Divagar.

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7: Divagar.




Naruto.




Odiaba la hora del almuerzo. O la hora de comida en general. Se hacía eterno y era horrible. Para mi, consistía en estar treinta minutos sentado en algún lugar alejado de la cafetería o en el patio al aire libre ,leyendo o estudiando, cualquier cosa que me permitiera dejar de pensar.


No esperaba la hora de que sonara la sirena y entrar de nuevo al horario de clases.Suelen pensar que estar seis días metido en un recito cerrado donde te obligan a aprender es horrible, pero cuando tu propia casa -tu propia mente o tu propio tú- es lo más horrible que hay, la escuela es uno de los lugares más encantadores del mundo. ¿Raro, no?.


Volví a mi lugar y sin intentar prestar atención a la maestra que acababa de llegar, mire por la ventana y divagué tan lejos como pude. Y... no pude pensar en él. Sasuke. Desde el martes por la tarde no había salido de mi cabeza en ningún momento.


Negué con la cabeza, y cuando ví al profesor borrar toda la pizarra y empezar a escribir, concentré toda mi atención en ello. Pero solo duró unos segundos, hasta que mi cabeza empezó a divagar lejos. Me obligué ami mismo a no pensar, a no dejarme sentir, a no tocar mi barriga y odiarme aún más, por lo que cogí mi cuaderno y, en la última página de la parte de atrás, empecé a dejarme ir y escribir.



"Soy un egoísta. Una persona que, aunque valora lo que tiene, lo desprecia y lo odia.


¿Cuántas personas querrían lo que yo tengo? ¿Cuántas personas darían todo de sí por tener un cuerpo completo, por tener un techo bajo el que dormir o por tener un plato de comida?


Pero yo, como el dobe que soy, simplemente lo odio. Lo detesto.


Me detesto a mí.


A mi mente.


A mi forma de pensar.


Pero no odio mi vida.


No odio a mi familia.


Solo lo que yo soy. El que yo naciera.


Odio mi propia existencia."



Suspiré con desgano al leer en lo que había acabado mi media hora de una aburrida y ausente clase. Levanté la vista de mi folio ahora escrito con negro y miré por la ventana. Estaba azul, con un brillante sol cegador, pero yo era una persona que prefería los días fríos y grises. Esos en los que me sentía identificado.


"Soy estúpido".


Giré sobre mí mismo y miré a Sasuke desde lejos. Me estaba mirando. Sentí mis mejillas enrojecer y me pregunté qué estaba mal conmigo. Ironía,por supuesto.


Sonreí,contrario a mis profundas ganas de llorar. Y él me devolvió la sonrisa.


Y de nuevo,después de que mi cuerpo recuperara algo de calidez, me volví a dejar divagar a mi mismo. En esa hoja de papel, perdido en mi mismo.


"Pero los hermosos ojos de Sasuke no me abandonaron ni un segundo en el tiempo restante de clase."


Unidos por los problemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora