Capítulo III. Están juntas

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15 de agosto de 1828
Madrid, España

Elibeth todavía puede recordar ese 1807 cuando todo en la realeza española cambió, o incluso el día 02 de mayo de 1808 cuando las fuerzas españolas declararon la guerra a la napoleónica, todavía puede ver la seguridad de Felipe mientras se iban a liberar lo que es su país y ahora el país de Elibeth.

La guerra de los seis años, así lo llamaron. Elibeth podía recordar el estrés en Victoria o incluso la valentía de su cuñado el duque de Alba, Francisco José Alcalá Toledo y Osorio, muchas cosas han pasado en estos años, pero lo que más impacta a Elibeth Miller es… presenciar un nuevo siglo. Algo que para un mortal cualquiera puede ser inconcebible si comienzan a sacar cuenta que la rubia nació en 1690 y están ahora en 1828, siendo una princesa y muy lejos de casa.

Elibeth puede recordar como su vida giró entorno a la realeza y los trabajos que está conlleva, sí, fue luego de aceptar la muerte de su amor, entendió que no podía volver a su lado depredador y menos siendo princesa, Felipe fue de gran ayuda para esos días y decidió apoyarlo en los trabajos que tienen los príncipes mientras que el Rey aun teniendo responsabilidades más fuertes y grandes, casi siempre vivía pendiente de que no le quitarán parte del continente americano, ya en la actualidad está en casa pero poco lo pueden ver y al menos ella lo agradece porque no lo soporta, es como vivir con su tío Sebastián pero siendo vampiro.

- ¿Se puede? – preguntan y puede saber que es el mayordomo –
- Entra – avisa mientras la terminan de maquillar –
- Su copa – avisa y asiente –
- Gracias Mario – susurra –

Lo que más le parece una sorpresa es que nadie se pregunté ¿Por qué tantos años vivos? Ningún medio se hace preguntas que posiblemente para el resto del mundo deberían ser normales, pero es que España tiene algo diferente, el rey que puede persuadir a quien sea y mucho más a los periodistas, sobre todo a ellos. Ahora que todo está más tranquilo o al menos en España, puede sentarse y pensar en los suyos.

De sus padres, Federico y Berenice sabe que están ahora en Italia, muchas veces se envían cartas y casi siempre están de pueblo en pueblo, muchas veces los extraña tanto, pero entiende que no puedan venir a España, Federico su padre era del ejercito Inglés y cruzar fronteras para llegar a donde se encuentra su pequeña, no parece una idea buena, al menos no actualmente igual Elibeth agradece que ambos estén bien y tranquilos, solo espera que su padre esté viendo lo tanto que ella los extraña a ambos.

De sus hermanos, hasta lo que ha podido saber mediante cartas, Basil y su familia se mudaron a Londres, sin embargo, Adeline decidió tomar otros rumbos y la rubia no puede juzgarla, hizo lo mismo en cuanto pudo y eso solo la hace sentir orgullosa de su sobrina, espera solamente poder verla nuevamente, algunas veces se escribe cartas ya sea con Basil o con Nelia y siente calma de poder saber que todo está bien, hasta lo que ambos le cuentan Adeline estaba por Francia y lo único que la rubia agradece es que los franceses no sepan que es su sobrina, porque después de todo lo ocurrido no confía en ellos, ni siquiera después del Tratado de Valençay.

Con Freda todo es más estable, decidió quedarse en Ámsterdam, en aquel pueblo que ahora mismo no recuerda su nombre, la última vez que supo de ella, estaba con alguien y se rio al saber que se trataba de una bruja, a veces Elibeth tenía una duda si amó más a Taylor o a aquella pelirroja de Esbjerg, claro que no duda del amor de su hermana hacía su prima, ¿pero otra bruja? Irónico, aun así, espera que sea muy feliz y sepa siempre luchar por aquella joven.

Y de Luke, la rubia quisiera poder retroceder el tiempo y arreglar tantas cosas, como por ejemplo su relación o también salvar a su familia para que las cosas con Luke no terminasen como sucedió, pero lastimosamente hasta ahora no ha aprendido a manejar el tiempo a su favor, aún después de saber todos sus poderes más allá de los básicos, a Elibeth le gustaría tener el poder de retrasar y adelantar el tiempo para poder manejar bien todo, incluso sus enfados, incluso su familia…incluso su amor. Pero nada de eso es posible y solo desea poder en algún momento volver a verlo, hablar con quien en su niñez, adolescencia y juventud fue su gran amigo y su primo, la rubia espera poder tener la dicha de volver a tener a su familia junto a ella, aunque no sabe en qué siglo, pero el deseo persiste.

Eternas pt II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora