Donde Gian y Camila son productores de patria y familia
Era una tarde de esas que parecían no tener fin en Luzu TV. Gian y Camila, productores del mismo programa, llevaban todo el día coordinando contenidos, ajustando detalles y apagando incendios propios del mundo de la radio en vivo. Aunque trabajaban juntos desde hacía meses, y se llevaban más que bien, nunca habían tenido un momento para conocerse fuera de lo laboral.
Esa tarde, después de terminar la transmisión, ambos se encontraron en la sala de programación, revisando los últimos clips para subir a redes.
—Che, tremenda la sección de hoy. Lo de los mensajes anónimos salió mejor de lo que pensábamos —comentó Gian, mientras se apoyaba contra una mesa y estiraba los brazos.
—Sí, mal. Igual, no sé si fue mejor o más bardo, porque viste cómo quedó el grupo después. Todos peleándose por nada… —dijo Camila, con una sonrisa cómplice, mientras guardaba el archivo final en la computadora.
—Eso es lo bueno. Si hay quilombo, hay rating. Igual, vos te mandaste con esos audios graciosos, los remataste justo.
—Ay, callate. Si vos fuiste el que propuso la idea. Yo solo seguí el juego.
La charla se interrumpió cuando Camila apagó la computadora y miró el reloj.
—¿Listo? ¿Nos vamos? Ya no doy más, estoy para la cama.
—Te acompaño al ascensor. Además, también me rajo. El after queda para otro día —bromeó Gian, levantándose.
Caminaban juntos por los pasillos, charlando sobre los highlights del día. Gian, siempre con su tono medio irónico y relajado, lograba sacar carcajadas de Camila, que a veces intentaba mantenerse seria, pero con él era imposible.
Llegaron al ascensor, y Gian apretó el botón mientras decía:
—¿Te das cuenta de que estamos cargando el programa solos? Sin nosotros, no funciona.
—Ah, ¿vos decís? Qué humilde, che… —respondió Camila, dándole un empujoncito con el hombro.
Las puertas del ascensor se abrieron y entraron. Gian apoyó la espalda contra la pared, mientras Camila se paró frente a él, cruzando los brazos.
—¿Y? ¿Cómo sigue tu noche? ¿Maratón de Netflix o delivery y a dormir?
—Delivery, claramente. No tengo ganas ni de cocinar fideos. ¿Vos?
—Capaz me pongo a tocar la guitarra un rato. Si no, quedo manija.
El ascensor comenzó a subir, pero al llegar al quinto piso, dio un tirón brusco y se quedó inmóvil. Las luces titilaron antes de apagarse, dejando una tenue iluminación de emergencia.
—¡No, no, no! Me estás jodiendo… —dijo Camila, llevándose una mano a la frente.
—Tranqui, seguro lo arreglan en dos minutos —respondió Gian, presionando un par de botones, sin éxito.
—¿Dos minutos? Este ascensor tiene pinta de quedarse así hasta mañana. —Camila empezó a caminar en círculos, aunque no había mucho espacio para moverse.
—Ey, pará. No pasa nada. Es más, capaz necesitábamos esto: un poco de desconexión —bromeó Gian, intentando aligerar el ambiente.
—¿Vos siempre tan zen? Porque yo estoy por empezar a gritarle a la nada.
—Sí, grita, dale. Capaz alguien del sexto piso escucha y baja a rescatarnos. —Gian se rió, pero al ver que Camila realmente estaba tensa, cambió de tono.
—Cami, mirame. Vamos a salir. No es el fin del mundo. Además, si te ponés nerviosa, yo no sé qué hacer.
Ella lo miró, algo más tranquila gracias a su comentario.
—Bueno, pero hacé algo útil. Llamá al de seguridad o a alguien.
Gian sacó su celular, pero se dio cuenta de que no tenía señal.
—Sin señal. Estamos en un búnker, parece.
—¡Qué suerte la nuestra! —dijo Camila, suspirando y dejándose caer al piso.
Gian se sentó frente a ella, con las piernas cruzadas.
—Che, al menos podemos aprovechar esto para hablar de cosas importantes.
—¿Ah, sí? ¿Como qué? —preguntó Camila, arqueando una ceja.
—No sé, por ejemplo… ¿qué pensás de mí como compañero?
—Ah, ¿eso es lo importante? —se burló ella, aunque su tono era juguetón.
—Obvio. Dale, decime. Soy re inseguro, necesitaba saberlo.
Camila se rió.
—Sos un buen compañero, Gian. Aunque un poco insoportable a veces.
—¿Insoportable? Eso suena a un cumplido disfrazado.
—Y… capaz. Igual, ¿querés saber lo que realmente pienso?
Gian se inclinó un poco hacia adelante, curioso.
—Obvio. Ahora me dejaste con la intriga.
Camila lo miró, como si estuviera evaluando si decirlo o no. Al final, decidió arriesgarse.
—Pienso que sos un agrandado, pero tenés algo… no sé, como que siempre me hacés reír. Y eso es peligroso.
—¿Peligroso? ¿Por qué? —preguntó Gian, con una sonrisa que revelaba más de lo que intentaba esconder.
—Porque hacés que me olvide de enojarme cuando me sacás de quicio.
El silencio que siguió no fue incómodo. Sus miradas se cruzaron, y la tensión en el aire cambió. Gian se acercó un poco más, apoyándose con una mano en el piso.
—¿Sabés qué pienso yo? —dijo, con un tono más bajo.
—¿Qué? —respondió ella, casi en un susurro.
—Que me gustás desde que te vi retando a Lucas por no seguir el guion.
Camila se sorprendió, pero no apartó la mirada.
—¿En serio? ¿Y recién ahora me lo decís?
—Bueno, no es fácil decirle algo así a alguien con tu carácter… —bromeó Gian, aunque había un dejo de nerviosismo en su voz.
—Ah, mirá quién habla. El que siempre tiene una respuesta para todo.
Antes de que pudiera responder, las luces volvieron a encenderse, y el ascensor dio un pequeño tirón. Las puertas se abrieron lentamente, pero ninguno de los dos se movió.
—Gian… —murmuró Camila, mirándolo fijo.
—¿Sí? —Él se acercó un poco más, hasta que sus rostros quedaron a centímetros de distancia.
—Gracias por aguantarme.
—Siempre.
Y entonces, como si fuera lo más natural del mundo, Camila lo besó. Fue un beso breve, pero suficiente para que ambos supieran que algo había cambiado entre ellos.
Cuando salieron del ascensor, todavía en silencio, Gian rompió la tensión con su típica sonrisa canchera.
—Che, ¿mañana volvemos a trabajar o te vas a hacer la difícil después de esto?
—Mañana trabajamos. Pero no te agrandés, ¿eh? Esto fue culpa del ascensor.
Ambos rieron mientras caminaban juntos hacia la salida, sabiendo que, aunque intentaran ocultarlo, el ascensor les había dado más que un susto: les había dado el empujón que necesitaban para dejar de mirar las cosas desde lejos.
Cómo estoy? sacando todos los borradores del armario 💀
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situaciónes Giamila
HumorINACTIVA son situaciones imaginarias de los chicos de tdt en esta historia giamila es real ( ya quisieramos pero bueno)