Una semana pasó, y cada día para Taehyung era una repetición de miradas tras las viseras de los trajes protectores, de voces apagadas por las mascarillas, de sus seres queridos ocultos tras capas de tela azul que parecían tan frías como el propio hospital. Cada vez que veía a Jin y a su madre cubiertos de aquella manera, sentía que el mundo se volvía más distante, como si los hubieran separado por una barrera invisible.
Un día, la enfermera que lo cuidaba entró con una sonrisa que rompía la monotonía de sus días. "Taehyung, el doctor me ha autorizado a sacarte al parque del hospital. Solo media hora, ¿te parece bien?" Taehyung asintió, y la enfermera lo cargó con cuidado, colocándolo en una silla de ruedas. Sintió un destello de emoción, la promesa de algo distinto. Salir, aunque fuera solo por un momento, era un pequeño milagro.
Al llegar al parque, el aire fresco y el leve murmullo de las hojas le hicieron sentir, por un instante, que el dolor y el cansancio no existían. Mientras miraba alrededor, un chico se acercó, arrastrando un soporte de suero junto a él. Era joven, tal vez no más de 16 años, y tenía una mirada que brillaba intensamente, casi como la de un venadito en el bosque. "Como Bambi", pensó Taehyung, sonriendo en silencio.
El chico, al ver a Taehyung con la máquina de oxígeno, lo miró con curiosidad y, con una voz amable, se presentó: "Hola, soy Jeon Jungkook. ¿Y tú cómo te llamas?" Taehyung intentó hablar, pero apenas pudo articular sonido alguno. La enfermera se adelantó y explicó suavemente: "Su nombre es Kim Taehyung. Tiene una enfermedad que lo cansa mucho, por eso no puede hablar ahora."
Jungkook no parecía inmutarse, su entusiasmo era genuino. "¿Y puede jugar?" preguntó con inocencia. La enfermera sonrió y negó con la cabeza. "No puede jugar, pero puede disfrutar de tu compañía mientras reviso a los ancianos." Jungkook asintió, y sin más, se sentó en el suelo, justo al lado de Taehyung, que lo miraba con una mezcla de asombro y gratitud.
Jungkook, entusiasmado por quedarse, se sentó en el suelo junto a Tae, que estaba en su silla de ruedas. Arrastró su soporte de suero, acercándolo junto a él, y se acomodó a su lado, como si fueran viejos amigos. Aunque Tae no podía hablar, sintió una pequeña chispa de alegría al ver a alguien de su edad sentado junto a él, dispuesto a compartir un momento en silencio.
¿Cómo estás?" preguntó Jungkook, su voz suave pero curiosa. "¿Te duele cuando te inyectan?"
Tae asintió lentamente, su rostro reflejando el dolor, pero en sus ojos había una calma resignada. Jungkook, preocupado, dio un paso más cerca, su mirada sincera.
"¿Te duele mucho?" insistió, y Tae, con la poca energía que le quedaba, levantó la mano y la puso en su pecho, señalando la zona de su pulmón.
Jungkook comprendió al instante. "Yo tengo leucemia", dijo, su voz ahora con un tono de vulnerabilidad. "Mi mamá murió de eso. Mi papá me lleva a mis tratamientos, aunque a veces me deja por mucho tiempo." Hizo una pausa, mirando a Tae con una mezcla de tristeza y empatía. "¿Tienes mamá?"
Tae asintió, su rostro apagado por el agotamiento, pero su mirada más suave al pensar en su madre. "¿Y papá?" Jungkook preguntó, pero Tae negó, y luego asintió de nuevo. "Tengo un padrastro", respondió con una voz apenas audible.
"Mi madrastra es una bruja mala", dijo Jungkook, con una risa amarga. "Pero yo me voy a vengar." Tae no dijo nada, solo negó con la cabeza.
Jungkook, sintiendo la conexión, se acercó aún más y, con una sonrisa tímida, dijo: "Tus ojos son bonitos. Tu cara es muy bonita. ¿Y yo soy bonito?"
Tae, sorprendido por el comentario, asintió lentamente, sonriendo ligeramente. "Sí, eres bonito", respondió, sintiendo por primera vez en mucho tiempo que alguien lo veía sin compasión, solo con simpatía genuina.
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TAEHYUNG TIENE CÁNCER
RandomQuerido diario, Hoy, 15 de noviembre de 2003, me llevarán otra vez a quimioterapia. A veces siento que ya no puedo más. Mi madre me repite que todo esto es para mi bien, que es una esperanza, una lucha que no debo abandonar. Pero, ¿a quién engañamos...