Grupo de apoyo.

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Capítulo 5: Grupo de Apoyo.


Naruto.


Cuando llego a casa, la sensación de soledad vuelve a mi como un resorte. Aunque, en verdad, nunca se ha marchado. Estoy solo. Siempre. En la escuela, en la calle, en mi casa... en mi vida. Soy un alma solitaria arrastrada a la nada. Pero no importa.

-Kyuuby.- Grito, cuando llego al pasillo. Mis pies descalzos -solo llevo calcetines- se sienten fríos y tengo que tener cuidado para no caerme cuando resvalo por la madera.- ¿Estás en casa?.- Intento, al decirme que quizá está con la música puesta y no me ha escuchado. Pero nada. No hay respuesta.

Camino a la cocina.

"Cariño, he tenido que salir unas horas por una operación urgente. 

Tu hermana ha ido a estudiar a la biblioteca. La comida está en la encimera, solo tienes que calentarla en el microondas.

Te quiero.

Mamá."

Quizá debería sorprenderme, pero no es así. Después de años viviendo esto día a día, es normal.

Miro el plato de mi comida e instantáneamente un nudo se forma en mi garganta, oprimiendome. Mi barriga hace cosas extrañas. Sin darme cuenta, tengo una cara de asco digna de fotografía.

"No voy a comer eso."- Camino hacia el frigorífico y cojo la lechuga, seguido del tomate. Después la sal y el aceite.- "Una ensalada."- Me digo. No me gusta comer. Bueno... en realidad si que me gusta, comer es un placer, lo que no me gusta es odiarme segundos después de haber ingerido algún alimento. Tampoco las ganas de llorar que tengo, o verme a mi mismo inclinado con la cabeza prácticamente metida en el inodoro, inttroduciendome dos dedos en mi garganta hasat la campanilla para sacarlo fuera.

Eso es exactamente lo que detesto.

No pasan veinte minutos antes de que esté llorando en un rincón de mi cuarto, apretando los puños con impotencia, intentando que mis pensamientos dejen de saturarme la mente. Y finalmente, segundos después... estoy en el baño. Torturándome a mi mismo, dejándome guiar por mi mente.

(...)

Lo malo de estar 'enfermo', no es el simple hecho de tener esa condición fisica o mental, lo peor de todo ello es lo que la gente piensa o dice. Las miradas. Lo que todo ello provoca. Por eso trato de ocultar lo que albergo dentro de mi. Callarlo y esconderlo bajo capas y capas de color negro. Algo así como un lado oscuro que real, realmente, no quieres que nadie vea. Como tu autodestrucción silenciosa. Tu muerte callada. Tus gritos a voces que nunca son escuchados.

Porque así lo he elegido.


Miro al cielo mientras intento concentrarme de nuevo en la carretera y salir de mis pensamientos. Odio los días como hoy. No de tiempo, por supuesto, está nublado y eso me alegra; si no este día en general. Un día de la semana. Soy extraño, porque todo el mundo odia los lunes por empezar de nuevo con la rutina, pero a mi no me molestan, en cambio yo odio los jueves. Demasiado. Porque es cuando estoy cara a cara con mi tortura. Y, aunque hoy era el tercer día, estaba seguro de que iba a odiar ese lugar por mucho tiempo.

Me digo a mi mismo que el día de hoy estoy muy negativo. Siempre estoy siendo bastante pesimista -o realista, siendo sincero- cuando se trata de mi, de mi vida, pero en cambio, cuando se trata del resto del mundo, siempre muestro mi más falsa sonrisa y muestro mi apoyo incondicional, sin dejar de repetir un: 'Todo estará bien, tranquilo. Todo mejorará. Solo se fuerte.'. Siempre me he preguntado porqué es tan dificil tener esa mentalidad conmigo mismo, cuando se tratan de mis asuntos.

Unidos por los problemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora