Ironía.

168 20 0
                                    

Ironía.

Sasuke.

"Cuesta admitirlo" Piensa, caminando aminorando su paso. Es verdad, y es que nunca ha tenido interés en nadie antes, no desde que su padre abandonó el hogar de un día para otro, sin más, y Gaara volvió a Inglaterra; todo pasando tan seguido que no supo cómo afrontar tanta pérdida en tan corto periodo de tiempo, no sin recluirse en sí mismo y encontrar el alivio en objetos punzantes con los que encontraba una falsa tranquilidad. Dos pérdidas en menos de tres meses. Tres si cuenta a su madre. Cuatro si... ¿debe contar a su hermano? ¿tiene qué? Él sabe que Itachi está, está a ratos, cuando no está perdido en dentro de su mundo, encerrándose entre grandes paredes que suenan a "Universidad" y a "Irme de casa" y a "Debo seguir adelante". Sacude su cabeza y vuelve a concentrarse en el hilo de pensamientos que se ha ido distorsionando mientras rodeaba esquinas y esquivaba a una anciana con un pequeño carrito de la compra. "Pero... estoy..." No puede definirlo como contento, definitivamente, y mucho menos como 'feliz'. Pero sí está emocionado. Emocionado por ir a la casa de Naruto Uzumaki, aunque sea con la excusa de hacer el trabajo que ambos tienen que entregar en dos semanas. Tiene ganas de correr y llegar cuanto antes, incluso a pesar del mal día o del cansancio que recayó sobre él nada más llegar a casa. Y es entonces, cuando camina aún más rápido que antes, que se pregunta cuánto ha echado de menos tener alguien con quien hablar, alguien a quien escuchar, alguien con quien pasar el rato y olvidarse de la parte oscura de su vida.

Más aún podía escuchar los gemidos en su mente, haciéndolo sentir más odio por sí mismo, y más repulsión sobre su propia vida.

Llega al fin, con la cabeza baja y su suéter entre sus puños. Nervioso e incómodo por tener que llamar a la puerta. Sin poder quitar del fondo de su mente el pensamiento de que quizás está molestando a Naruto y que este es demasiado amable para rechazar su presencia. Pero aún así, llega. Y antes de que pueda arrepentirse de nada, llama al timbre y espera, balanceándose de un píe a otro, esperando que alguien abra.

Es Naruto quien abre. Naruto, con sus ojos azules, su cabello rubio -pero de alguna manera se ve sin mucho brillo, como si lo hubiese teñido muchas veces y estuviese perdiendo fuerza-, su sonrisa vacía y una extraña mirada ilusionada.

—¡Hola, teme!— Sasuke no puede sino sonreír ante el apodo, porque se siente cálido a pesar de todo.— Te has dado prisa, ¿tan nervioso estabas por el proyecto?— Asiente, incluso cuando hay algo en el ambiente que grita "mentira, mentira, no es por el proyecto". Y cuando cree que Naruto está por preguntar, este se da la vuelta y pregunta, sin embargo:

—¿Quieres café, te o algo de tomar?— Sasuke niega, mirando a la cocina. Es amplia, y parece hogareña, el típico hogar donde todos cocinan juntos y hay sonrisas por todas partes, gritos y bromas. Vuelve a negar con la cabeza cuando Naruto pregunta, de nuevo, si está seguro.

—Solo agua, entonces.— Cede, y cuando se quiere dar cuenta, ambos están en la habitación del rubio, que sin esperarlo, está llena de posters por todas partes, libros en una estantería gigante, un armario bastante espacioso y un pequeño escritorio con un portátil encima. También hay una puerta al otro lado del dormitorio, y Sasuke deduce que debe ser el baño. El color de las paredes, sin embargo, es algo que no combina bien con el ambiente de la propia habitación, tan apagadas y monótonas que se sienten incompletas, fuera de lugar.— Me gusta tu poster de Kuroshitsuji.— Es todo lo que dice.

—Es uno de mis animes favoritos.

—Mío también.— Y después, todo se queda en un extraño e incómodo silencio que se siente pesado.

—Así que...— No había notado que la mano de Naruto estaba estirada hasta que habló, sosteniendo su vaso de agua entre las manos.

—Así que...—Repite Sasuke, cogiendo el vaso y dando un sorbo, esperando que todo fuese algo más agradable dentro de poco. Esto era nuevo para él, y no era difícil de suponer que para Naruto también. Ellos no estaban acostumbrados a socializar, y de hecho, era su primer proyecto en parejas después de mucho tiempo, y es que ambos solían hablar con el profesor después de clases para solicitar hacerlo en solitario. Esto era distinto. Y ambos saben que seguramente tomará tiempo. Y está bien.

Unidos por los problemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora