**(Narra Shi)**
Cuando comencé a despertar, el primer golpe que recibí no fue de la luz que se filtraba en mis ojos, sino de la abrumadora sensación de dolor y confusión. Mi cuerpo estaba pesado, mi mente nublada. Sentía como si el suelo estuviera devorando mi carne, y el aire a mi alrededor era denso, opresivo. Los sonidos, distorsionados y lejanos, llegaron primero, arrastrándose a través de una oscuridad espesa. El eco de mis propios pensamientos retumbaba en mi cabeza, incapaz de ordenar las piezas de lo que acababa de suceder.
Mi vista era borrosa, como si intentara ver a través de agua sucia, y lo único que distinguí al principio fue una sombra que se acercaba lentamente, casi deslizándose por el espacio que ocupaba mi visión. El aire estaba helado, a pesar de la tensión palpable que llenaba el ambiente, un frío gélido que me calaba los huesos. Un sudor frío me cubría la frente, y una sensación de ahogo me aprisionaba el pecho. Traté de moverme, pero mis extremidades no respondían, como si estuvieran atadas por hilos invisibles; inmóviles, rígidas.
La oscuridad que me rodeaba era densa, casi tangible, como si las paredes del lugar quisieran tragarse todo rastro de luz. A mi alrededor, algo hacía clink. Las cadenas. Las malditas cadenas. Podía sentir el peso de ellas a través de los grilletes sobre mis muñecas y tobillos, un yugo de hierro que me mantenía atada a un destino incierto. El simple hecho de intentar moverme me dejó sin aliento, como si todo el aire de la habitación se hubiera evaporado.
—Al fin despiertas niña... —la voz de Izabera cortó el aire como un cuchillo.
Su tono era frío, veneno puro. Mis ojos, finalmente capaces de enfocarse, encontraron su rostro, iluminado solo por una tenue luz que apenas lograba revelar los contornos de su cruel sonrisa. Estaba allí, mirándome, casi expectante, como si se deleitara con mi desespero. Sus ojos, fríos como el hielo, brillaban con un destello de satisfacción.
Mi garganta estaba seca, pero logré balbucear su nombre con un hilo de voz.
—Izabera...
—La misma... —dijo, inclinándose un poco hacia mí, como un depredador oliendo su presa. Su aliento era cálido, pero su presencia helaba todo a su alrededor. Su mano fría se posó sobre mi rostro, su toque como un acero punzante que me caló hasta los huesos.
Intenté resistirme, traté de zafarme, pero las cadenas no cedían. Mi cuerpo estaba atrapado, inmovilizado, completamente vulnerable. El simple movimiento de mis dedos me costaba un esfuerzo sobrehumano. No podía ni siquiera reaccionar. Mis ojos brillaban con furia, pero todo lo que podía hacer era mirar. Mi pecho subía y bajaba con rapidez, pero me sentía atrapada en una jaula de desesperación, sin salida.
Izabera sonrió al ver mi impotencia.
—¿Qué pasó Shi? —su tono era burlón, como si mi sufrimiento le causara una diversión interminable. —¿No decían que acabarían con nosotros la próxima vez que nos encontráramos?
El aire que me rodeaba estaba cada vez más denso, el peso de la oscuridad sobre mí cada vez más insoportable. No podía entender cómo habíamos caído tan fácilmente. No podía recordar cómo me había debilitado tanto. Mis ojos parpadeaban, buscando respuestas que no podía encontrar. Estaba atrapada en una pesadilla, una pesadilla donde mis propios miedos cobraban vida, y no podía hacer nada para detenerlo.
Intenté, con todas mis fuerzas, pronunciar palabra sin mostrar debilidad, pero mi voz se rompió en un susurro tembloroso.
—¿Qué... les hiciste...?
La risa de Izabera fue suave, casi inaudible, riéndose como si la situación le resultara poco cómica.
—Aún nada... —respondió con un tono de calma aterradora, su mano deslizándose por mi rostro, como si tocara una mercancía que observaba detenidamente. —Mis chicos deben estar divirtiéndose con ellos ahora mismo. De hecho... —su sonrisa se ensanchó, y pude ver algo en sus ojos. Algo siniestro. —Se me ocurrió algo. Dejaré que veas lo que les hacen.
![](https://img.wattpad.com/cover/370094645-288-k760704.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Kotoshi no Kisetsu: Las estaciones del año
FantasiUn mal antiguo despertó antes de lo previsto. En un mundo nuevo, un mundo donde los mitos son realmente historias. Registros históricos demuestran que los héroes fueron reales, y ahora, con todos los pronósticos fallidos y la tensión en el aire, han...