Destiny [daerin]

12. Labor

Dedicado a: Mo_Dani_Iloveyou143

Tras la breve reunión, las alfas salieron del despacho al mismo tiempo, pero en direcciones opuestas. Min Ji se marchó para reunir al consejo, mientras que Hae Rin se dirigió a los aposentos donde se encontraba su esposa, no sin antes pedir a una doncella que vigilara a Hanni.

Cuando llegó a la habitación, se acercó en silencio a las omegas y se disculpó con su amiga por haberle dado trabajo a Min Ji.

- No te preocupes por eso - aseguró Hanni amablemente, aunque sin mirarla a los ojos, pues estaba concentrada en el rostro adormilado de su recién nacida - Ella tiene su deber, y yo el mío.

Hae Rin asintió con algo de pesar, ocultándose discretamente detrás de Danielle.

- También me llevo a mi esposa, tenemos un asunto pendiente, pero dejo a la señorita Emma a tu servicio.

Hanni alzó la vista de Luna para dedicarle una tranquila sonrisa a la menor, despidiéndose de ambas reinas con afecto.

Danielle caminó junto a Hae Rin mientras atravesaban los pasillos del castillo, sus manos entrelazadas en un gesto de complicidad. Aunque no habían dicho nada desde que dejaron a Hanni, la energía entre ambas era suficiente para llenar el silencio. Había una intención clara en su andar, un propósito que compartían desde aquella noche especial bajo la novena luna del año.

Esa noche, cuando sus corazones finalmente se sintieron alineados, Hae Rin confesó que no había completado la marca de Danielle durante la boda. En lugar de unirlas completamente, la mordida superficial había sido un gesto simbólico, una promesa de que lo harían solo cuando ambas estuvieran listas y se amaran de verdad. Esa revelación no solo alivió las dudas de la mayor, sino que encendió en ambas el deseo de crear un momento que fuera solo suyo, lejos de las expectativas del mundo.

Durante el mes siguiente, ambas se dedicaron a planear en secreto su ceremonia privada. Por las noches, se reunían en los aposentos reales, susurrando ideas mientras imaginaban cómo sería ese instante perfecto. Hablaron del lago, de su serenidad y belleza, y decidieron que sería el lugar ideal para sellar su amor. Cada detalle fue escogido con cuidado: las telas, las flores, los alimentos. Todo debía representar la pureza y fortaleza de su vínculo.

Esa mañana, tras visitar a Hanni, supieron que el momento había llegado. El castillo aún despertaba, y las tareas del día apenas comenzaban. Moviéndose con cautela, se escabulleron hacia la cocina para recoger las cestas preparadas la noche anterior. Frutas frescas, panes dulces y una botella de vino especialmente seleccionado llenaban los recipientes. Luego, subieron a la torre más alta, donde una doncella de confianza de Hae Rin había guardado dos vestidos blancos, bordados con delicados patrones que simbolizaban amor eterno y prosperidad.

En el vestidor adyacente, ambas se ayudaron a arreglarse, riendo suavemente mientras colocaban las tiaras de flores que habían tejido días atrás. Los vestidos caían con elegancia, reflejando la luz matutina que se filtraba por las ventanas. Al mirarse en el espejo juntas, Hae Rin no pudo evitar sonreír.