha menguado, pero no se ha ido por completo, sin embargo es aceptable, ya no estoy titiritando y mi cabello no está tieso.

―Si hay árboles hay pájaros, ¿o era al revés? ―susurro caminando entre ellos con el ceño fruncido.

Sí. Aquí hay aves, las escucho cantar alrededor, y también ese hilo de poder ha crecido. Lo siento más cercano, como si me estuviese acercando a la fuente de poder.

Bien, con tal no sea un querubín enojado todo estará bien.

Los árboles parecen pinos, pero... son un poco diferentes. Parecen pinos, pero huelen a otro tipo de árbol. Además, su madera es diferente. Incluso los arbustos de hojas triangulares me parecen raros.

La tierra bajo mis pies es casi negra, parece buena para sembrar algunas plantas. Y tiene hormigas rojas.

Si los humanos codiciosos supieran de este lugar...

―Otro lugar ―hablo deteniéndome a descansar―. Es hermoso.

Tiene atmósfera apta, creo que si no hay humanos aquí sería un buen lugar para hacer una tierra nueva.

A este punto pienso que si no logramos salir de este lugar tendré que hacerme ropa con hojas así como hicieron Adán y Eva.

¿Y si soy una Eva aquí y Bered un Adán? ¿Y si este lugar está vacío así como los otros que hay parecidos?

El Creador me dejará salir de aquí. Lo sé.

Sé que él sabe que yo no sería capaz de contarle esto a nadie, además que... ¿Con qué motivo lo haría?

Estupideces.

*

Camino sin prisa porque el origen de poder que se siente alrededor aumenta con cada metro que recorro.

Bered no ha regresado, no sé por qué ha tardado tanto y sé que nl debería preoucuparme. Cada diez minutos envió una señal tenue al cielo para que me encuentre, pero supongo que debe estar investigando la zona y buscando dinosaurios o dragones.

Minutos más tarde algo llama mi atención y es que el tupido bosque de pinos se acaba dándole la bienvenida a una especie de pared de arbustos. La toco titubeante y noto que es como un muro, pues se extiende a derecha y a izquierda.

¿Una civilización angelical? ¿Una morada?

La altura no sobrepasa los cinco metros, creo, pero claramente puede ser la muralla de alguna morada.

―No voy a escalar así ―refunfuño empezando a rodear―. ¿Bered, dónde estás?

Apresuro mis pasos y creo que acabo de ver una ardilla en las ramas de árbol frondoso.

―Lástima que está al otro lado del universo, sería un buen lugar para vivir ―murmuro―. Sin contaminación.

De hecho, si hay minerales valiosos aquí prohibiría su extracción. No quiero que contaminen la atmósfera llevándola a la pronta destrucción. A la Tierra solo le bastaron cien años para llevar al planeta a lo que es hoy.

Aquí sería diferente.

La pared se acaba pronto y me sorprendo un poco. Estoy alerta por si me consigo a alguien, pero mi instinto de supervivencia me hace dudar y repasar un plan de ataque antes de asomarme y caminar más allá. Claramente esto está lleno de glamour, pero no he hecho ni un esfuerzo en derribarlo, lo he visto sin complicaciones.

Furia de arcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora