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12

Mingyu

Mi corazón dio un vuelco al ver la ventana rota mientras llevaba a Wonwoo al porche de nuestra cabaña. Mi compañero podría haber sido asesinado fácilmente esta noche si no se hubiera escapado y hubiera llamado a su Manada. Sacudí los pensamientos de mi cabeza. Ahora no era el momento de lamentarse por lo que pudo haber sucedido. Reemplazaría la ventana más tarde y limpiaría los fragmentos de vidrio para que Wonwoo no se lastimara. Por ahora, necesitaba pasar tiempo con mi compañero y abrazarlo. Necesitaba sentirlo contra mí para demostrarle que estaba a salvo.

No quería nada más que llevarlo a nuestro dormitorio y hacerle el amor toda la noche. Anhelaba estar lo más cerca posible de él y fortalecer nuestro vínculo. Pero primero, necesitaba limpiar mi piel de la sangre y el olor de los Shifters que nos atacaron. Llevé a Wonwoo al baño y lo coloqué suavemente de pie frente a mí. Ahuequé sus mejillas en mis manos y miré sus hermosos ojos.

—Gracias, cariño —le susurré antes de plantar un dulce beso en sus labios.

Wonwoo parpadeó confundido.

—¿Por qué?

—Por creer en mí y recordarme lo importante. Tu fuerza y tu aliento me empujaron hacia adelante. Nunca podría haber ganado sin ti.

Wonwoo negó con la cabeza.

—Mingyu, estuviste increíble ahí fuera. ¡Te llevaste la mitad de la manada tú solo y los destruiste!

—Sólo porque estaban tratando de llegar a ti, —admití. — Aunque sabía que Stone y Rowoon te protegerían, perdí el control cuando vi a esos hombres ir detrás de ti. Algo se rompió dentro de mí y convirtió todo mi miedo y mi ira en agresión. No pude matarlos lo suficientemente rápido. Fueron solo obstáculos en mi camino para llegar a ti. Pero cuando los maté, ustedes tres ya se habían ocupado del resto. Cuando vi que estabas bien, finalmente pude respirar de nuevo.

Wonwoo extendió la mano y pasó los dedos por mi cara.

—Y eso te convierte en el mejor marido lobo del mundo—.Solté una carcajada y volví la cabeza para colocar un beso en la palma de su mano. —Siempre te preocupas por mí y me cuidas tan bien. Esta noche, quiero que me dejes cuidar de ti.

Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería, Wonwoo se alejó hacia la ducha. Giró los diales y metió la mano bajo el agua para comprobar la temperatura. Cuando estuvo satisfecho, dobló sus lentes en el lavabo y rápidamente se quitó la ropa. Se me hizo la boca agua al ver su piel suave y cremosa. Quería hundir mis dientes en su cuello y reclamarlo como mío de nuevo.

—Todavía no, —dijo Wonwoo con una sonrisa. No tuve que preguntarle qué quería decir, porque su mirada estaba fija en mi polla, que se estaba llenando y subiendo rápidamente. —Primero tenemos que sacarte toda la suciedad y la sangre. Me resulta difícil disfrutar de tu aroma.

Parpadeé sorprendido cuando Wonwoo me llevó a la ducha.

— ¿Puedes olerme? 

Él asintió.

—Al principio, pensé que era tu jabón, pero no huele a nada como tú. Luego pensé que era tu colonia, pero no te pones ninguna. Cuando me dijiste que tenía un aroma natural, me di cuenta de que tú también lo tenías y que me encantaba.

—¿A qué huelo? —Pregunté con curiosidad. No pude recoger mis propias feromonas.

—Tierra y hoja perenne, —sonrió Wonwoo. —Y es increíble—. Cogió un paño de un pequeño estante y lo mojó en el arroyo detrás de mí antes de cubrirlo con gel de ducha. Hizo espuma con el jabón y me tocó el pecho con el paño. Limpió mi piel en círculos pequeños y suaves. —¿Se siente bien?