Unidos por los problemas.

El inicio del problema. (II)

El inicio del problema (Sasuke)

La primera vez que le dijeron que no valía nada, Sasuke se defendió como si su vida dependiera de ello.

Estaba en clase de literatura, estudiando algunos relatos de poesía y los recursos literarios más utilizados en estos, mientras él y Gaara hacían bromas sobre como la maestra siempre se confundía al escribir la S y terminaba haciendo un 8. Algo sencillo y que llevaba pasando años, pero que nunca perdería la gracia. Después, el descanso llegó y algunos compañeros llegaron a su alrededor para pedirle los ejercicios de la siguiente hora, sabiendo que en su mayoría, Sasuke era un chico aplicado al igual que el pelirrojo.

Esta vez, sin embargo, no los había hecho, pues había estado algo distraído jugando con Itachi hasta tarde, y cuando se levantó, estaba tan cansado que no se había parado a hacerlos.

—Joder, Sasuke.— Alguien dijo, y Sasuke nunca pudo saber quién.— Ni siquiera para eso sirves, no vales nada.— El aglomeramiento de gente a su alrededor se fue disipando, pero aún así él contestó.

—¿Y tú qué, eh? ¡Aprende a hacerlos por ti mismo, imbécil!

(...)

La segunda vez que pronunciaron las palabras "no vales nada", Sasuke se dañó por primera vez. No paró hasta que sus nudillos estaban llenos de sangre.

Gaara ya no estaría allí para sonreírle o darle un codazo amistoso cuando se sentía de ánimo bajo, pues se había vuelto a Inglaterra hacía dos meses atrás.

Habían pasado dos meses desde la última vez que lo escuchó, y sinceramente, Sasuke no le había dado importancia a eso, ya que ni siquiera sabía quién se lo había dicho.

Pero esta vez era totalmente distinto.

Estaba corriendo por el pasillo, con ganas de llegar a su habitación, para escuchar un poco de música y conseguir alejar los malos pensamientos que últimamente estaba teniendo, cuando Itachi se topó en su camino. Ambos chocaron y el contenido que tenía el vaso que Itachi llevaba entre sus manos, se derramó por todo el suelo y por la camisa blanca del mayor, quien se recompuso al instante y miró a Sasuke con el ceño fruncido.

—¿¡Por qué no miras por dónde caminas?!— Chilló Itachi, completamente histérico.— He quedado dentro de diez minutos y ahora no me dará tiempo a llegar porque me has manchado la camisa. ¡Dios, no sirves para nada! ¡Quítate de ahí!— Volvió a gritar, cuando Sasuke no se movió del sitio, aún asimilando las palabras que habían salido de la boca de su hermano.

—Lo siento, yo...— ¿Yo qué? Pensó Sasuke. ¿Yo soy un desastre? ¿Yo soy imbécil? ¿Yo tengo la culpa de que papá se fue? ¿Lo siento por destruir vuestras vidas?

—Chicos ¿qué sucede?— Preguntó su madre, en el tono ausente que tenía desde que su padre se marchó de casa.

—¡Que tu hijo pequeño es idiota y no sirve para nada!

Sin decir nada esta vez, Sasuke corrió escaleras arriba, aún más rápido que antes y cerró la puerta tras de sí.

Su cuerpo estaba doliendo físicamente, de todo el daño emocional que estaba sintiendo en ese mismo momento. Ni siquiera estaba pensando con claridad, solo quería que eso desapareciera, que los malos pensamientos se fueran lejos y lo dejasen descansar después de todo el tiempo que lo llevaban acompañando. Su mente solo gritaba: duele, duele, duele. Hazlo parar.

Y él no pudo más que golpear la pared con toda la fuerza que tuvo.

Eso lo alivió, por lo que sin pensar, volvió a golpearla, más fuerte que antes.