La mañana del 23 de diciembre había llegado y con ella un grito de emoción mientras Elibeth alzaba la cara y sonreía, sentía una presencia familiar, de esas que nunca podría olvidar. La de su hija y su familia, no fue más que cuestión de minutos para verse en la sala cargando a su nieta y conociendo por fin a su nieto, quien Tamara no quiere soltar, le parece increíble la energía que desborda su mujer mientras tiene a su familia en casa.
- ¿Abuela me enseñarás a montar? - pregunta Florencie sonriente -
- Claro que sí, mi amor - responde Elibeth -
- Me parece alucinante como Elibeth se mantiene joven - comenta Maurice y Bianca sonríe sin saber que decir -
- Soy como el vino - responde la rubia mientras abraza a su nieta -
- ¿Y yo no? - se queja Tamara y Bianca se ríe por lo bajito -
- Es preciosa suegra - halaga Maurice dándose cuenta que fue el culpable -
- Perfecta - susurra Elibeth y Tamara se sonroja -Los Müller Vanetto, una familia preciosa, Maurice y Bianca se conocieron en 1860 cuando Maurice iba de turista a Sicilia, para ese entonces Bianca tenía 18 años y fue casi un amor a primera vista, con el tiempo se conocieron más, se tropezaron más, se llegó a dar un bonito romance, cuando Bianca llevó a Maurice a casa, ya Freda había intentado convencer a Elibeth de no hacerle daño y aunque al principio la rubia se rehusaba a que su hija tuviera un novio, Tamara fue clave fundamental para que todo saliese bien, con 25 años Bianca se comprometió con el alemán y un año después se casaron, para ese entonces Maurice tenía al menos 32 años y estaba completamente enamorado de Bianca, había superado cada una de las pruebas de Elibeth solo por la castaña.
Al final de la boda, Elibeth estaba satisfecha porque su hija estaría con un buen hombre, muy correcto y que la amaría para lo que les resto de vida, claro que también lo confirmó por Freda, esa fue la última forma de poder dar su aprobación. Dos años después llegaba Florencie Müller, la consentida de los Miller y también de Tamara, mientras que hace un año llegó Thomas Müller, un rubio precioso idéntico a su padre.
- Tu tía estará feliz de que estén aquí - comenta Elibeth -
- ¿Y mis abuelos? - pregunta la castaña -
- Deberían estar en su casa, pero como ellos viven viajando, hasta ayer no los vi - responde Elibeth mientras baja a Florencie y carga a Thomas - hola guapo - susurra y el rubio sonríe -...
- ¡No! - grita Freda y Diantha se acerca asustada -
- Ya pasó, tranquila - susurra la castaña mientras abraza a una Freda en shock -Un par de lágrimas corren por sus mejillas, Diantha se aleja y toma su rostro, la acuna en sus manos y finalmente Freda conecta su mirada con la de su novia, Diantha sabe que nada estará bien, cuando Freda llora por una visión es porque lo malo viene en camino y no sabe como explicarlo en voz alta, así que la castaña toma sus manos y se aleja un poco, ambas se miran y Diantha asiente, cierran sus ojos y se van a la última visión de Freda. Es una conexión que han aprendido con el transcurrir del tiempo.
Diantha abre los ojos de golpe.
Freda con lentitud y otra lágrima corre por su mejilla.
Diantha tira de la rubia y la abraza con fuerza, mientras que su corazón comienza a latir con mucha fuerza.
...
Federico sonríe al llegar a casa, Berenice va de un lado a otro, se queja de no tener un árbol navideño y también le reclama a Federico por lo mismo, el rubio se ríe y toma la mano de Berenice para detenerla, tira de ella y rodea sus caderas con sus manos, Berenice pasa un brazo por su cuello y sonríe para darle un casto beso. Federico se aleja de golpe y se queda mirando a la nada, la pelinegra lo mira algo confusa y frunce el cejo mientras tanto.
- ¡Oh Dios! - susurra Federico saliendo de su visión -
- ¿Qué ocurre? - pregunta Berenice y el rubio voltea a verla -
- Que bueno que llegamos - susurra Federico y Berenice se queda aún más confundida -
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Eternas pt II
VampireTal vez en esta vida no estamos hechas la una para la otra, pero espérame en la próxima - Ross Stanley. Continuación de Eternas ✨️