Prólogo 2: La vida de Sasuke Uchiha.

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Prólogo 2: La vida de Sasuke Uchiha.



Las clases se han hecho eternas, pero cuando pienso que tengo que volver a casa, quiero que duren más, mucho más. No solo porque no quiero ver a Itachi o a mi madre... O a él; sino por mi. Por la forma en la que estar en mi habitación, me oprime. Aunque también es el único lugar donde puedo ser yo, solo yo mismo, sin máscaras, sin ocultamientos, sin falsedad. Pero cuando uno está solo, tiene tiempo para pensar, mucho, y pensar -demasiado- es la arma más letal de autodestrucción. Más aún cuando no puedes sacar todas tus emociones al exterior y todo te lo guardas para ti, ya sea por miedo, culpa, pena u otros millones de motivos.


Pero eso está bien. Porque yo merezco ser dañado, destruido, odiado... Yo merezco todo lo que me hago a mi mismo.


Voy tan perdido en mis pensamientos camino a casa que casi me paso. Si, casa, porque a eso definitivamente no se le puede llamar hogar.


Abro la puerta y saludo. Solo Itachi me contesta. Camino a mi habitación y me tumbo en la cama. Cierro los ojos y me pierdo, me pierdo tanto que siento como si estuviese en otro lugar, una especie de limbo.


... Y es entonces, cuando las voces empiezan.



"Es tu culpa"


"Tu padre nunca te quiso, por eso se fue"


"Nadie te quiere"


"?Te das cuenta del monstruo que eres?"


"Si tanto piensas en el suicidio, ¿por qué no lo haces?"


"Cortate, cortate de nuevo. Lo mereces. Lo sabes"



No grito, no tiemblo, solo escucho. Escucho la voz de mi madre, de Itachi, de mi padre, de mi padrastro, de mis profesores, de la sociedad. Pero la que más duele es la mía propia, diciendo claramente: "Mereces la muerte".


Y lo hago. Porque al fin y al cabo, solo soy una persona muerta por dentro que muestra estar viva por fuera. Levanto mi manga y miro mi muñeca. Hay dos tipos de cicatrices: desde blancas y casi cicatrizadas, hasta las rojas y recién abiertas. Cojo la cuchilla y abro cortes viejos, lentamente, hasta que aquel fluido espeso color cobre empieza a surgir. Se siente bien. Es lo que debo hacer. Es... lo que todos quieren.


Hasta que no escucho los pasos de Itachi acercándose, no me detengo.


-Deberías ir a terapia.- Informa, aunque suena más como una exigencia.


-Es mañana.- Mi voz sale fría y seca.


Él se aleja sin decir nada más.


Limpio el cuarto de baño, curo mis heridas, me pongo el pijama, hago mis deberes, preparo todo para el proyecto de mañana, y es que tienen que designar las parejas. Hago todo lo que puedo para no pensar nada.


Cuando escucho un 'buenas noches' de mi madre, me voy a la cama. Mi día se ha pasado rápido, pero no me importa.



"Escuché que cada día cuenta, que cada día es una aventura. Pero no es así, a veces solo... Pasan los días, y solo eso, pasan. Sin nada más."


Como viene siendo habitual, no consigo dormirme hasta altas horas de la madrugada dejando mi cabeza vagar. Normalmente escucho música a todo volumen, porque hace que mis pensamientos se acallen, pero no, porque no tengo batería. Así que solo espero... Espero a que la depresión sea comprensiva y deje dormir.



"¿Algún día saldré de esto? ¿Algún día podré dejar de mostrar que estoy tan roto? ¿Algún día simplemente, podré sentir algo cercano a la felicidad?."

Unidos por los problemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora