Trece - Conexion

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Narra Ivan

—Nicole, ¿estás ahí? ¿Puedo pasar? —preguntó Tito, quien se encontraba detrás de la puerta.

Abrimos los ojos como platos y rápidamente nos paramos para cambiarnos.

Nicole me susurró al oído:
—Escóndete en el baño. Cuando se vaya, te aviso.

Seguí las órdenes de Nicole y, ya vestido, entré al baño que estaba en el cuarto. Me pegué a la puerta para escuchar lo que pasaba.

—¿Y eso de que estás aquí solita y no en la fiesta? —preguntó Tito.

—Pues ya me cansé, hermano. Tú no tienes fin. Son las 3:30 de la mañana, yo ya me quiero dormir —respondió Nicole.

—Está bien. Si quieres, puedo decirle a alguien de mi gente que te lleve a la casa —ofreció Tito.

—Lo pensaré. Oye, sobre Iván... Lo acabo de ver. Andaba alejado de la fiesta porque fue a hacer una llamada, me dijo.

Sonreí para no reírme de la mala mentira de Nicole.

—Mmm... Está bien. Y ya me dijo, ¿eh? Tú y yo tenemos una plática pendiente —amenazó Tito.

—Ups —dijo Nicole con una risa nerviosa. Pobrecita, seguro se llevará un buen regaño.

Escuché la puerta cerrarse y salí de mi escondite. No les voy a mentir, me salí riendo por la excusa tan mala de Nicole.

—No me hables, estoy ocupado en una llamada importante —le dije, imitándola para hacerla reír.

Nicole se rió de mi actuación y me lanzó una almohada a la cara.

—Será mejor que vayas afuera con él —recomendó.

—Vamos —respondí, tomándole la mano.

Salimos de la hacienda y regresamos a la mesa donde estábamos antes, actuando con total normalidad, aunque literal me había comido cada centímetro de su cuerpo. Ella ya quería irse, podía notar que estaba cansada, así que le propuse buscar a su hermano para decirle que yo me iría y podía hacerle el favor de llevarla conmigo.

Aceptó, y fuimos con Tito. Cuando me vio, me preguntó algo, pero no era importante, solo un tema de negocios. Le dije que ya me iba y que Nicole también quería irse. Le propuse llevármela, y él accedió.

—¿Entonces? ¿Qué te dijo? —preguntó Nicole, ya sentada en la mesa.

—Te vienes conmigo, mami —respondí con una sonrisa, tomando su mano para guiarla al carro.

Una vez dentro, le dije:
—Pero ni creas que te voy a llevar a tu casa, eh

Nicole me volteó a ver, confundida.
—¿Entonces a dónde me llevas, Iván?

—Quédate conmigo esta noche, ¿sale? Te voy a cuidar, lo prometo —le dije, riendo mientras esperaba su respuesta.

—Está bien, pasaré la noche contigo —aceptó, acomodándose mejor en el asiento.

Coloqué una de mis manos en su muslo mientras conducía con la otra. Me encantaba sentir su piel erizarse con mi tacto.

En el camino no hablamos mucho. Ya era tarde, y Nicole estaba cansada.

Al llegar a mi casa, noté que se había quedado dormida. Antes de bajarme del carro, me quedé mirándola, admirando cada detalle de su rostro. Era perfecta.

Abrí su puerta y le susurré al oído:
—Hermosa, ya llegamos.

Dejé un beso tierno en su frente, y ella solo sonrió. Decidí cargarla como si fuera una bebé. Al llegar a mi cuarto, la acosté en mi cama.

Obsesionado - I.A.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora