Capítulo ocho- El espantapájaros

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Se estaba haciendo de noche, Plue y yo estábamos cansadisimos por el viaje y por todo, en especial por ese viajecillo tan "tranquilo" que tuvimos hace un rato. Estábamos recorriendo el camino de baldosas amarillas por más de una hora y media, por lo que ya hacía tiempo que no se veía el pueblo. Yo no tenía ni idea de como íbamos a dormir aquella noche.
-Plue-pluuue -dijo él cómo intentando decir que estaba cansado.
-Si, lo sé, yo también lo estoy. - le respondí tocándome el estómago. A parte de cansada estaba hambrienta.
La gente a menudo me pregunta que cómo es posible que entienda tan bien a Plue, si ni la mayoría de los espíritus lo entienden. Yo siempre contesto que desde aquella vez que invoqué a Plue por primera vez en mi habitación, sentí cómo una conexión fuerte, que con otro espíritu no he vuelto a sentir nunca. Virgo me contó, que Cáncer, Tauro y Escorpio se meten bastante con Plue por su extraña manera de moverse, y que siempre la que lo defiende es Acuario. Quién lo diría, el espíritu celestial más repelente, defendiendo a uno muchísimo inferior a ella.
Volviendo al mundo real, ví a lo lejos una pequeña casa alejada de la civilización.
-Valla, una casa.-dije mirando a Plue.- Veamos si quieren a dos forasteros desconocidos dentro de su casa.
-Plue-pluue. -respondió.
Nos acercamos a aquella casa y cuando fui a picar, la tripita de Plue sonó, lo que hizo que yo me riera y el se sonrojara. Piqué y espere por unos cuantos segundos, y como ví que no respondían volví a picar.
-"Que raro..la luz está encendida" - pensé frunciendo el ceño un poco.
Fui a picar una tercera vez cuando una voz de dentro me paró.
-¡Cariño, están picando! -escuché decir.
-Oh, ¡Pero qué inútil eres, si estás al lado de la puerta! -respondió una voz más afeminada que la otra.
-Pero...¡Yo estoy sentado!
-¡He dicho que abras!
-Voy...
Entonces la puerta se entre abrió y dejaba ver un ojo que reconocí perfectamente. Era otro hombre-gato y el ojo era de Happy, y supongo que la voz mas afeminada era Charle.
-¿Si, quién es? -preguntó Happy sin dejar de mirarme desconfiado.
-Oyasumi, aldeano-san. Yo y mi amigo Plue necesitamos lugar dónde poder pasar la noche, verá, nosotros no somos de aquí y venimos por equivocación a este país, buscamos al gran mago de para que nos ayude a volver a Magnolia con nuestros amigos. Onegai, déjenos quedarnos en su casa sólo por una noche. -dije agachándome a su altura.
Parecía que se lo estaba pensando cuándo nos cerró la puerta en las narices. Yo, frustrada me levanté sin decir nada. Estaba claro que era igual en apariencia que Happy, pero no se parecían en nada. Me di la vuelta y me dirigía a salir del jardín de su casa, cuando escuché cómo unas cadenas en la puerta. De repente, esta se abrió dejando ver por completo a Happy. Yo le miré extrañada y Plue hacía lo mismo. Por detrás de Happy apareció Charle y con los brazos cruzados dijo:
-Bueno, ¿vais a entrar o os vais a quedar ahí cómo pasmarotes?
Supongo que Charle estaba escuchando, a lo mejor tan diferentes a los Exceeds no eran. Entré en su acojedora casa junto a Plue, nos dieron de cenar, nos dieron unas mantas y nos indicaron la habitación de invitados. Aquella noche soñé que no podía volver a Magnolia.

La mañana siguiente me desperté con un sudor frío, la verdad es que lo pasé bastante mal en el sueño, bueno, sueño, mejor dicho pesadilla. Bajé a desayunar, me asee, y retomé mi viaje junto con Plue. Antes de partir, me despedí de Happy y Charle, que habían sido muy amables con nosotros.
Plue y yo habíamos llegado a un punto dónde habían unos campos de maíz. El camino atravesaba esos largos campos. Los atravesamos mientras íbamos observando el maíz que crecía.
De repente, me fijé en que había una figura colgada de unos palos en forma de cruz. Supongo que era un espantapájaros, pero cuando me acercé, era un espantapájaros, si, pero...
Ese espantapájaros era Gray.
Me lo quedé mirando fijamente por un buen rato.
-"Pero, ¿Qué significa esto? Primero, la bruja buena del norte es Wendy y los aldeanos son Happy y Charle, y ahora me encuentro con un espantapájaros que es Gray....Esto no será obra de Juvia, ¿No?" -pensé.
De repente, el espantapájaros me guiñó un ojo, lo que hizo que me asustara.
-¡¿Pero, qué!? - grité dando un paso atrás.
-¡Ohayo! - dijo Gray sonriendo.
-Oh....a...yo.... -respondí examinandole
Era igual que el Gray que yo conocía, sólo que llevaba un sombrero de paja granjero y llevaba un jersey y un pantalón de lana verde. Plue también le examinaba escondido detrás de mis piernas.
-¿Co-cómo es que puedes hablar?- pregunté.
-No lo , ¡Pero siento haberte asustado! Es que estoy muy aburrido, me tienen aquí colgado de la mañana a la noche y nadie pasa por aquí. -respondió bufando.
Yo sentí una gran familiaridad cuando lo escuché hablar, ¡era como Gray! No me pude resistir y con una sonrisa le dije:
-¡Tranquilo, ahora te bajo!
Él se me quedó mirando con asombro y después sonrió. Yo saqué mi látigo y empezé a darle al mástil para qué se rompiera, y así se hizo. Después de esto, hize lo mismo con el otro palo sin intentar hacerle daño y le desaté las manos y los pies.
Cuando ya estaba libre se giró a mi y agradecido me dijo:
-¡Muchisimas gracias!...etto... ¿Cómo dices que te llamas?
-Lucy, Lucy Heartfilia -respondí sonriendo.- ¿Y ?
No quería que volviera a pasarme lo mismo que con Wendy, así que me hize la tonta.
-Gray el espantapájaros a tu servicio, mi lady. - dijo haciendo una reverencia.
Yo reí y Plue pareció despegarse de mis piernas al ver que era una cara conocida. Gray lo miró y preguntó:
-¿Y este bichito tan mono?
-Él es Plue, y es mi acompañante y más fiel amigo. -respondí.
-Valla...- dijo acariciándole la cabeza a Plue -¿Y a dónde os dirigiais? Por aquí no pasa nunca nadie..
-A la Ciudad Esmeralda a buscar al Gran Mago de Zô- volví a responder.
-A....¿A la Ciudad Esmeralda dices? -preguntó algo confuso rascándose la cabeza.
-¿Nunca has oído hablar sobre ella? - dije sorprendida.
-Pues no.. Bueno, mi cabeza está llena de paja y de cubitos de hielo, yo no tengo cerebro. - respondió riéndose y quitándose el sombrero a la vez que se señalaba la cabeza.
-¿Cubitos de hielo dices? ¿Y no se derriten? - dije tocándole la cabeza para comprobar si era cierto lo de los cubitos, y si, lo era.
-Pues, no. Me los puso una mujer de cabellos blancos para que no pasara tanta calor - dijo tocándome él mi cabeza (cosa que aún no comprendo)
-Ah...-dije con una gota tras la cabeza.
De repente se me ocurrió algo.
-¡Eh! -dije apartándole su mano de mi cabeza y cogiéndola.- ¿Porque no te vienes con nosotros a la ciudad esmeralda? ¡Estoy segura de que si le pides al gran mago de un cerebro, él te lo dará!
Gray se quedó mirándome y después de unos segundos  sonriente y apretándome más la mano me preguntó:
-¿Tú crees que si se lo pido, me dará uno de verdad?
Yo ví la esperanza en su rostro, así que asentí con la mayor sonrisa que me salió. Gray, que parecía entusiasmado, de un brinco se alejó unos pasos atrás.
-¡Por supuesto que iré! -respondió haciendo otra reverencia.
Yo volví a reír y retomamos nuestra aventura hacia la ciudad esmeralda.

Fairy Tail: El mago de ZôDonde viven las historias. Descúbrelo ahora