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El día de la tan esperada fiesta sorpresa para Tae había llegado. Hoseok, fiel a su papel de protector, se había encargado de distraerlo llevándolo a una consulta médica, mientras que Jungkook, Jin y la madre de Tae trabajaban frenéticamente para decorar y organizar el local. El ambiente estaba cargado de emoción y expectativa.

Mientras Jin colocaba luces en las esquinas del salón y la madre de Tae ajustaba los detalles de la mesa principal, Jungkook salió del local con el teléfono en mano, visiblemente nervioso. Se apartó unos pasos y escribió un mensaje:

"Hola. Cancela todos tus planes y ven aquí hoy a las 2 de la tarde. Si no vienes, te odiaré."

Tras unos minutos de espera, el teléfono vibró con la respuesta:
"¿Por qué tendría que cancelar mis compromisos por ti?"

Jungkook apretó los dientes, frustrado, y rápidamente escribió de nuevo:
"Es el cumpleaños de Tae, y sé que a él le gustaría verte."

El tiempo pasó lentamente hasta que llegó otra respuesta:
"¿Tae no cumple el 30 de diciembre?"

Jungkook suspiró, ya esperando la confusión, y respondió:
"Sí, pero ese día estaba internado en el hospital y no pudo celebrarlo. Hoy le hacemos una fiesta sorpresa."

Unos segundos después, la respuesta llegó con un simple emoji: 👍.

Jungkook guardó el teléfono, sintiendo un leve alivio, pero también cierta tensión. Todo tenía que salir perfecto; no solo por Tae, sino también porque quería demostrarle que merecía cada sonrisa y momento de felicidad que estaban preparando para él.

Al regresar al salón, Jin lo miró con una sonrisa burlona.

—¿A quién estabas chantajeando ahora, pequeño celoso?

—Nada que te importe, hyung —respondió Jungkook, sonrojándose ligeramente mientras volvía a su tarea.

La madre de Tae, que había oído parte de la conversación, sonrió con ternura.

—Es increíble todo lo que haces por él, Jungkook. Estoy segura de que Tae será el más feliz hoy.

Jungkook asintió con determinación.

—Eso es lo único que importa. Tae merece esto y mucho más.

Cuando Tae y Hoseok regresaban a casa, Tae notó que Hoseok tomó un desvío inesperado. Sus ojos se llenaron de confusión y un leve temor mientras miraba a su alrededor.

—¿Qué estás haciendo, papá? —preguntó con una voz tensa, tratando de mantener la calma.

Hoseok no respondió de inmediato, solo apretó el volante con fuerza y frenó bruscamente frente a un salón decorado con globos y luces visibles desde afuera. Se bajó del auto y caminó hacia el lado de Tae, abriendo la puerta.

—Vamos, cariño. Baja un momento.

Tae lo miró con el ceño fruncido, aferrándose al asiento.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué estamos aquí?

—Perdóname, Tae. No tuve opción...

El corazón de Tae se aceleró al escuchar esas palabras. Su mente se llenó de pensamientos oscuros y aterradores. ¿Qué estaba haciendo Hoseok? ¿Por qué sonaba tan extraño? Sus manos temblaron, pero no tuvo oportunidad de decir nada más. Hoseok lo cargó cuidadosamente, mientras Tae se quedaba quieto, petrificado por el miedo.

—Te perdono, papá... —dijo en un susurro, pensando que quizás Hoseok estaba haciendo algo terrible, algo que no podría detener.

Pero todo cambió en un instante. Al cruzar la puerta del salón, una explosión de voces lo recibió.

TAEHYUNG TIENE CÁNCERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora