▎Capítulo 9: El Vestido BlancoAún me ardía la sangre por lo que había visto el día anterior. La imagen de Charlie compartiendo risas y comida con Megan se repetía en mi mente como un eco implacable. La forma en que ella se inclinaba hacia él, la complicidad en sus miradas... todo eso me llenaba de una rabia que no podía ignorar. ¿Desde cuándo se habían vuelto tan cercanos? Quizás era solo una comida, pero mi corazón no podía dejar de cuestionar lo que significaba.
Decidí que la misa de hoy sería el escenario perfecto para hacerle saber a Charlie que no estaba dispuesta a quedarme en un segundo plano. Tenía que llamar su atención, y sabía exactamente cómo hacerlo. Después de una larga ducha para despejar mi mente, me dirigí a mi armario.
Elegí un vestido blanco corto, con un escote que resaltaba mi figura. Quería que todos los ojos estuvieran sobre mí, especialmente los de Charlie. Me puse unos tacones blancos bajos, lo suficientemente cómodos para caminar, pero que añadían un toque de elegancia. Mientras trenzaba mi cabello alrededor de mi cabeza, sentí una mezcla de nervios y emoción. La última pincelada fue un labial rojo brillante que contrastaba con el blanco del vestido, y finalmente, coloqué la cadena con la pequeña cruz que una de las hermanas me había regalado semanas atrás. Estaba lista para hacer una entrada memorable.
Al llegar a la misa, todas las miradas se posaron sobre mí. La iglesia estaba dividida entre miradas aprobatorias y otras de todo lo contrario. Los ancianos murmuraban entre ellos, algunas ancianas sonreían con aprobación, mientras que otras me lanzaban miradas de desaprobación. Pero el único que realmente importaba era Charlie. Lo vi al frente, recitando algunas oraciones, y su expresión cambió cuando notó mi llegada. La sorpresa iluminó su rostro al ver mi atuendo y el labial rojo que llevaba puesto.
Me senté en uno de los largos bancos, fingiendo no notar cómo todos me observaban. Sin embargo, sentía el calor de las miradas sobre mí como si fueran rayos de sol. Después de unos segundos, vi cómo Charlie se giró hacia atrás, haciendo una seña al coro para que comenzara a cantar. Luego volvió su mirada hacia mí. En ese instante, nuestros ojos se encontraron y pude notar cómo intentaba ocultar una sonrisa boba mientras yo lo miraba con seriedad.