Eternas pt II

Capítulo IX. Un ángel

30 de septiembre de 1828

Elibeth todavía puede sentir el dolor gracias a aquella cicatriz, es como si todavía tuviera las molestias de dicha marca, pero también recuerda aquella mirada verde, aquellos labios gruesos, aquella joven española que una vez fue… su Ross. Elibeth todavía puede recordar que, al terminar la coronación, entró al Palacio y con velocidad se escondió en sus aposentos para entonces gritar, quitarse la ropa como si le quemase, mirarse en el espejo y entonces acostarse boca abajo hasta que se calmase la marca.

Elibeth todavía recuerda cuando le confesó a Felipe lo que ocurría, cuando volteó a verlo y pudo notar que su mirada verde, era muy oscura y profunda, dentro de ella sintió un escalofrío aterrador, todavía recuerda que en silencio se marchó y algo dentro de Elibeth por primera vez desde que lo conoce sintió miedo, por primera vez quiso que alguien la protegiese de su esposo y ella protegerla de ellos, desde entonces Felipe poco se mantiene en el Palacio y Elibeth poco se mantiene desocupada.

Ambos buscan lo mismo, pero de forma diferente. Ambos buscan a la misma persona, solo que Elibeth sabe quién es y Felipe no. Ambos buscan a ciegas a alguien que Elibeth vio solo una vez en la vida. Pero lo que no sabían es que tal vez, ella estaba más cerca de lo que imaginaban, que su padre una vez al mes va al Palacio Real para dar cuentas y sobre todas las cosas, que aquella joven que acaba de desestabilizar al nuevo reinado, la realidad es que ella prefiere no saber de ellos, que les cae mal y que lo menos que desea es conocerlos, que estuvo en esa concentración por su colega y primo, más no porque le naciera. Hay cosas que los nuevos reyes no saben, buscan a ciegas y así nada parece ir bien.

- ¿Estas Elibeth? – escucha aquella voz ronca y que le gusta tanto –
- Adelante – responde y Victoria abre la puerta para entrar, cierra y la rubia alza la mirada – Siéntate – susurra Elibeth, pero la pelinegra niega –
- ¿Vamos por unos cafés? – pregunta la infanta y Elibeth la mira unos segundos –
- ¿Fuera del Palacio? – pregunta Elibeth y Victoria asiente – ¡Vale! – responde mientras se pone de pie –

La vida de Elibeth de Castro había cambiado desde aquella mañana donde Victoria asesinó al rey, ella lo sabía, pero ahora es que caía en cuenta mientras que Felipe estaba al mando de una investigación sobre gitanos, Elibeth le tocaba estar en el estudio firmando algunas actas, es lo provechoso de ser la reina consorte, tiene derecho a ejercer mientras el rey este haciendo otras cosas, como ahora.

Elibeth arregla su vestido color esmeralda, Victoria la admira con cautela y le gusta lo que ve, Elibeth se termina de acercar con una sonrisa en la cara y se detiene frente a su cuñada, la rubia saborea sus labios y ese pequeño acto hace que se le oscurezca la mirada a la duquesa, la rubia se ríe y le deja un beso en la comisura de los labios a Victoria para entonces pasarle por un lado y salir del estudio.

- Me vas a matar – susurra Victoria y Elibeth se detiene de golpe –
- Espero sea de amor – responde la rubia y la pelinegra se carcajea para entonces salir del estudio y seguirla –

Desde el 26 de septiembre hasta hoy, es poco el tiempo libre que han podido tener los nuevos reyes, reuniones, investigaciones, trabajo sociales y todo en cuatro días, Victoria se daba cuenta y como prefiere mantenerse distante de su hermano, prefiere sacar a su rubia, ahora ambas caminan un largo pasillo hasta llegar a la entrada donde las espera un carruaje para ir al centro de la ciudad, Victoria sabe que es arriesgado salir solamente ellas dos sin seguridad alguna, pero siempre prefiere que al estar con Elibeth, nadie las moleste por nada y para nada.

- ¿Al centro? – pregunta Elibeth y Victoria voltea a verla –
- Tal vez sea bueno caminar un rato – responde Victoria restándole importancia –
- Caminar un rato – responde Elibeth contrariada –