Capítulo 4: Ecos del Pasado

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La conversación y las risas en la biblioteca habían sido un respiro para TN, pero al llegar a casa esa noche, el silencio de su pequeño apartamento en Seúl le trajo recuerdos que había intentado dejar atrás. Se recostó en el sofá, mirando por la ventana, donde las luces de la ciudad titilaban a lo lejos. Su mente, sin quererlo, volvió a su vida en Busan, antes de que decidiera mudarse a Seúl y comenzar de nuevo.
En Busan, las cosas habían sido diferentes. TN solía vivir en un pequeño barrio cerca de la costa, donde el sonido de las olas la acompañaba diariamente. Allí había crecido, con sus amigos y su familia, viviendo una vida tranquila. Pero también había conocido a alguien que había cambiado todo para ella: su ex novio, Seojun.
Seojun y TN se conocieron en una cafetería donde ella trabajaba mientras estudiaba. Al principio, todo fue perfecto. Él era encantador, siempre sonriente y atento. Le gustaba la música, especialmente el rap, y soñaba con convertirse en un gran artista. TN había caído rápidamente por él, cautivada por su pasión y su espíritu soñador.
Los días juntos eran emocionantes. Seojun la llevaba a sus pequeñas presentaciones en cafés locales y estudios improvisados, donde cantaba y escribía con una energía que la inspiraba. TN lo apoyaba, convencida de que su relación era fuerte y que sus sueños podrían cumplirse juntos. Pero a medida que pasaba el tiempo, la música de Seojun comenzó a consumirlo.
Su obsesión por alcanzar la fama y el reconocimiento creció, al punto de que TN se sintió dejada de lado. Ya no la miraba como antes, y las salidas a la playa fueron reemplazadas por noches enteras en el estudio, donde él se rodeaba de gente que solo estaba interesada en su potencial éxito. TN se preocupaba, pero Seojun siempre le decía que todo era temporal, que pronto las cosas mejorarían.
Pero las cosas no mejoraron. Seojun cambió. Empezó a tratarla como una segunda opción, alguien que estaba ahí solo cuando no había un micrófono de por medio. Sus discusiones se volvieron más frecuentes, y TN se dio cuenta de que, aunque ella lo amaba, él estaba más enamorado de su sueño que de ella.
Una noche, después de un fuerte desacuerdo sobre su futuro juntos, Seojun la dejó. Fue directo y frío, como si hubiera estado esperando el momento. TN se quedó sola, sintiendo cómo su mundo se desmoronaba. No solo había perdido a su novio, sino también la ilusión de un futuro compartido. Busan, que alguna vez fue su refugio, comenzó a sentirse opresiva.
Fue entonces cuando decidió mudarse a Seúl. La capital le ofrecía la oportunidad de empezar de nuevo, de alejarse de los recuerdos y las heridas que Seojun había dejado. Pero, aunque había pasado tiempo desde aquello, los ecos de su pasado aún la perseguían.
TN se levantó del sofá y caminó hacia la pequeña estantería de libros que tenía en la sala. Allí, entre los libros de poesía y novelas que tanto le gustaban, había uno en particular que siempre la hacía detenerse. Era un cuaderno que Seojun le había regalado, donde ella solía escribir pensamientos y poemas inspirados por él. Lo tomó entre las manos, dudando si abrirlo.
"Ya no eres esa chica," pensó. "No eres la misma TN que estaba dispuesta a sacrificarlo todo por alguien que no te valoraba."
Abrió el cuaderno, y sus ojos recorrieron las páginas llenas de palabras que alguna vez significaron tanto. Palabras de amor, de esperanza, pero también de dolor y confusión. Cerró el cuaderno de golpe. No quería volver a ese lugar emocional. Se había prometido a sí misma que dejaría el pasado atrás y que nunca más permitiría que alguien la hiciera sentir invisible.
Recordó el día que decidió mudarse a Seúl. Fue un salto al vacío, pero sabía que tenía que hacerlo. Se quería reencontrar a sí misma, lejos de la sombra de Seojun y de todo lo que él representaba. Y ahora, aunque seguía luchando con las cicatrices de ese pasado, TN se sentía más fuerte.
La llamada de su primo Jungkook la sacó de sus pensamientos. Contestó el teléfono con una sonrisa, sabiendo que hablar con él siempre la hacía sentir mejor.
—¿Cómo estás, noona? —preguntó Jungkook, con su típica energía.
—Bien, solo descansando un poco. Ha sido un día largo.
—Te entiendo. Solo quería saber cómo estabas después de todo lo que pasó hoy en la biblioteca. ¡Me sorprendió mucho verte ahí!
—A mí también me sorprendió verte a ti —respondió TN, riendo suavemente—. Pero fue un buen encuentro. Me gustó conocer a tus amigos. Parecen buenas personas.
—Lo son —respondió Jungkook, con orgullo—. Y si algún día quieres salir con nosotros, solo dímelo. Sería genial que te unieras.
—Gracias, Kook. Lo pensaré.
Después de colgar, TN se recostó de nuevo, pero esta vez su mente ya no estaba atrapada en el pasado. Estaba en Seúl, con una nueva vida, una nueva rutina, y la oportunidad de avanzar. Seojun era solo una parte de su historia, pero no el final.
Sabía que todavía le quedaba mucho por aprender y crecer, pero también estaba segura de algo: nunca más dejaría que alguien la hiciera sentir como si no fuera suficiente.

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